Tomó notoriedad a través de los medios de comunicación al asumir su responsabilidad, la cual justificó por el descontento de gran parte de la población frente a las medidas económicas implantadas por el gobierno de Carlos Andrés Pérez, que fueran recomendadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), anunciadas y posteriormente aplicadas a los pocos días de haber tomado posesión.
El recorte en el gasto
público y la liberación de los precios de bienes y servicios, entre otros el de
la gasolina y el transporte público, fue el detonante que desató una ola de
protestas y saqueos el 27 de febrero de 1989 en Caracas y ciudades aledañas,
que se conoció como “el Caracazo”.
Pérez
y su gobierno nunca llegó a reponerse de esta revuelta, y tras la fallida
rebelión militar de Chávez, su caída se precipitó. El militar golpista fue
encarcelado y al día siguiente de la rebelión, el expresidentes Rafael Caldera,
parlamentario fundador de Copei y posteriormente de Convergencia, pronunció un
discurso en el Congreso Nacional en el que atacó a Pérez, justificando en
cierto modo el alzamiento militar. Esto fue el preludió de los subsiguiente
sucesos que finalmente llevó al Poder Legislativo a remover a Pérez de la
presidencia de la República el 2 de mayo de 1993, acusándolo de corrupción. La
caída de Pérez sirvió de trampolín a Caldera, quien fue elegido por segunda vez
Jefe de Estado para el período 1994-1998.
Chávez
pasó dos años en Yare, esperando juicio y durante ese tiempo disfrutó de sus
derechos contemplados en la Constitución y las leyes, primero en el Cuartel San
Carlos y luego en Yare donde recibía la visita de familiares y amigos, así como
todos los periódicos y revistas. En su celda disponía hasta de un televisor.
Este es el trato que recibió Chávez en la
que se denominó la IV República o en el Puntofijismo, en tanto que hoy en su
tan mentada revolución socialista del siglo XXI, Iván Simonovis, Leopoldo
López, Scarano, Ceballos, y otros tantos venezolanos purgan condena bajo las
más estrictas medidas de seguridad, privándoseles de todos sus derechos como la
visita de sus familiares y hasta han sido agredidos físicamente.
Esta es la
democracia participativa y social que tanto pregona el régimen y del que se
jacta el actual inquilino de Miraflores, quien sin empacho alguno hasta
anticipa las decisiones que debe aplicar el Tribunal Supremo de Justicia. A Chávez no se le privó absolutamente de nada hasta el
mismo momento en que Caldera decretó la
amnistía, tras un acuerdo político del gobierno que presidía, con sectores de
la izquierda como el MAS y el Partido Comunista de Venezuela, que
posteriormente lo apoyo en su gestión. Esta es la diferencia entre la
democracia puntofijista y el socialismo del siglo XXI
Caldera
ganó las elecciones presidenciales tras haberse separado de su partido Copei y
creado un partido con imagen populista, al que la gente comenzó a llamarle “el
chiripero”, con el que derrotó a los partidos tradicionales Acción Democrática
y Copei, los cuales se habían alternado el poder durante 35 años (1959-1994) y
habían perdido para entonces la mayor parte de su influencia en el panorama
político del país. La caída de los partidos tradicionales y el crecimiento del
movimiento popular como consecuencia del rechazo de las medidas políticas y
económicas aplicas en los años 90, dieron pie a que Chávez iniciara su propio
movimiento, al legalizar el (MVR), proveniente del insurgente MBR-200, con el
apoyo de veteranos de la política como Luis Miquelena, José Vicente Rangel y
otras personalidades que se apartaron
del llamado “puntofijismo”, y seis años después de su alzamiento vencería en
las elecciones presidenciales de 1998, siendo investido como Presidente de la
República el 2 de febrero de 1999 .
El
“por ahora” que caló hondo en el pueblo, sería la tarjeta de presentación de
Chávez, a lo largo de 14 años en los que
sus promesas electorales comenzaron a tener un tinte populista y demagógico.
Juró por el ser que le dio vida, que más nunca se verían niños en la calle; que
se reducirían los 32 Ministerios como política de austeridad ; acabar con la corrupción y que el pueblo
disfrutaría de una democracia sin exclusión social, en la que los sectores
populares tendrían representación en la toma de decisiones del gobierno; que
las libertades públicas y los derechos ciudadanos serían respetados como pauta
la ley; que no habría restricción alguna para la libertad de expresión y un sin
fin de promesas que jamás se cumplieron hasta el día en que pasó a mejor vida,
y que hoy su hijo putativo y heredero sigue
al pie de la letra, con el agravante de que en un año tiene al país al borde un
infinito abismo.
Maduro
y con él quienes militan en el PSUV han pisoteado la Constitución a su antojo,
con la paradoja de que quienes la
defendemos y respetamos seamos objeto de incalificables atropellos y se nos tilde de traidores de la patria,
apátridas, imperialistas, clasistas, burgueses y un sin de vulgares
calificativos que en sus monsergas diarias a través de los medios impresos y
televisión públicos, utiliza para descalificar, por el simple hecho de no respaldar
las desatinadas políticas públicas (¿), que desde su arribo al poder se han
constituido en el más brutal castigo que padecemos los venezolanos, obstinados
de los constantes desatinos, cuya política socialista – o mejor dicho comunista
como lo admitió Fidel Castro – no ha logrado generar nuevos elementos que
brinden bienestar colectivo, crecimiento económico y mejor calidad de vida, y
por el contrario ha causado una trágica situación económica, social y política,
jamás vista en el país.
Para
quienes detentan el poder: Jefatura de Estado, Asamblea Nacional y demás
instituciones secuestradas en nombre de la mentada revolución socialista, la
paranoia los conduce a extremos inusitados como la firme convicción de que son
perseguidos, perjudicados, traicionados, aludidos y espiados, por lo que en su
delirio amenazan, insultan, descalifican y asoman ilógicas argumentaciones y
extrañas interpretaciones de la realidad, que para ellos representan pruebas de
su verdad.
Olvidan
que la democracia se desvanece cuando se ejercita el poder de manera
autoritaria y cuando se restringen las libertades públicas, y que esta nación hija del único Libertador y
Padre de la Patria, Simón Bolívar, dentro de la Constitución y las leyes, es
rebelde cuando defiende su libertad, que es la consigna de los estudiantes,
amas de casa y compatriotas que a diario protestan en calles y avenidas de
todas las ciudades del país.
Carlos
E. Aguilera A.,
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro
fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
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