Faltan pocos días
para que se abra el escenario del Mundial de Futbol 2014, nueva oportunidad
para los aficionados y entusiastas agregados, desbordando alegría y emoción
durante todo un mes. En todo ese tiempo la curva “peligrosa” en la crisis
política-económica y social se agudizará, puesto que es un momento para
escaramuzas y aumento de la inseguridad, aprovechando los hampones para cometer
todo tipo de fechorías, mientras otros se divierten.
Es igualmente el
espacio apropiado para que en esa fiebre deportiva, los venezolanos amanezcamos
con más de un problema, por las patadas de ahogados que está dando el régimen
para mantenerse en el poder. Fuentes castrenses advierten tener cuidado con el
árbitro porque en cualquier momento vuelven a meter otro golazo de miseria, con
una patada cercana al aumento de la gasolina. Pese a que lo diluyen en una
“consulta con el pueblo”, el aumento va y así el combo de los gallos pintados,
se va a oxigenar con más dinero para atesorar sus arcas personales y mantener a
medio flote la nave venezolana, la cual se encuentra sin salvavidas y en un
ángulo negativo para terminar de hundirse.
De tal modo que las
denuncias de autodefensas continuarán, como las del magnicidio y golpe de
estado, que lejos de alarmar a la población, ocasionó carcajadas a mandíbula
batiente, porque es mucho lo que hay que trajinar para medio comer en este
país, como para detenerse en una comiquita de una simpleza que produjo un
estruendoso lamento “¿Otra vez?”. De hecho, el magnicidio y golpe de estado lo
vienen sufriendo 30 millones de venezolanos, muy unidos, porque rojos y
transparentes sienten el peso de la mala jugada del régimen en materia
económica y social. Hace rato al partido le correspondió un penalti.
En el perverso juego
de futbol venezolano estamos observando las malas jugadas de los que se
creyeron capaces de mantener la copa del mundial, pero por excesos y desgastes
han sido sancionados por un árbitro comprado, lo que produjo una tarjeta
amarilla simulada. El partido ha continuado, se repiten las conductas
inapropiadas y se infringen las reglas del juego. No se ha detenido la conducta
violenta, emplear palabras groseras, causas concretas para aplicar a cada
jugador tarjeta roja y finalmente quedar expulsados del país.
Ha sido un juego muy
largo, se ha jugado posiciones adelantadas y no se han respetado las normas, lo
que produce desánimo y agotamiento de los fanáticos que están considerando un
equipo de relevo, asqueados de tantos sinsabores. El actual equipo no puede ser
eterno y ha salido trasquilado la mayoría de las veces, por lo que es el
momento de equipar una nueva plantilla con nombres que enganchen a los
aficionados. El precio hay que pagarlo.
Susana
Morffe
susana.morffe@gmail.com
@susanamorffe
www.desdelaisla.hazblog.com
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