martes, 8 de julio de 2014

CLAUDIO FERMÍN, LA SALUD PÚBLICA EN EL PISO

Ese cotidiano y doloroso NO HAY cuando se buscan fármacos y reactivos, se extiende por igual a materiales y equipos indispensables para atender la salud de los venezolanos. Es la demostración del severo daño que la equivocada política económica del gobierno ha hecho a los programas de salud pública

Por varias décadas el paludismo fue erradicado de Venezuela. Su reaparición revela el abandono de políticas de saneamiento ambiental y de prevención de la salud en áreas rurales del país. Según el Boletín Epidemiológico del Ministerio para la Salud, de fecha 20 al 26 de abril de 2014, se habían registrado 24.958 casos de malaria en esos primeros cuatro meses del año.
La mayor incidencia de casos se presenta en el estado Bolívar con un total de 20.631 personas, siendo también alarmante los 3.564 casos registrados para esa fecha en el estado Amazonas.
El repunte de enfermedades endémicas como el dengue y la conjuntivitis nos obliga a reflexionar sobre la creciente contaminación ambiental por acumulación de toneladas de basuras en todas las ciudades del país, la gravedad de la expansión de zonas urbanas y rurales regadas por aguas negras y estancadas, en fin, el deterioro del medio ambiente con el que los venezolanos de hoy tenemos que convivir.
Súmese a ese cuadro que los casos de infección por VIH/Sida en niños y adolescentes entre los 10 y los 19 años de edad se incrementaron en 15,5% en relación con el año 2013. Ya se han confirmado, para el 24 de mayo, 90 jóvenes con el virus. Posiblemente se supere la cifra de 188 jóvenes que el pasado año contrajeron la enfermedad.
El abandono educativo, las deficientes políticas informativas y la negligencia en la protección del ambiente ponen la salud a riesgo.
El pésimo manejo de la economía, que ha llevado a escasez y desabastecimiento de productos, genera en el campo de la salud una situación grave. No se consiguen medicamentos. No hay anticonvulsivos, tampoco antiepilépticos. Los fármacos para tratamientos cardíacos escasean, al igual que los medicamentos para el tratamiento del Sida. Las mujeres tienen problemas para conseguir pastillas anticonceptivas y tratamientos vaginales.
Los enfermos del corazón se ven en dificultades porque no hay marcapasos. Tampoco válvulas cardíacas. Los “stents” desaparecieron del mercado, lo que impide la realización de angioplastias coronarias y al no poder realizarse estos tratamientos de ensanchamiento y despeje de las arterias del corazón, la probabilidad de ataques cardíacos se hace presente y, eventualmente, el aumento de las estadísticas de muertes por esa razón.
A los enfermos de cáncer no les va nada mejor. Escasea material de placas para los estudios de mamografía. No hay reactivos para la realización de gammagramas óseos, examen que permite constatar si el cáncer invadió los huesos, ni para hacer tomografías de contraste para conocer la morfología de riñones y vasos, datos todos ellos sin los cuales los médicos no pueden tomar las decisiones apropiadas.
Tampoco hay toxoide tetánico, con lo que aumenta el riesgo de infecciones por cortadas o heridas.
Ese cotidiano y doloroso NO HAY cuando se buscan fármacos y reactivos, se extiende por igual a materiales y equipos indispensables para atender la salud de los venezolanos. Es la demostración del severo daño que la equivocada política económica del gobierno ha hecho a los programas de salud pública.
No hay prótesis de caderas ni de rodillas. No hay agujas, sondas, pinzas, ni anestesia para extracciones y cirugías odontológicas. La escasez de risinas y acrílicos impide atender la demanda de prótesis dentales.
Los equipos de hemodinamia y ecos, deteriorados por años de uso, no han sido reemplazados. En el Hospital de Niños “J.M. de los Ríos” hace unos años el promedio era de 350 cateterismos al año. Este año 2014 van 8 (No leyó mal: ocho).
La cirugía laparoscópica se está dejando de hacer por falta de materiales como fuentes de luz y pinzas. Los cupos en unidades de cuidados intensivos están congelados/paralizados por falta de suministro de equipos nuevos. Las cirugías electivas han caído y en muchos hospitales y clínicas se atienden sólo emergencias.
El común de los venezolanos comprende que los desajustes de la economía, como consecuencia de graves errores frente a los cuales no hay propósito de enmienda, dañan no sólo los ingresos familiares, el empleo, la capacidad de consumo y de ahorro, sino que han arrastrado la salud a niveles dramáticos.
La rectificación de las desacertadas políticas de salud está íntimamente ligada a la corrección de entuertos en la política económica del país.
Una caprichosa política centralista ha dispuesto en los últimos años concentrar las cirugías cardiovasculares infantiles en un centro de salud, el “Cardiológico Infantil Latinoamericano”. El afán político de exhibir una nueva institución, e ignorar las creadas en otros gobiernos, ha generado cuellos de botella y perjudicado a miles de pacientes quienes no encuentran respuestas en la red hospitalaria del país. Del Cardiológico Infantil Latinoamericano dependen los demás hospitales en sus insumos, pero no les llegan. El Hospital de Niños “J.M. de los Ríos” no recibe materia prima para realizar operaciones desde hace dos años. Ningún hospital en el Oriente del país (Anzoátegui, Sucre, Monagas, Bolívar, Nueva Esparta, Delta Amacuro) ha sido dotado para hacer operaciones cardiovasculares infantiles. En el Hospital Universitario de Maracaibo no está operativa la Unidad de Cirugía Cardiovascular Infantil por falta de insumos y de personal desde el año 2004. Y el resultado: interminables colas de pacientes esperando por cirugías.

Claudio Fermin
claudioefm@gmail.com
@claudioefermin

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