Nace
a comienzos del siglo XIX en contraposición con la concepción absoluta y
subyugante de la Monarquía. Con la finalidad de reivindicar al individuo sus
derechos: - libertad, - igualdad, - fraternidad, - propiedad, - tolerancia, -
pluralidad, - división de poderes públicos…
SIMON BOLIVAR REPUBLICANO Y LIBERAL |
Grandes
políticos y humanistas han luchado por este ideal, pretendiendo reconciliar al
ser humano con su esencia y a ellos con sus semejantes; pero, otros grandes
déspotas ilustrados, han hecho lo contrario: el marxismo-leninismo en la Unión
Soviética; la doctrina fascista en Italia; los dogmas del nazismo en la
Alemania de Hitler; el sometimiento de España cuando las dictadura de Primo de
Rivero y luego la de Franco; el comunismo de Pol Pot en Camboya; el terror de
Saddam Hussein en Irak; dictaduras como las de: Augusto Pinochet en Chile, José
Rafael Videla en Argentina, Hugo Banzer en Bolivia, Adi Amin en Uganda, Alfredo
Stroessner en Paraguay. Todavía perdura la de Cuba ahora con Raúl Castro; en
Sudan con Omar Hasan Ahmad al Bashir; en Birmania, Fidji o Guinea.
El
primer liberal venezolano: “Simón Bolívar”, libertador de las Américas influido
de John Locke, Montesquieu…, emprendió su gesta contra la Monarquía española.
Sin embargo, sus compañeros de lucha, no sólo lo expulsaron de territorio
venezolano, dividieron la Gran Colombia y comienzan a gobernar, sin brindar a
la ciudadanía el mínimo de los derechos que habían predicado. El país queda
dividido por las corrientes “liberales” y “conservadoras”. Quienes no tenían,
absolutamente nada, ni de “liberales” ni de “conservadores”. Era una lucha por
el poder (caudillismo); más no, para el beneficio colectivo (satisfacción
social).
La
Democracia, (1958), comienza con buen pie, pero luego degenera en un
bipartidismo clientelar de cogollos, que si bien es cierto, blindó a la
ciudadanía de garantías civiles; no es menos cierto, que hubo exclusión de importantes
sectores civiles y políticos.
Con
la Constituyente del 1999 cambia el régimen político y la Democracia, de
“representativa”, pasa a ser “participativa”. Pero en la práctica, lo que
tenemos es una “democracia discursiva”, porque de participación real... ¡nada!
Sólo en la Constitución y en las leyes, como escudo protector, ¡pero no para
cumplirlas!
De
tal suerte que en el país siempre ha existido, como decía Brewer Carias, una
etiqueta: primero “federal”, después “democracia representativa” y ahora de
“democracia participativa”. Porque en realidad lo que ha movido a nuestros
gobernantes ha sido, el “spoil system” o “sistema de botín”.
Las
luchas, que a lo largo de la historia han emprendido grandes hombres por la
defensa de los derechos humanos, por el respeto a las ideas del otro, por la no
discriminación y por la libertad de pensamiento, se han visto escamoteadas por
la conducta amoral, sin el más minino sentido de la ética y de la honestidad,
de otros pequeños hombres.
¿Es
el liberalismo un sueño? ¡Será un sueño, si hombres y mujeres que creemos en
esos postulados, no salimos a defenderlo!
Sí,
es cierto que, ni con la democracia, ni con el liberalismo, la gente puede
“comer”; pero también es cierto, que le permite a la ciudadanía un sistema político
más humano, en cuyo marco de respeto por los derechos individuales, se puede
obtener: “calidad de vida” y “desarrollo humano”.
Carlota
Salazar Calderón
carlotasc@gmail.com
@carlotasalazar
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