sábado, 7 de junio de 2014

JOSE JOAQUIN URDANETA CASTRO, MADURO NO ES CHAVEZ

La nación venezolana vive horas aciagas en todo el territorio nacional. El extinto dictador Juan Vicente Gómez decía: “Venezuela es un cuero seco, se aplasta por un lado y se levanta por el otro”. Según los acontecimientos ocurridos en los últimos tres meses afirmamos que somos eso, un cuero seco, una nación inviable. Hay demasiadas razones para protestar eternamente.

Sin paz, ni derechos, sin alimentos ni productos de primera necesidad, sin seguridad ciudadana, con la economía en ruinas, en parte debido al sistema económico que se pretende imponer a los más pendejos y a las incontables ayudas a otros países, mejor dicho “fiesta en la calle y tristeza en la casa”, y sin democracia  es imposible el futuro de nuestra república.

Maduro no es Chávez, “No puede con el coroto”, dirían los caraqueños, la revolución va por el mismo camino que un avión cuándo se le apagan los motores. Su futuro es incierto y predecible. Escasea la seguridad, la autodeterminación, pero abunda una verdad demasiado evidente para esconderla o cambiarla con los medios de comunicación, la verdad es que sin Chávez, ninguno de sus herederos tiene capacidad para gobernar a Venezuela, una cosa es presidirla y otra es gobernarla.

El otro primer actor de nuestra tragedia venezolana es Diosdado Cabello, tampoco tiene la estatura de Chávez, su filosofía del odio cómo factor de lucha le funcionó en su momento al Che Guevara, sin titubeos  podemos diferenciar la capacidad intelectual entre los dos, la utilización del odio en la política venezolana desdice de la calidad humana del personaje en ciernes por la abundancia de profundos complejos, carencias y resentimientos, como decía Juan Pablo Pérez Alfonzo: “Sus frustraciones y odios son cadenas invisibles que los mantienen atados a los tiempos de la esclavitud”.

Hay escasez de todo, empezando por la gobernabilidad, escasean los alimentos pero abunda la hipocrecía y la corrupción, típico en una sociedad en decadencia, como decía José Rafael Pocaterra en la década del 20 del siglo pasado. El gobierno aspira atomizar institucionalmente la corrupción buscando la complicidad y la incondicionalidad del pueblo organizado en los consejos comunales, su ambición no es gobernar, es mantenerse indefinidamente en el poder.

Está demostrado que la mayor escasez en el sistema político venezolano es la ausencia de liderazgos carismáticos con visión de estado que motiven al principal elector del sistema democrático, el venezolano común, por eso ha permanecido el régimen a fuerza de fuerza y actos oscuros que han cocinado en las sombras del misterio.
Todas las decisiones políticas obedecen a los intereses nunca a los principios de cada sector. Los sectores populares cobran completo y sin descuento los errores de los gobiernos, porque el impuesto que más golpea al pueblo es la inflación junto a su cómplice la devaluación, recordemos que en el año 1.998 el dólar valía 450 Bs y en el 2.014 vale 50.000 Bs de los buenos, el bolívar fuerte murió al nacer, con las últimas decisiones en materia económica los sueldos quedaron en un sótano y los precios en un pent-house.

El poder es efímero y la justicia históricamente  ha cobrado sus errores, en estos momentos la represión y la verdad deformada y encubierta pareciera haber opacado la intensidad de las protestas, recuerdo perfectamente el día que Chávez dijo parafraseando a Bolívar : “maldito el soldado que levanta las armas contra su pueblo”, prohibiendo el uso de las armas militares contra las protestas, acción que en los últimos meses ha estado muy lejos de la manera que Chávez veía el accionar político a pesar de su origen militar. Ahora el Estado omnipotente aplasta sin misericordia al pueblo representado dignamente en sus estudiantes.

La revolución va camino a caer en barricada, sin motores y sin piloto, algunos voceros del gobierno denuncian un plan conspirativo que al parecer va en cámara lenta, sin factor sorpresa elemento fundamental para los golpes de estado en toda la historia de la humanidad. Por eso es imperdonable el uso de la fuerza militar contra una población civil que está del lado correcto de la historia solamente armada con el poder de la razón.

Por eso repetimos que Maduro no es Chávez, por eso hay ahora tantos voceros, todos opinan, abunda la improvisación, todo es por ensayo y error, unos voceros son más radicales, otros más locos, inclusive al Municipio Libertador le salió dueño de todos los espacios públicos, “paranoia hasta para exportar”, diría Domingo Alberto Rangel, pero ninguno es Chávez, escasea la visión de estado.

Crearon un Alto Mando Político; un régimen de caciques con estertores agónicos, un adefesio, mejor dicho veinte para sustituir al extinto líder, veinte líderes oficialistas con aspiraciones presidenciales todos, pseudolíderes que con sus voces altisonantes muestran claramente su mediocridad y su capacidad de dirigir sin rumbo el país, , “un nido de alacranes”, decimos recordando al General Müller Rojas.

La crisis que engendró Chávez con su revolución bolivariana para crear el Socialismo del Siglo XXI, tiene metástasis, el colapso económico es indetenible, sus bases están podridas porque sus herederos no han sido ni serán capaces de sostenerlas, cómo decimos los venezolanos “es mucho camisón pa´petra” o “este no calza los zapatos del difunto” ninguno alcanza el liderazgo del extinto presidente, que mantenía el país en mucho mejores condiciones que en la actualidad.

La historia a través de los tiempos ha demostrado que cuándo un pueblo se levanta con las banderas de Justicia y Libertad rescata sus derechos, no hay opresión por muy intensa que sea, que lo detenga en sus objetivos. Según los últimos acontecimientos es notorio, público y comunicacional que la crisis los rebasó, que el pueblo libre venezolano seguirá en la calle reclamando Justicia y Libertad cómo Fuenteovejuna ante los abusos del gobernante.

Decía el santo Juan Pablo II, “Los comunistas con sus actitudes y discursos llenos de un odio que les brota de los intestinos, terminarán destruyéndose entre ellos mismos”. Ese es el futuro de la Revolución Bolivariana, solo falta el avance indetenible del tiempo. Requiescant in Pace.

Jose Joaquin Urdaneta Castro
josejoaquinurdanetacastro@yahoo.es
@josejurdaneta

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