La industria automotriz china no es una buena
muestra de que la economía del gigante se pueda estar debilitando. En el año
que terminó el 30 de mayo, los reportes del sector señalan que fueron vendidas
1,9 millones de unidades para el
transporte de pasajeros, lo que representa un 8,5% de incremento sobre las
ventas del año precedente.
La realidad es que ese es un mercado
particularmente dinámico por la competencia que las empresas extranjeras le han
inoculado y la habilidad de las técnicas de mercadeo que las grandes
transnacionales han implementado en suelo chino. Aun con la lucha a puñal que
se libra dentro de las fronteras chinas entre las empresas nacionales y las
transnacionales del automóvil, los grupos domésticos pudieron poner a crecer
sus números en un sólido 5,4%.
En términos de marcas, la voz cantante la llevan
los autos fabricados por empresas mixtas
con capital extranjero. Los vehículos
más demandados del mercado doméstico BYD
y Chang’an vendieron cada una 500,000 carros en el 2013 mientras que las marcas
líderes extranjeras- Focus de Ford , el Santana y el Lavida de Wolkswagen -
alcanzaron cada una el medio millón de unidades, pero en el primer trimestre de
este año.
Las cuentas que se manejan en el sector aseguran
que la sumatoria de todos los modelos chinos que se ponen en circulación es inferior a dos quintas partes del total de
un mercado de 18 millones de vehículos, siendo el restante 60% de los carros provisto por las empresas extranjeras
asociadas con inversionistas locales.
Para las autoridades, la constatación de la
fortaleza que las empresas mixtas extranjeras han adquirido dentro del mercado
más grande del mundo es motivo de preocupación y de admiración. Nunca pensaron
los jerarcas económicos que cuando decidieron estimular la inversión extranjera
en el sector automotriz, poniéndoles,
sin embargo, una camisa de fuerza en la
obligación de asociarse con un jugador
local, estarían promoviendo el debilitamiento de su propia industria.
Quizá no midieron la manera en que la clase media
china vería disparado su poder de compra, mientras las grandes marcas mundiales
si lo anticipaban y hacían un objetivo de conseguir una mayor tajada de ese
mercado en explosión. Ahora éstas se han engolosinado y no es para menos: De
suelo chino provinieron 35% de las ventas de GM y 31% de las ventas de
Volkswagen.
Es así como ambas en este momento impulsan una
reformulación de la ley para poder incrementar sus participaciones- inferiores
en ambos casos a 50%- en las empresas mixtas que producen sus vehículos.
Pero se han encontrado al sector oficial de frente.
Esos, alarmados por la altísima preferencia ganada por los fabricantes de
afuera se han dedicado a investigar este sector industrial y las empresas que
allí se desempeñan para descubrir el detonante de tal éxito comercial. No con
la idea de combatirlo… sino de copiarlo. Lo que se está preparando a instancias
del Partido Comunista no es una normativa que se lo ponga más fácil ni más
difícil a los foráneos sino una que
asegure la incorporación de valor chino en las nuevas unidades y una eficiente
transferencia de tecnología.
Algo hace pensar que el viejo adagio “si no puedes combatirlos, únete a ellos(*)”,
también tiene un equivalente en chino.
(*) “If
you can’t beat them, join them”
Beatriz
De Majo
bdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo
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