«Dícese de una persona que transfiere a entelequias financieras o políticas su irresponsabilidad en funciones de gobierno, proclive a la cobardía y la ocultación y maquillaje de sus actos delictivos»
En
el curso de los primeros meses del Año 2014, cuando en Venezuela estuvieron «en
situación de progreso» las todavía impunes masacres de estudiantes y ciudadanos
que protestaban contra las infamias del gobierno nacional, hubo quienes -en
vano- solicitaron que los representantes de la hoy mercenaria Organización de
Estados Americanos (OEA) se reunieran con urgencia para que tratasen la
Barbarie Doctrinal protagonizada por el «prontuariado» al mando que se
autocalifica de «bolivariano».
La moción de esos preocupados señores y señoras
venezolanas fue cobardemente rechazada por la pútrida cúpula de esa ya
prescindible institución, a la cual anuncio que será abolida antes de la culminación
de esta década. La Vindicación asoma sus primeras espigas porque el nuestro es
un fértil valle donde jamás deja de llover.
Empero,
a mitad de este presuroso año, quienes gobiernan la República de Argentina
pidieron una «cháchara de emergencia» a sus hermanos rastacueros de la OEA para
que exijan algo insólito a los organismos financieros internacionales: el
congelamiento de sus «zamuras» exigencias de pago. Para «coludir» o pactar en
asuntos ilícitos. Lo fenomenológico es que hasta tienen razón al calificar a
sus acreedores como «buitres», y lo digo porque las reservas monetarias de ese
país (cuyos jerarcas semejan a los infinitamente corrompidos de nuestra
depauperada Venezuela) expelen un hedor propio de animal muerto.
Argentina
está presa de sátrapas con flux, charreteras y faldas que integran lo que hace
varios años denominé la «Transnacional del Crimen Político Organizado» (TCPO).
Eso es público y notorio entre «partes» y «parques de armas», tienen actas
originales de nacimiento con profusión y soberbia difundidas mediante
«tribulaciones de medios de comunicación internacionales». Conforman los
«Comités del Reparto, Brindis y Fotografías para la Propaganda del Poli-buró
Vandálico-Petrolero del Siglo XXI».
Percibo
cinismo en el histriónico llanto de los rastacueros morosos en la OEA, que bien
saben cómo exhibirse de ese modo: lo son, un enjambre de cínicos. Los
gobernantes de Argentina, Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Colombia
destacan por sus inútiles gastos en la compra de pertrechos o chatarras de
guerra. En «proselitismo», «mercenarios», «suntuosidad» y «parrandas de
cumbres» que no de naciones sino de mandatarios y diplomáticos aberrados.
Enriquecen a sus «perros de las guerras» (mascotas preferidas), desatienden las
necesidades de sus gobernados, se roban el tesoro de sus patrias y luego
convocan «chácharas de emergencia» para transferirle sus culpas a quienes les
prestan legítimamente dinero.
Alberto
Jiménez Ure
jimenezure@hotmail.com
@jurescritor
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