¡Ah buena varilla le echó Chávez a las
Fuerzas Armadas venezolanas! Ante la inmensa derrota que se le venía encima,
ante el rechazo del país a su gestión como servidor público, ante su traición a
los principios nacionales y soberanos de nuestra patria, entregada por él a
intereses extranjeros, tenía la costumbre de ir a refugiarse en el regazo tibio
y protector de su Alma Mater, la Academia Militar.
Como buen roedor, preparó el terreno, escarbó
su madriguera en las mentes silenciosas de nuestros hombres y mujeres en armas,
obedientes a su Comandante en Jefe, respetuosos de la cadena de mando, siempre
listos a las órdenes superiores… Chávez los hizo creer que ellos eran los
héroes de la nueva revolución, los protagonistas principales de cambios
profundos en el país, los grandes forjadores de la libertad y de la Justicia
Social, como si estos muchachos, hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas de
Venezuela, no tuvieran familia, carecieran de ojos, oídos y entendimiento, como
si vivieran en otro país, el país de mentiritas que les obligan a ver las 24
horas, en la televisión encendida de las diferentes dependencias de sus
unidades, por el canal de “todos los venezolanos”, esa infame máquina de
propaganda cubana en que se ha convertido el canal 8 (y ahora Globovisión).
La impresión que se tiene es que Chávez los consideraba a todos ustedes, oficiales y tropa de nuestras Fuerzas Armadas, un atajo de zombis, que visten sus uniformes para hacer con ustedes lo que le daba la gana, sin importar la Constitución, las leyes, la moral y la tradición, imponiendo un simulacro de la realidad.
Los obligó a celebrar derrotas militares,
golpes de Estado, a presenciar la violación de la tumba del Padre de la Patria,
a hacerle honores a enemigos de Venezuela y a tiranos enloquecidos, los puso en
ridículo con un conato de guerra contra Colombia, les ocultó la entrega de
territorio venezolano a países extranjeros, los conminó a cuidar guerrilleros y
narcotraficantes de las FARC, a arriesgar sus vidas en unidades de transporte
mal mantenidas, a meterle miedo a la sociedad civil con su poder de fuego…
Los ha penetrado con una ideología barata, llena de principios indefinibles, planteada sobre la utopía comunista; los infiltró de factores cubanos que, incluso, dan órdenes en nuestras instalaciones militares; corrompió la alta oficialidad y convirtió los puestos de comando en grotescas alcabalas para colectar comisiones, extorsiones, para el manejo ilícito de fondos de la nación y para recibir pagos de la subversión y el crimen organizado, y lo ha hecho de manera que ustedes, las nuevas generaciones de soldados de la patria, piensen que, en algún momento, les llegará su “turno” para hacerse ricos sin medida.
Mientras tanto, los ha llenado de sistemas de
armas costosas e inservibles, de tantas marcas y de tan diferente funcionalidad
que es imposible coordinarlas en una única acción, se trata de chatarra que no
aguanta ni la primera oleada de un enfrentamiento contra unas fuerzas
profesionales, bien entrenadas y equipadas, son armas que sólo son efectivas
para aterrorizar a un pueblo indefenso; no contento con eso, les impuso la
coexistencia con unas FFAA paralelas, las milicias y la guerrilla urbana
(colectivos armados).
Vean el ejemplo de algunos de sus superiores,
su relación y dependencia con carteles de drogas y frentes subversivos ha sido
de tal la “conchupancia” que ahora son buscados por la justicia internacional,
han congelado sus fondos en el exterior, no pueden salir del país, pues tienen
órdenes de arresto si son capturados, algunos tienen causas por violaciones de
derechos humanos y andan con el rabo entre las piernas… ¿Es ese el futuro que
quieren para sus carreras? ¿Cuánto creen ustedes que puede durar una situación
de esa naturaleza?
Su actual Comandante en Jefe, un extranjero,
violento y sometido al gobierno cubano, el jefe de esta “revolución”, es un hombre
igualmente enfermo de muerte, borracho de la ideología más perversa de la
historia, con unas ganas enormes de demostrar su poder ante el pueblo que clama
por lo esencial, por lo que le es negado para dárselo a extranjeros en otros
países, amenazando a los venezolanos con usarlos a ustedes, los soldados de la
patria, para exterminarnos.
Se nos avecina una hecatombe social y
económica de magnitudes nunca vistas: las fallas de electricidad y de agua, la
escasez de comida y bienes de primera necesidad, la inseguridad, la inflación,
el desempleo, los desastres naturales, las enfermedades y epidemias… con el
gobierno socialista confiando en que ustedes van a parar todo ese descontento y
protestas con sus vidas, exponiéndose a que, en cualquier momento, sean avasallados
por una turba incontrolable de gente hambreada y harta de injusticias…
Ya ustedes tienen las manos manchadas de la
sangre de nuestros jóvenes, de los más valientes que se les enfrentaron
totalmente desarmados, sólo con la convicción de que tienen derecho a un
futuro, de que son venezolanos y ésta es su patria… esos estudiantes que
ustedes patean, torturan, secuestran y
les siembran evidencias falsas, para implicarlos en crímenes, con el propósito
de humillarlos y doblegarlos, no se van a rendir.
Como miembro de la sociedad civil a la que
ustedes están comprometidos a obedecer y proteger, me arriesgo a exponerles
estas impresiones, que no son mías, sino las de un país entero, que les ve con
pena y dolor. No es fácil estar en sus botas, lo único que les queda para no
parecerse a una banda de piratas somalíes es permanecer fieles a la
Constitución que juraron defender, atenerse a la voluntad de la mayoría del
pueblo de donde ustedes vienen y a quienes se deben. No sigan dando malos
pasos; a pesar de las condiciones extremas en las que se desenvuelven, lo que
los va a salvar es portarse como unos profesionales de las armas, apegados a la
ley, fortaleciendo su papel institucional y cerrando filas con los intereses de
Venezuela, no con los de Cuba.
El sátrapa que los manda en estos momentos
quiere que ustedes se sacrifiquen por él, por su familia y sus secuaces; en
palabras de Max Stirner : “El Sultán no basa su causa más que en sí mismo; es
todo en todos, es el único, y no tolera a nadie que no sea uno de los
suyos”.
Pregúntense si vale la pena. Cada vez que
Maduro les habla, quiere confundirse con aquel Chávez del conveniente mensaje
venezolanista y con los más altos valores patrios; pero ustedes saben lo que
realmente sucede en Venezuela, el grado de descomposición que sufrimos, la
quiebra moral y material que nos mantiene en un grado nunca visto de
dependencia con otras naciones, como nunca antes en nuestra historia, y eso ni
es libertad, ni significa soberanía.
Podemos salir de este trance, debemos superar
esta contingencia, unidos, claros en nuestra misión, siendo fieles a la verdad
y cumpliendo la Constitución, no permitan que los utilicen para cometer
crímenes, ni desviarlos de su sagrada misión.
Por nuestro futuro y por las generaciones que
vienen, estamos obligados a salvar al país.
Saul Godoy Gomez
saulgodoy@gmail.com
@godoy_saul
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