Este, el de Maduro, es de lo peorcito
que hemos tenido como gobierno en doscientos años de vida republicana,
ineficiente y corrupto como pocos, además de mostrarse cada vez más y con gran
prisa como dictadura, violadora de derechos humanos y opresora de voces
disidentes. Pedir cambio es lo mínimo que podemos hacer; protestar en la calle
es hacer uso de un medio lícito de lucha; proclamar que no cesaremos hasta que
se retome la legalidad es nuestra obligación ciudadana y constitucional. Aquí
estamos, de frente contra los atropellos del dictador, combatiendo un gobierno
de comiquitas que sería para reír, si con él no se nos fuera la vida.
El
desabastecimiento no es de extrañar, después que el gobierno controla
plenamente la economía como le viene en gana, dispone de los dólares para la
importación de insumos y productos terminados, establece los precios, aprueba
leyes que asfixian las gallinas de los huevos de oro, e incluso dispone de la
distribución de la cada vez más insuficiente producción nacional. El
desabastecimiento es fruto del estatismo y del centralismo, de la ineficiencia
y la corrupción, y nos obliga a sufrir un desabastecimiento como el que padecen
los pueblos en tiempos de guerra. No es exageración, esta lavativa no tiene
precedentes en el país, falta de todo.
“Caracas
es la ciudad más cara del mundo para los expatriados”, habiendo saltado del
puesto 32 a ocupar el primer lugar que detentaba Oslo. Os lo puedo asegurar, si
bien Caracas resulta la urbe más cara del mundo para los expatriados, para los
que vivimos en nuestra patria la inflación también se nos hace agobiante, el
salario no alcanza pa’un carrizo. En el último año la devaluación, según las
cifras maquilladas del Banco Central, supera el 60 %, si bien el bolsillo me
dice que eso es mentira, que la inflación es mayor porque lo que me costaba 100
el año pasado, hoy me cuesta más de 160.
El
gobierno de comiquitas ya nos lleva al asesinato número 200 mil, contados a
partir del inicio del régimen. Hemos visto sucederse anuncios, con bombos y
platillos, de diecinueve planes de seguridad, siendo así que la situación es
cada vez más insegura, cada plan genera más delitos. Uno podría añorar hoy la
Policía Metropolitana en el área de Caracas, ya que la Policía Nacional ha
llegado a niveles de corrupción y podredumbre, que tener cerca a un P.N. es
estar al lado del crimen. Asumo la responsabilidad de lo que afirmo, no puedo
decir que en la P.N. hay unos cuantos corruptos y que la mayoría son agentes
eficientes, porque tengo la convicción de que esa mayoría está metida en la
matraca y en delitos mayores, participando en atracos y otros crímenes. Por
supuesto que hay algunas excepciones, son frutas frescas en medio de la
descomposición putrefacta. De la Guardia Nacional, “el honor ni se divisa”,
mientras que las policías científica y política, el CICPC y el SEBÍN, están muy
lejos de ser lo que podría uno desear para sentirse protegido.
Este
gobierno de comiquitas lo que sabe es reprimir, acallar la disidencia,
manipular cifras e inventar magnicidios, sin que aparezca el muerto ni las
pruebas del delito frustrado. Este gobierno de comiquitas debe cesar, o vamos a
llorar. Si lo dejamos avanzar por el camino que transita, se nos va la vida con
él.
Paciano
Padrón
E-Mail:
pacianopadron@gmail.com
Twitter:
@padronpaciano
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