Muchos lectores me
han escrito preguntándome a quiénes veo conduciendo el país después de esta
pesadilla del chavismo-madurismo; la pregunta me la hacen en un tono de
desespero, pues no ven en el paisaje de la oposición a figuras de peso para la
transición y la reconstrucción de nuestro país. Entiendo el trauma, luego del
mandato de figuras tan egocéntricas y autoritarias como Chávez y Maduro, que
trataron de copar todo el escenario con sus imágenes mesiánicas y
providenciales.
En la oposición hay
figuras que pudieran tener algún sesgo chavista, en el sentido de que, si
fueran electos gobernantes, se comportarían de manera muy similar a los
superhéroes chavistas, anulando sus conciencias políticas, haciéndolos moverse
de manera errática, como zombis, y llevándolos a prevalecer sus egos por encima
de la voluntad popular.
Efectivamente, tengo
en la lista - o “ticket”, como dicen los gringos - a ciertas personas que
considero no sólo capaces, sino apropiadas para conducir el país en los
próximos quince (15) años, que es lo que, calculo, pudiéramos necesitar para
salir de este abismo económico y social en que nos han metido los
revolucionarios rojos rojitos. Se trata de un grupo de personas que considero
aptas suficientemente para hacer el trabajo de reparar y poner al país en
condiciones para enfrentar su presente inmediato y su futuro próximo, no he
consultado a ninguno sobre su interés en participar en este prospecto de
gobierno de modo que sus nombres no pasan de ser un buen deseo de este servidor
en incluirlos en una lista ganadora, que, por los momentos, no pasa de ser sino
un divertimento para levantar el ánimo.
Pensando en un primer
candidato para la Presidencia de la República tengo el nombre de Antonio
Ledezma, creo que es el político con mayor experiencia en la oposición en
cargos de gobierno, joven aún, en el sentido que tiene por delante unos buenos
años productivos, ha demostrado ser resiliente y hábil en un medio y unos
tiempos hartos difíciles para un demócrata como él; siendo un hombre maduro,
imagino que, si logra llegar a la más alta magistratura, querrá hacerlo bien.
Es un hombre sereno, de buen hablar, de figura digna, su aspecto es el de un
estoico y ha demostrado, una y otra vez, que tonto no es.
De todos, creo que es
el candidato que menor resistencia tendría en el electorado; su pasado adeco y
su buen trato con todos los demás políticos hablan de su amplitud y buenas
relaciones con el gremio; tiene una bella y respetable esposa que, estoy
seguro, rescataría con mucha dignidad el papel de Primera Dama, al que en lo
personal le confiero suma importancia para los tiempos que vienen.
Su larga trayectoria
política lo sitúa como una persona de arraigo popular ¿Quién no lo conoce en
Venezuela? Su contacto con el pueblo ha sido permanente y, no lo dudo, es un
buen ejemplar para una carrera corta y rápida, como la que viene; lo más
importante, es un demócrata a carta cabal.
María Corina Machado
y Leopoldo López se han ganado mi nominación a fuerza de derrochar valor,
entusiasmo e independencia, son personas representativas del nuevo venezolano,
universales, glamorosos, inteligentes y “echados pa’lante”, pero por sobre
todo, jóvenes.
Pero ambos son muy
nuevos en la escena y necesitan más fogueo, sobre todo en funciones de gobierno
y contacto con el país, por lo que serían una interesante dupla para los cargos
de Ministro del Interior y Ministro de Relaciones Exteriores, rotándose en
ambos puestos a mitad de período, para empaparlos en los asuntos de seguridad
nacional, mantenimiento del orden público y la estructura legal del mundo
civil, por un lado, y por el otro en las relaciones de Venezuela con el mundo,
que debemos no sólo rescatarlas del daño terrible que ha hecho el chavismo,
sino hacer un ingente trabajo de relaciones públicas para convencer a la
comunidad internacional, sobre todo con nuestros aliados tradicionales, de que
Venezuela es otra y que se puede confiar en nosotros; además, urge volver a
insertarnos en la comunidad de naciones y organizaciones supranacionales y
recuperar nuestra credibilidad y respetabilidad.
En ese “ticket”,
María Corina Machado estaría luego de Ledezma, como la próxima Presidente de la
República, que para ese momento estaría más que lista para el desempeño del
cargo, sería una figura nacional e internacional de gran prestigio y
consolidaría los logros que Ledezma iniciaría en el rescate del país, de sólo
el imaginar la entrega de la banda presidencial, de Ledezma a Machado, se me
erizan los pelos de la emoción; estoy seguro que nuestra planta industrial
volvería a ser productiva, que el mantenimiento de las obras públicas sería un
credo a seguir todos los días, y nuestro comercio reviviría como un ave
fénix y se levantaría como un Atlas en
el continente.
María Corina es la
candidata natural de la población inteligente y consciente, su mensaje ha sido
claro y contundente, le ha tocado sortear momentos muy difíciles a riesgo de su
integridad personal y su discurso ha sido brillante y elocuente, con ella se
cerraría definitivamente la esclusa para el socialismo.
Leopoldo López sería
la guinda del pastel en ese trienio de lujo que salvaría al país de su peor
crisis, estoy seguro de que Leopoldo pasaría a ser el primer presidente del
siglo XXI, del verdadero futuro del país donde Venezuela quedaría consolidada
en el mundo de la información, de la alta tecnología y de la energía. A
Leopoldo no lo conozco, pero intuyo, luego de su valerosa decisión y sacrificio
por las luchas estudiantiles, que tiene madera de líder y, cuando asuma la
presidencia, tendrá todavía juventud para ponerla al servicio de la nación que
él ha ayudado a independizar.
Para que estos quince
años y tres períodos presidenciales sucedan, en las primeras etapas, se hace
imprescindible la refundación y operación de los servicios de inteligencia del
país, para mantener a raya a las fuerzas oscuras del comunismo y el crimen
organizado, para apoyar la liberación de Cuba de la tiranía de Raúl Castro y
ayudar a toda Latinoamérica a salir de ese marasmo socialista, que le impide
llegar a ser un mercado común a escala mundial.
En la etapa de consolidación, se necesitará hacer de Venezuela un país
competitivo y seguro, claro en sus metas y estrategias para lograrlo. En cuanto
a la etapa de Leopoldo, que sería la del despegue definitivo del país en el
nuevo orden mundial, se necesitaría un compromiso con el futuro, con la
producción y el desarrollo de las nuevas tecnologías.
Esa es mi idea del
futuro, estos tres candidatos son lo mejor que tenemos y, guardando el orden
que propongo, el porvenir del país estará asegurado.
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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