Ustedes
se imaginan a Nicolás, asomado a media noche en el Balcón del Pueblo, en
pijamas, restregándose los ojos para poder darle crédito a lo que está viendo y
oyendo: Giordani y Navarro -ataviados como charros mexicanos, guitarrones en
mano, cantando a dúo y a todo gañote, dándole tremenda serenata:
"Cuando
recibas esta carta sin razón/Maaaduro/Ya sabrás que entre nosotros todo
terminó.
Si
no la des en recebida por traición/Maaaduuuro/Te devuelvo tu palabra/Te la
vuelvo sin usarla/ Y que conste en esta carta que acabamos de un jalón.
No
me escrebites/Y mis cartas anteriores no sé sí las recebites/Tú me olvidates/ Y
mataron mis amores el silencio que les dites.
A
ver si a ésta sí le das contestación/Maaaduuuro/Del amor pa' que te escribo/Y
aquí queda como amigo/Tu afectísimo y atento y muy seguro servidor.
Cuando
recibas esta carta sin razón/Maaaduuuuro/Ya sabrás que entre nosotros todo
terminó.
Si
no la des en recebida por traición/Maaaduuuro/Te devuelvo tu palabra/Te la
vuelvo sin usarla/Y que conste en esta carta que acabamos de un jalón.
No
me escrebites/Y mis cartas anteriores no sé sí las recebites/Tú me olvidates/ Y
mataron mis amores el silencio que les dites.
A
ver si a ésta sí le das contestación/Maaaduuuro/Del amor pa' que te escribo/Y
aquí queda como amigo/Tu afectísimo y atento y muy seguro servidor".
La
canción de Pedro Infante fue la primera que me vino a la mente después de leer
sendas cartas. ¡Ah, los políticos! Nos vieron cara de (...). Ahora resulta que
Giordani, el padre de la debacle económica que vivimos, escribe para lavar sus
culpas. Para, quizá, atribuírselas a otros y decir que desde hace años venía
alertando sobre corrupción y esas otras cosillas que ahora, cuando ya no está
en el Gabinete porque Maduro lo sacó, parecen adquirir otro nivel de
importancia. Y Navarro lo apoya y también redacta su cartica, consciente de que
el papel aguanta todo. Hasta las más burdas mentiras, crueles verdades y
arrepentimientos.
Son muchas las lecturas e interpretaciones que se le pudieran dar a la esquela de Giordani; que, por cierto, no sé si ustedes coincidirán conmigo, no hay nada más cursi que despedirse con una epístola. No sé si será una práctica comunista histórica que los más recalcitrantes representantes de esta corriente ideológica utilizan. Pero, hablando del personaje en cuestión, recuerdo que la suerte me proporcionó la posibilidad de entrevistarlo un par de veces. Y una de las cosas que más llamó mi atención fue que se descomponía, se volvía un etcétera, cuando se le tocaba el tema de la fuga de capitales. Nunca supo explicar el fenómeno. Y los empresarios hicieron lo que era de esperarse ante semejante escenario: no invertir más en el país.
El
contenido de la carta encierra una gran lucha intestina dentro del poder
político del chavismo; pero, con repercusión en lo económico. Cuando Chávez
vivía lograba controlar los arrebatos de locura comunista exacerbada. Y era el
propio Chávez quien terminaba decidiendo y comunicando lo que se haría. La
carta de Giordani plantea la existencia de
una especie de polit bureau, como había en la antigua URSS; solo que, a
diferencia de aquella, las decisiones no se toman de forman consensuada, sino
cada quien dice, en el escenario que se le ocurra, su determinación. Un ejemplo
de esto fue cuando Rafael Ramírez anunció la convergencia cambiaria donde le
dio la gana, fuera de Venezuela y con supuestos inversionistas. Eso, por
supuesto, no lo consultó con Nicolás Maduro.
La
carencia absoluta de liderazgo en el Gobierno es evidente. Entonces: ¿quién
toma las decisiones en materia cambiaria? ¿Quién controla Pdvsa y al BCV?
¿Quién audita el gasto público que repercute en el manejo político? Maduro,
gasta, gasta y gasta ¿y quién audita eso? Estamos, posiblemente, frente al caso
generalizado más grande de corrupción en la historia política del país. Tan es
así que, hasta la contralora encargada de la República, Adelina González, acaba
de soltar detallazos que uno no sabe si también forman parte de una probable
despedida: "la tragedia nos arropará si no actuamos contra la
corrupción". Incluso llegó a decir que la carta de Giordani es "una
reflexión con tristeza por todo lo que no se pudo hacer". ¿En 15 años? ¡Tiempo
de sobra fue lo que tuvo Giordani!
Para
colmo de males, no deberíamos descartar que vengan más cartas que, para lo que
están sirviendo, es para seguir
corriendo la arruga. La misiva de Navarro es para respaldar a su socio
ideológico; pero, exige investigar a la extinta Cadivi. Lo insólito es que le
pide a Maduro que se comporte como un estadista. ¿Cómo le puede pedir eso?
¿Acaso no recuerda cuáles son los atributos que debe ostentar un estadista?
Navarro acusa que Maduro despreció las propuestas de Giordani. Y no acepta que cataloguen a su amigo de
traidor.
Falta la carta de Maduro, porque lo cortés es responderlas. ¿Cuándo escribes la tuya, Nicolás?
José
Domingo Blanco (Mingo)
mingo.blanco@gmail.com
@mingo_1
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