martes, 22 de julio de 2014

ÁNGELA DESIRÉE PALACIOS, ¡¡LLEGÓ EL NOVIO, LLEGÓ EL NOVIO!!

Cuando éramos una pavitas de 16/18 años y llegaba el noviecito a hacernos la visita diaria, mi  hermana o yo lo hacíamos saber con esa expresión ¡¡Llegó el novio!! Y salíamos raudas y veloces a terminar de arreglarnos, a vernos por enésima vez en el espejo y ensayar por última vez esa noche nuestra mejor sonrisa para que el enamorado nos viera bonitas y felices por su llegada.  Y así     -estoy segura- hacían muchas de nuestras amigas y también muchas de las lectoras de esta narrativa e igual sé, que estarán sonriendo con esos bonitos recuerdos de juventud.

ESPERANDO EL AGUA
De esto han pasado ya unas cuantas lunas, hoy en día soy madre de dos mujeres ya profesionales e independientes y en mi casa ahora se escucha la misma expresión ¡¡LLEGÓ EL NOVIO, LLEGÓ EL NOVIO!!  O cuando alguna de nosotras llega a casa la consabida pregunta ¿hay novio? ¿vino el novio?...Y esto se debe a que un día hablando con una vecina del terrible problema del racionamiento del agua ella me dijo “cuando llega el agua, uno sale corriendo como cuando era una chama y llegaba el novio a terminar de arreglarse”.  Sólo que ahora salimos voladas es a llenar los tobos y pipotes con el preciado líquido.  Sí señor, desde el mes de marzo en mi ciudad, Barquisimeto (y tengo entendido que igual pasa en otras ciudades de la República Bolivariana de Venezuela), estamos sin agua, primero dijeron que el nivel en los embalses era muy bajo por el largo verano, ya luego que las tuberías están dañadas, que hace 40 años no se les hace mantenimiento y así, la institución gubernamental encargada de esta área, ha dado unas cuantas explicaciones  y  cuando se ha ido a sus oficinas nos han dicho que tenemos que tener paciencia ¡paciencia! Ya casi 5 meses y el problema no se soluciona, si no que al contrario cada vez es peor, hemos llegado a estar hasta 4 días sin gota de agua y esto en la zona donde vivo; porque en otros sitios de la ciudad han pasado más tiempo.
El administrador del condominio de mi edificio, se ha convertido en todo un atleta  y ha adelgazado por tener que  subir y bajar escaleras –vive en el tercer piso y no tenemos ascensor-  3 veces al día para ver si ha llegado agua de la calle.  Eso aunado a que ha desarrollado de una manera extraordinaria el don de la paciencia,  ya que la mayoría de los vecinos llaman a su teléfono o tocan a su puerta varias veces al día con la pregunta del millón de dólares “Sr. Gustavo ¿tendremos agua?” y  por supuesto no falta el vecino afecto al oficialismo que le dice “no entiendo por qué no tenemos agua, creo que usted debe estar más pendiente” y por mucho que se le explique que NO ESTÁ LLEGANDO AGUA, QUE LA CIUDAD NO TIENE AGUA, QUE EL GOBIERNO SE HA TARDADO PARA ARREGLAR LAS TUBERÍAS, le refuta diciéndole “eso no es cierto, no está pasando nada, todo está bien” ¿¡¡!!?
¿Qué todo está bien? ¡Dios! ¿Dónde viven? ¿Qué no ven lo que pasa? No es sólo el agua, es la luz que se va hasta por 8 horas en muchos sitios, es la comida, son los productos de primera necesidad para nuestra higiene personal, para la limpieza de nuestros hogares, que desde el supermercado más grande hasta la bodeguita mas pequeña, pasando por un PDVAL, MERCAL o VENANCASA y preguntar si tienen tal o cual producto la respuesta es la misma NO HAY, NO HAY, NO HAY, y muchas veces esta contestación es después de haber hecho una cola de 2 o 4 horas…Esto lo escuchamos una y otra vez, es nuestro día a día y no hablemos de ir a una farmacia, simplemente no hay medicinas de ningún tipo; hay que llenarse de un gran estoicismo y no perder la calma para andarse por toda la ciudad con la esperanza de encontrar un medicamento, pues hasta unas simples pastillas para el dolor de cabeza cuesta Dios y su Santísima ayuda conseguir, y esto lo digo con todo conocimiento de causa ya que desde hace muchos años padezco de jaquecas y no puedo permitirme el lujo de no tener la medicina para ello.
Y así como me he convertido en una experta choferesa conocedora del más oculto rincón de mi ciudad para conseguir un litro de aceite, un pote de leche o un paquetico de harina para poder comer unas arepitas.  De igual forma, he tenido que  recorrer cuanto negocio hay para poder comprar a un precio razonable envases  de plástico para tener agua recogida.
Mi apartamento, el cual por años me he esmerado porque luzca bello y cuidado, es ahora un centro de acopio de pipotes y tobos y siendo que soy bastante quisquillosa con eso del orden y la limpieza, se imaginarán ustedes la arenilla con la que vivo en mis ojos, tratando en lo posible de tenerlos  ocultos del alcance de mi vista y por supuesto pidiéndole Al Altísimo que no me visiten, no sea que quiten el baño prestado y no tengamos agua y haya que hacer pasar al visitante por el desagradable momento de vaciar en el WC un tobo y que luego tenga que lavarse las manos con la poncherita que mantenemos sobre el gabinete del lavamanos. Y claro está, también le pido al Señor que no me lleguen huéspedes ¿se imaginan tener personas en casa por varios días y sin agua? ¡de terror!...Y que les digo de darse una ducha (cuando llega el agua) o bañarse a punta de cacerola, es la incomodidad en pasta, hay que estar tieso porque con el perolero en ese espacio es imposible moverse con holgura.
Me he preguntado si en la residencia Presidencial tienen este problema, o si la primera combatiente anda como yo de supermercado en supermercado, o si va a algún MERCAL y hace esas largas colas (cosa ésta que confieso no hago; no voy a mercales, ni pedevales ni nada que se le parezca) y no logro entender un comentario que leí hace poco escrito por un oficialista que dijo: “hacer colas para comprar alimentos, es de buen ciudadano” ; bueno, posiblemente sea que no soy tan lista como cree la gente, pero no logro ni entender ni adaptarme a eso y además no quiero. Me pregunto si la esposa del “Presidente”,  o las esposas de los Ministros (que son muchos y no me sé si no el nombre de unos dos) andan con las hijas del difunto comandante de negocio en negocio o de quincalla en quincalla buscando potes grandes para tener agua para cocinar, bañarse y limpiar la casa. ¿Se bañarán como me ha tocado y le ha tocado a tanta gente bañarse con un tobito?
La verdad verdadera, no me imagino a ninguna de ellas dando carreras de un baño a otro y de ahí a la cocina gritando alborozadas ¡¡LLEGÓ EL NOVIO, LLEGÓ EL NOVIO!!
Ángela Desirée Palacios
@A_Desiree18

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