“Cada vez que nos lancen una piedra, debemos devolverles una rosa, porque el amor es el único antídoto del odio”. Jacinto Convit (1913-2014), médico y científico venezolano, descubridor de las vacunas contra la lepra y la leishmaniasis.
El triunfo de la unidad opositora en los
municipios San Diego y San Cristóbal estaba cantado. Allí no se ganó nada
porque ya eran opositores y desde hace muchos años están alineados contra la
revolución castro comunista.
Lo que sí se dio el 25 de mayo fue la
ratificación de la voluntad de los electores, violada inconstitucionalmente por
un grupo de magistrados que se creen por encima del poder del voto. Y el pueblo
se encargó de demostrarles lo equivocados que están. La masiva votación,
incluso por encima de la obtenida por los alcaldes arbitrariamente destituidos,
es un mensaje directo al régimen, que si entiende bien la letra sabrá que un
pueblo furioso es tan peligroso para su permanencia como los agobiantes
problemas económicos que le están cercando cada vez más.
Rosa de Scarano y Patricia de Ceballos están
claritas en que tomaron un testigo que representa más que una banda de
alcaldesas: son símbolo de un pueblo que reclama sus derechos y no está
dispuesto a dejarse avasallar con intimidación alguna. Las amenazas contra
ellas hechas por un presidente agobiado por la impopularidad y la crisis, son
un retrato hablado del miedo oficial hacia la protesta ciudadana.
En este escenario donde los problemas son de
orden económico, de calidad de vida, de respuestas eficientes, las escaramuzas
e insultos de un gobierno donde cada quien va por su lado, no hacen sino
agravar el panorama. Dan la impresión de no entender por cual lado vienen los
tiros y qué hacer para solucionarlo. Peor, imposible: el desabastecimiento y la
escasez siguen en crecimiento, porque las importaciones han mermado por falta
de divisas; la escasez de agua, que no pueden atribuir a sequía sino a
negligencia total en la ampliación de la red hídrica, no la van a solucionar
invocando al Niño; como tampoco nadie cree el cuento de las iguanas o del
sabotaje para explicar las oscuranas que asolan al país y que solo son
atribuibles a la desinversión de más de una década en el sector; la inseguridad
sigue su curso inhumano y empobrecedor, mientras una población reprimida en sus
reclamos advierte que el gobierno sí tiene armas, funcionarios, y equipos, y en
lugar de enfrentar la inseguridad, prefiere enfrentar estudiantes y civiles
desarmados. Las muertes, detenciones, torturas y violaciones a los derechos
humanos ponen en entredicho a un gobierno huérfano de argumentos.
Las múltiples carencias de insumos y
servicios, aunados a la indignante burocracia y corrupción que asalta bolsillos
hasta de los más pobres, son elementos más que contundentes para la protesta. Y
casi todas las calamidades tienen un origen común: la carencia de divisas para
mover la maquinaria de la producción y equilibrar así la balanza de la demanda
y la oferta. Las desacertadas políticas económicas, que han despojado al
ciudadano de su derecho a disponer de su propiedad, de sus ingresos y ahora
hasta de sus vacaciones, con la corrida de las líneas aéreas y el pase a Sicad
II de los pasajes, suma descontento a una embravecida población.
¿El por qué de la problemática? No hay dólares, el país está sin divisas y con una capacidad de maniobra financiera cada vez más limitada, agravada por la desconfianza internacional hacia un régimen que dice bolserías tales como que las líneas aéreas no se van del país sino que las están desviando a Brasil por el Mundial, en tanto que no justifica cómo con esa gran renta petrolera Venezuela tiene un déficit fiscal de 18 millardos de dólares.
En el año 2013 el gobierno gastó en
importaciones el 82% de los ingresos en divisas, estimados en 65.000 millones
de dólares; mientras que el 65% del presupuesto nacional se destinó al renglón
“gasto social” en desmedro de la inversión productiva. Esto habla de un país
rentista, improductivo y mal planificado. Pero el meollo del problema está en
PDVSA, que genera el 96% de las divisas nacionales y que ha sido la caja fuerte
que financia la revolución bolivariana aquí y también en una serie de países
que han cobrado petróleo venezolano a cambio del apoyo al régimen en el
escenario internacional.
Según el auditor Sergio Sáez, quien elaboró
un acucioso informe acerca de la situación de PDVSA basado en los Informes
Anuales de la empresa y sus filiales, “eso explica por qué ha tenido que buscar
financiamiento para cubrir la enorme brecha financiera que se materializa año
tras año, principalmente en el mercado financiero local, siendo su principal
acreedor el Banco Central de Venezuela, organismo que le ha concedido enormes y
crecientes préstamos”.
Entre abril de 2013 y abril de este año la
deuda neta de PDVSA con el BCV aumentó 178%, para llegar a 75,7 millardos de
dólares, al cambio oficial. Esto implica la impresión de dinero inorgánico
carente de respaldo, que ha disparado la inflación porque la liquidez genera
consumo, sin que al mismo tiempo se estimule la oferta de bienes y servicios.
Según los informes internos, la producción
actual de PDVSA es de 2.900 MBD, de los cuales se exportan 2.528 MBD. El
mercado domestico tiene un consumo de 766 MBD de productos y debido al colapso
técnico de las refinerías, que están trabajando a 66% de su capacidad,
Venezuela está importando 210MBD de producto terminado.
Según el análisis de Sáez, PDVSA suministra
petróleo por compromisos políticos en condiciones de precio, pago y
financiamiento desfavorables, a los países del ALBA, Petrocaribe, Acuerdo de
Cooperación Energética de Caracas (ACEC), Convenio Integral de Cooperación. El
Convenio de Cooperación Integral con Cuba compromete a Venezuela a suministrar
110 MBD y $ 1.090 millones en convenios laterales. Con China, se pagan
préstamos y líneas de crédito con petróleo y productos (130 MBD de fuel oil y
270 MBD de petróleo crudo). Entre Portugal, Irán, Bielorrusia y Japón, se
llevan 100MBD de petróleo y/o productos. En total, son 1.266 MBD de petróleo y
productos, que no generan ingresos a PDVSA. Por el contrario, le generan
regalía, impuesto de extracción, impuesto de registro de exportación y ganancia
súbita.
El informe del auditor señala que el Ministerio para el Petróleo y la Minería, tomó la decisión de dejar de reportar a la OPEP el nivel de producción de petróleo a partir de Abril de 2014, debido tal vez a la disparidad en las cifras que ofrece y que no concuerdan con las registradas por el cartel petrolero y otros organismos internacionales de energía. Al parecer, Venezuela ha dejado de cumplir en 800 MBD la cuota de exportación asignada por la OPEP, lo cual ocasiona un déficit anual, al actual precio de la cesta, de $ 25.086 millones.
Por esto es que PDVSA no puede cumplir su
función exploratoria (acaba de firmar una línea de crédito de $ 2.000 millones
con dos empresas norteamericanas para que le hagan el trabajo); falla en el
suministro de fondos a las misiones y de divisas al país. Por esto es que no hay
divisas para que Cencoex nutra al sector industrial y de servicios.
Pero á pesar de tener serias dificultades
económicas, el gobierno sigue dando prioridad a lo político en sus decisiones.
Acaba de dar marcha atrás en el necesario aumento del precio de la gasolina,
que es el mismo desde 1996: 0,097 por litro, el más barato del mundo. Negados a
suspender la ayuda a países chulos, tampoco aumentan la gasolina ni toman
medidas de alto rango para evitar el colapso en las finanzas nacionales. Están
asustados por la baja popularidad presidencial, por la inconformidad que flota
en toda Venezuela, y no quieren arriesgarse a un estallido. El Caracazo siempre
presente.
AQUÍ ENTRE NOS
*Abatido por la caída libre en las encuestas
de la popularidad de Nicolás Maduro, el gobierno ha optado por una estrategia
que le funcionó en el pasado con el finado: hacerlo prócer con campañas
grandilocuentes que destaquen su imagen de amor hacia el pueblo. Caracas está
llena de gigantografías y vallas – cuyo importe podría servir por ejemplo para
restituir el almuerzo escolar al menos un mes-, que muestran a Maduro jugando
beisbol, abrazando niños y viejitas, pensando sesudamente(¡!), con el slogan
“Maduro es Pueblo”. Edificios públicos como el hermosos arco del Palacio de
Justicia, están cubiertos con grandes imágenes del actual presidente que dicen
“Seguimos teniendo patria”. Y hasta el finado, que es como la Constitución
(“sirve para todo”) sale en unas vallas con la cursísima frase: “Maduro en mi
corazón”. No sabemos cuándo dijo eso pero la campaña se repite a toda hora en
la televisión pública y privada, en las radios, para tratar de convencer no
sabemos a quién que Maduro, un hombre que dejo de ser chofer hace 25 años y que
lleva tres lustros años disfrutando las mieles boliburguesas, es un hombre de
pueblo.
Charito
Rojas
Charitorojas2010@hotmail.com
@charitorojas
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