Estamos a horas de que se inicie una
nueva edición de la Copa del Mundo de fútbol, la número 20, acontecimiento que
cada cuatro años inexorablemente atrapa la atención de cientos de millones de
almas alrededor del planeta y mueve miles de millones de dólares.
Una vez más,
cuan modernos flautistas de Hamelín, las banderas y los himnos nacionales
—inventos gubernamentales que junto a muchas causas religiosas han provocado
más muertes que todas las catástrofes naturales juntas— aglutinarán detrás suyo
a enfervorizados simpatizantes.
Nuevamente, como acontece también
durante los juegos olímpicos y otros certámenes, los nombres propios cederán en
relevancia ante la nacionalidad.
Ya no es fulano o mengano quien obtuvo tal
medalla o realizó tal magnifica gambeta, sino el país “A” quien supera en el
medallero a “B” o el país “J” quien encabeza el Grupo “X”. Al igual que en los
sistemas colectivistas que cuando ponen en acción su ingeniería social
indefectiblemente el “nosotros” viene a sustituir al vilipendiado “yo” ante
cada proyecto público que se pretende implementar, durante estas gestas
deportivas vemos también como la primera persona del plural lo avasalla todo.
“Ganamos”, “perdimos”, “vamos bien”, “goleamos”, etc. son algunas expresiones
mediante las cuales muchos individuos suelen actuar sin moverse del sofá.
No es la intención criticar aquí a la
saludable y recomendable práctica de un deporte como el fútbol, sino a lo peor
de ese primitivo sentimiento nacionalista y tribal que, siempre latente, suele
aflorar ante conflictos bélicos o eventos como el de marras.
Parecería que estamos ante una guerra
a ser librada por 32 naciones, de las cuales solamente una de ellas saldrá
airosa. Los disparos de mortero o los misiles son reemplazados por tiros de
emboquillada, penales y goles “olímpicos” y las trincheras por barreras
humanas, pero la noción subyacente es siempre la misma: Se trata de otro país,
de gente distinta, con otro aspecto, idioma y costumbres, en definitiva de un
enemigo.
Es exactamente el mismo principio por
el cual, en otros planos, se alzan muros fronterizos y se exigen pasaportes, se
establecen barreras comerciales y aranceles, y por el cual se habla de balanza
comercial solamente cuando los bienes pasan a través de una aduana y no cuando
cruzan de vereda en un mismo barrio.
Ni siquiera resulta válido el
argumento de que al tener cada región sus estilos y características propias de
juego, cabe entonces emplear la metáfora del país como jugador. ¿A qué estilo
nacional se refieren?
En Brasil 2014, casi la mitad de las
selecciones estarán dirigidas por extranjeros. De los 32 países participantes
en el certamen, 14 equipos (43%) están entrenados por técnicos de otro origen.
Colombia y Chile cuentan con técnicos argentinos; los equipos de Honduras, Ecuador
y Costa Rica son dirigidos por colombianos; Costa de Marfil y Túnez por
franceses; Estados Unidos, Suiza, Croacia y Camerún por alemanes; Rusia y Japón
por italianos; Grecia está a cargo de un portugués; Irán de un oriundo de Mozambique; Costa de Marfil de un francés y
finalmente el conjunto de Argelia será dirigido por un nacido en Bosnia.
¿Qué será más relevante al momento en
que cada uno de ellos imparta sus directivas, el lugar de residencia actual o
el que consta en su certificado de nacimiento?
Asimismo, cabe destacar la
circunstancia de que el grueso de los jugadores oriundos de las regiones en
desarrollo está disperso en su gran mayoría por equipos europeos. El 76% de los
futbolistas que participarán de Brasil 2014 se desempeñan en equipos de Europa
y hay casos como el de los planteles de
Bosnia, Costa de Marfil, Ghana y Uruguay en los que solo el 4,3% —es decir, uno
de sus 23 integrantes— militan en clubes de la nación a la que representan. En
Brasil 2014, estarán representadas un total de 52 ligas nacionales,
destacándose la inglesa ya que de los 736 jugadores, 114 (15,4%) juegan en la
Premier League o en alguna de sus categorías inferiores. Le siguen Alemania e
Italia, con el 81 y 78, respectivamente.
Tampoco la intersección de específicos
paralelos y meridianos en el lugar de nacimiento de los propios participantes
implica una estrecha relación con el terruño al que representan. Apellidos como
González, Guzan, Altidore, Rimando, Yedlin, Diskerud, Zusi o Wondolowski no
parecerían haber sido compartidos por alguien en la lista de los pasajeros que
arribaron al Cabo Cod en Massachusetts abordo del Mayflower en 1620, y no
obstante los mismos corresponden a integrantes del plantel de los Estados
Unidos, dirigido técnicamente por el germano Jurgen Klinsmann. Tampoco Massimo
Luongo suena como perteneciente a la Mancomunidad Británica de Naciones o
Commonwealth y, sin embargo, jugará en
el medio campo del equipo de Australia.
Tenemos también el caso de aquellos
jugadores que nacieron en un país pero que terminan jugando en otro diferente
dado que no son poco frecuentes las nacionalizaciones apresuradas antes de
algún torneo de esta envergadura para lograr así que determinado jugador
represente a un país en particular. A modo de ejemplo podemos citar a Pepe, nacido en Brasil pero que juega con el
seleccionado de Portugal; Diego Costa, también brasilero, quien se nacionalizó
español y jugará con este país; Fernando Muslera, el arquero de Uruguay, que
nació en Argentina y Kevin Prince Boateng que es alemán, pero jugará para
Ghana.
En alguna ocasión he atestiguado
personalmente la angustia de aquel inmigrante que frente al televisor, en
ocasión de enfrentarse el conjunto de su país de origen con el de su tierra
adoptiva, sentía que la circunstancia de alentar a viva voz frente a
familiares, amigos y vecinos a uno u otro equipo se asemejaba a tomar las armas
a favor de uno de ellos durante una conflagración y a un acto equivalente a la
más abierta traición.
Tampoco han sido ajenos a este fervor
patriotero los gobiernos que, cuan si se tratasen de brigadas de mercenarios,
en ocasiones ofrecen suculentos premios y prebendas a los integrantes de su
conjunto nacional para motivarlos a lograr algún progreso deportivo. Esto para
no mencionar el uso y la manipulación que políticos inescrupulosos de distintos
países suelen hacer frente a esta clase de eventos a efectos de procurar que su
inoperancia y corrupción queden tras la neblina de algún logro deportivo.
Así como un mundo libre de trabas al
comercio y de distorsiones cambiarias artificiales, tendería a tener un solo
precio para un mismo producto, con el paso del tiempo el mercado del fútbol se
ha ido nivelando espontánea y libremente y las diferencias en la manera de
entrenarse y jugar se han ido desdibujando hasta volverse casi imperceptibles.
Hoy día, desmenuzar la conformación de cualquier cuadro al azar se asemeja a la
apertura de una computadora para analizar sus partes. Veremos que hay decenas
de componentes con orígenes diversos y que el acto de estipular un “Hecho en…”
constituye toda una arbitrariedad.
Es de esperar que algún día este
magnífico deporte, deje de tener otras connotaciones que van más allá de un
espectáculo en el que 11 profesionales excelentemente remunerados se enfrentan
contra otros tantos durante noventa minutos sobre una verdosa superficie. Que
los mismos no sean escogidos por compartir ese mero accidente que implica la
nacionalidad, sino en función de otros parámetros y que las parcialidades
comprendan que nada demasiado relevante está en juego. Entonces, la
racionalidad habrá dejado de perder por goleada.
Por ahora, simplemente, іque gane el
mejor!
Gabriel Gasave
ggasave@independent.org
@ElIndependent
Gabriel Gasave es Investigador
Asociado del Centro Para la Prosperidad Global en el Independent Institute y
Director de ElIndependent.org.
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.