La
declaración de guerra de Giordani al triunvirato (Maduro, Diosdado y Ramírez)
que gobierna en representación de la tiranía cubana y sus multimillonarios
socios internacionales no debería extrañar en un régimen en descomposición que
se acerca a una implosión indetenible, como consecuencia no solo de una debacle
putrefacta pocas veces vista en la historia contemporánea universal, sino de
una oposición colaboracionista, que tarde o temprano también será juzgada por quienes sufrimos las
graves e irreversibles consecuencias de la dictadura y que sabemos
perfectamente quiénes son los que cohonestan al régimen.
El
capítulo Giordani es en importancia el siguiente paso después de que el agente
cubano confeso, ex superstar de VTV, Mario Silva, prendiera el ventilador para
acusar a diferentes grupos de poder que se reparten el botín de la mermada
producción petrolera venezolana. Giordani, al igual que Maduro y la pila de
trasnochados que deambulaban por la cuarta república viendo a cuál árbol
político se arrimaban, jamás imaginó que lograría manejar –y dilapidar– una
fortuna, decenas de veces superior al presupuesto de media Suramérica, o el
equivalente a la reconstrucción de los Emiratos Árabes, cima de la vanguardia
del petrodesarrollo en los últimos 20 años.
Probablemente,
Giordani y Maduro coincidieron en la cola para llevarle café al preso VIP de
Yare, Hugo Chávez, y ahí, entre ignorantes y resentidos, se fraguó toda la
pesadilla que en menos de cuatro lustros convirtió a Venezuela en una especie
de planeta de los simios del siglo XXI. Una involución veloz jamás vista en
sociedad petrolera alguna, peor aun que el atraso que representaron los
ayatolás en el Irán de los ochenta.
El
zar atornillado
Con
la salida de Giordani, Rafael Ramírez se crece como el zar petrolero del
hemisferio occidental y principal operador de los desembolsos de colocaciones
en divisas, de la emisión milmillonaria de bonos de Pdvsa y préstamos
criminales que ahogan a la república, así como la asignación de centenares de
negocios petroleros inauditables, que han hecho de su entorno el grupo de
multimillonarios exprés más inmoral de América. El ejemplo más cercano es el de
un primo, conocido por sus excentricidades como el “Sr. Petrus”, un hazmerreír
internacional de la tragicomedia de los nuevos ricos venezolanos, protagonistas
inequívocos de las corruptelas nefastas a las que hace referencia el exministro
en su carta de despecho y confesión descarada.
No
solo Giordani estaba en la mira de Maduro, hace unos cuantos meses, consciente de su precaria situación
política, intentó infructuosamente hacer renunciar a Rafael Ramírez y eliminar
ese gran polo de poder, nefasto para su impredecible gestión. El sustituto,
venido de Houston, listo y avisado, llegó hasta la antesala del despacho
presidencial a punto de ser designado. En la alta gerencia de Pdvsa daban por
descontado la salida del zar, pero este, al mejor estilo Corleone, se comunicó
con los principales acreedores de la incalculable deuda venezolana y le indicó
a Maduro que con su salida quedaría acéfala la negociación para el desembolso
de más deuda, además de los negocios con chinos, rusos y organismos
multilaterales. Como era de esperar, Maduro se chorreó dándole la razón a
Giordani, que en su encíclica escribiera que hay “una presidencia que no
transmite liderazgo” y existe “una clara sensación de vacío de poder”.
Agenda
oculta
Ante
empresarios internacionales, en Londres, Rafael Ramírez aceptó por primera vez
la grave crisis del país y anunció la próxima unificación del tipo de cambio.
Fuentes de inteligencia señalan que esa visita de Ramírez tuvo una agenda
oculta: la venta de Citgo. La noticia corrió con cautela desde el mismísimo
imperio británico. Sería una medida desesperada para paliar la crisis general,
evitar un desenlace con estallido social y obtener ingresos de al menos 10.000
millones de dólares, aun cuando los conocedores calculan el valor de Citgo en
50 mil millones de dólares.
De
confirmarse la noticia, el esfuerzo de Venezuela en el pasado por controlar las
refinerías más importantes y específicas para nuestro crudo en Estados Unidos y
Europa (Veba Oil) será dilapidado por los “revolucionarios”. Lo más trágico es
que no existe un contrapeso político opositor que le ponga freno. Al ser Citgo
una empresa americana que reporta públicamente, probablemente requerirá de la
aprobación de la Comisión de Energía del gobierno de Estados Unidos. Y aunque
el negocio es una oportunidad de oro para las grandes corporaciones petroleras
que desearían comprar Citgo a precio de gallina flaca, la imagen de corruptela
que rodea a Pdvsa y al país recomienda mucha cautela a los posibles inversores.
Tic
tac
La
presidente argentina ha pedido ayuda a Nicolás Maduro para pagar la deuda que
tiene con los llamados “bonos buitres”. Tal como hizo Chávez en su momento, que
ayudó a su pana Kirchner con la compra de los bonos argentinos, Maduro trata de
salvar a Cristina con los 1.500 millones de dólares que le hacen falta, para
que el default no le cueste la presidencia. Raúl Castro ya fue consultado.
Marianella
Salazar
marianellasalazar@cantv.net
@AliasMalula
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