domingo, 1 de junio de 2014

CHARITO ROJAS, DE ROSAS Y ESPINAS

“Cada vez que nos lancen una piedra, debemos devolverles una rosa, porque el amor es el único antídoto del odio”. Jacinto Convit (1913-2014), médico y científico venezolano, descubridor de las vacunas contra la lepra y la leishmaniasis.
El triunfo de la unidad opositora en los municipios San Diego y San Cristóbal estaba cantado. Allí no se ganó nada porque ya eran opositores y desde hace muchos años están alineados contra la revolución castro comunista.

Lo que sí se dio el 25 de mayo fue la ratificación de la voluntad de los electores, violada inconstitucionalmente por un grupo de magistrados que se creen por encima del poder del voto. Y el pueblo se encargó de demostrarles lo equivocados que están. La masiva votación, incluso por encima de la obtenida por los alcaldes arbitrariamente destituidos, es un mensaje directo al régimen, que si entiende bien la letra sabrá que un pueblo furioso es tan peligroso para su permanencia como los agobiantes problemas económicos que le están cercando cada vez más.
Rosa de Scarano y Patricia de Ceballos  están claritas en que tomaron un testigo que representa más que una banda de alcaldesas: son símbolo de un pueblo que reclama sus derechos y no está dispuesto a dejarse avasallar con intimidación alguna. Las amenazas contra ellas hechas por un presidente agobiado por la impopularidad y la crisis, son un retrato hablado del miedo oficial hacia la protesta ciudadana.
En este escenario donde los problemas son de orden económico, de calidad de vida, de respuestas eficientes, las escaramuzas e insultos de un gobierno donde cada quien va por su lado, no hacen sino agravar el panorama. Dan la impresión de no entender por cual lado vienen los tiros y qué hacer para solucionarlo. Peor, imposible: el desabastecimiento y la escasez siguen en crecimiento, porque las importaciones han mermado por falta de divisas; la escasez de agua, que no pueden atribuir a sequía sino a negligencia total en la ampliación de la red hídrica, no la van a solucionar invocando al Niño; como tampoco nadie cree el cuento de las iguanas o del sabotaje para explicar las oscuranas que asolan al país y que solo son atribuibles a la desinversión de más de una década en el sector; la inseguridad sigue su curso inhumano y empobrecedor, mientras una población reprimida en sus reclamos advierte que el gobierno sí tiene armas, funcionarios, y equipos, y en lugar de enfrentar la inseguridad, prefiere enfrentar estudiantes y civiles desarmados. Las muertes, detenciones, torturas y violaciones a los derechos humanos ponen en entredicho a un gobierno huérfano de argumentos.
Las múltiples carencias de insumos y servicios, aunados a la indignante burocracia y corrupción que asalta bolsillos hasta de los más pobres, son elementos más que contundentes para la protesta. Y casi todas las calamidades tienen un origen común: la carencia de divisas para mover la maquinaria de la producción y equilibrar así la balanza de la demanda y la oferta. Las desacertadas políticas económicas, que han despojado al ciudadano de su derecho a disponer de su propiedad, de sus ingresos y ahora hasta de sus vacaciones, con la corrida de las líneas aéreas y el pase a Sicad II de los pasajes, suma descontento a una embravecida población.
¿El por qué de la problemática? No hay dólares, el país está sin divisas y con una capacidad de maniobra financiera cada vez más limitada, agravada por la desconfianza internacional hacia un régimen que dice bolserías tales como que las líneas aéreas no se van del país sino que las están desviando a Brasil por el Mundial, en tanto que no justifica cómo con esa gran renta petrolera Venezuela tiene un déficit fiscal de 18 millardos de dólares.
En el año 2013 el gobierno gastó en importaciones el 82% de los ingresos en divisas, estimados en 65.000 millones de dólares; mientras que el 65% del presupuesto nacional se destinó al renglón “gasto social” en desmedro de la inversión productiva. Esto habla de un país rentista, improductivo y mal planificado. Pero el meollo del problema está en PDVSA, que genera el 96% de las divisas nacionales y que ha sido la caja fuerte que financia la revolución bolivariana aquí y también en una serie de países que han cobrado petróleo venezolano a cambio del apoyo al régimen en el escenario internacional.
Según el auditor Sergio Sáez, quien elaboró un acucioso informe acerca de la situación de PDVSA basado en los Informes Anuales de la empresa y sus filiales, “eso explica por qué ha tenido que buscar financiamiento para cubrir la enorme brecha financiera que se materializa año tras año, principalmente en el mercado financiero local, siendo su principal acreedor el Banco Central de Venezuela, organismo que le ha concedido enormes y crecientes préstamos”.
Entre abril de 2013 y abril de este año la deuda neta de PDVSA con el BCV aumentó 178%, para llegar a 75,7 millardos de dólares, al cambio oficial. Esto implica la impresión de dinero inorgánico carente de respaldo, que ha disparado la inflación porque la liquidez genera consumo, sin que al mismo tiempo se estimule la oferta de bienes y servicios.
Según los informes internos, la producción actual de PDVSA es de 2.900 MBD, de los cuales se exportan 2.528 MBD. El mercado domestico tiene un consumo de 766 MBD de productos y debido al colapso técnico de las refinerías, que están trabajando a 66% de su capacidad, Venezuela está importando 210MBD de producto terminado.
Según el análisis de Sáez, PDVSA suministra petróleo por compromisos políticos en condiciones de precio, pago y financiamiento desfavorables, a los países del ALBA, Petrocaribe, Acuerdo de Cooperación Energética de Caracas (ACEC), Convenio Integral de Cooperación. El Convenio de Cooperación Integral con Cuba compromete a Venezuela a suministrar 110 MBD y $ 1.090 millones en convenios laterales. Con China, se pagan préstamos y líneas de crédito con petróleo y productos (130 MBD de fuel oil y 270 MBD de petróleo crudo). Entre Portugal, Irán, Bielorrusia y Japón, se llevan 100MBD de petróleo y/o productos. En total, son 1.266 MBD de petróleo y productos, que no generan ingresos a PDVSA. Por el contrario, le generan regalía, impuesto de extracción, impuesto de registro de exportación y ganancia súbita.
El informe del auditor señala que el Ministerio para el Petróleo y la Minería, tomó la decisión de dejar de reportar a la OPEP el nivel de producción de petróleo a partir de Abril de 2014, debido tal vez a la disparidad en las cifras que ofrece y que no concuerdan con las registradas por el cartel petrolero y otros organismos internacionales de energía. Al parecer, Venezuela ha dejado de cumplir en 800 MBD la cuota de exportación asignada por la OPEP, lo cual ocasiona un déficit anual, al actual precio de la cesta, de $ 25.086 millones.

Por esto es que PDVSA no puede cumplir su función exploratoria (acaba de firmar una línea de crédito de $ 2.000 millones con dos empresas norteamericanas para que le hagan el trabajo); falla en el suministro de fondos a las misiones y de divisas al país. Por esto es que no hay divisas para que Cencoex nutra al sector industrial y de servicios.
Pero á pesar de tener serias dificultades económicas, el gobierno sigue dando prioridad a lo político en sus decisiones. Acaba de dar marcha atrás en el necesario aumento del precio de la gasolina, que es el mismo desde 1996: 0,097 por litro, el más barato del mundo. Negados a suspender la ayuda a países chulos, tampoco aumentan la gasolina ni toman medidas de alto rango para evitar el colapso en las finanzas nacionales. Están asustados por la baja popularidad presidencial, por la inconformidad que flota en toda Venezuela, y no quieren arriesgarse a un estallido. El Caracazo siempre presente.
AQUÍ ENTRE NOS
*Abatido por la caída libre en las encuestas de la popularidad de Nicolás Maduro, el gobierno ha optado por una estrategia que le funcionó en el pasado con el finado: hacerlo prócer con campañas grandilocuentes que destaquen su imagen de amor hacia el pueblo. Caracas está llena de gigantografías y vallas – cuyo importe podría servir por ejemplo para restituir el almuerzo escolar al menos un mes-, que muestran a Maduro jugando beisbol, abrazando niños y viejitas, pensando sesudamente(¡!), con el slogan “Maduro es Pueblo”. Edificios públicos como el hermosos arco del Palacio de Justicia, están cubiertos con grandes imágenes del actual presidente que dicen “Seguimos teniendo patria”. Y hasta el finado, que es como la Constitución (“sirve para todo”) sale en unas vallas con la cursísima frase: “Maduro en mi corazón”. No sabemos cuándo dijo eso pero la campaña se repite a toda hora en la televisión pública y privada, en las radios, para tratar de convencer no sabemos a quién que Maduro, un hombre que dejo de ser chofer hace 25 años y que lleva tres lustros años disfrutando las mieles boliburguesas, es un hombre de pueblo.
Charito Rojas
Charitorojas2010@hotmail.com
@charitorojas

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