Los cambios sufridos por el sistema y sus
dinámicas funcionales al encauzarse la acción del combate contra la corrupción
a través de la Fiscalía.
En los años de Democracia se entendía la
corrupción como un mal que había que combatir y a pesar de la permisibilidad de
los tribunales especiales, se desplegaba un sistema dinámico de denuncias
llevadas adelante por múltiples actores, voceros de la oposición partidista,
comunicadores sociales, investigadores independientes…ejercían la denuncia
contra el funcionario público. Con el advenimiento de la “revolución”, se
entendió la corrupción como una enfermedad congénita e incurable que sólo se
erradica eliminando las instituciones pervertidas. El Estado constituido, de oficio, es quien
ejerce la acción exterminadora sobre sus propias instituciones. Es asunto, por tanto, del Estado vs. La
Sociedad Política. En el campo de la
política real con el nuevo marco normativo, la función expresa de la acción de
Salvaguarda (prevenir, responsabilizar, perseguir y sancionar: LOSPP 1982: Art.
1), depende caso que exclusivamente de la voluntad del Ministerio Público,
titular y protagonista por excelencia de la acción penal en delitos contra la
Cosa Pública. (COPP 1999: Art.11).
Desde el punto de vista del sistema político
venezolano acostumbrado en su tradición devenido del acuerdo de conciliación de
Elites (Pacto de Punto-fijo) a repartir las figuras del contralor y el fiscal
entre los partidos de gobierno y oposición, pero a partir de 1998, el
protagonismo del Fiscal adquirió especial relevancia estratégica. Él selecciona ahora cuáles casos llevar
adelante, decide cuáles personalidades públicas de alta jerarquía acusará ante
el tribunal Supremo de Justicia.
La subordinación ideológica y funcional que
ha operado en estos últimos 15 años de la institución al régimen de turno, ha
develado que los valores como mecanismo
de contención moral están debilitados, tanto los convenidos históricamente en
la sociedad, como los profusos procedimientos normativos de inexcusable
aplicación y acatamiento no son empleados en la sociedad especialmente en la
función publica.
Las cosas, no son buenas o malas en si
mismas; son los hombres los que le dan el valor a los entes que los rodean. Tal
como lo señala García Lorente, al desarrollar los fundamentos morales de la
metafísica, en cada hombre hay una conciencia moral. "La conciencia moral
contiene dentro de si un cierto numero de principios en virtud de los cuales
los hombres rigen su vida y por otra parte tienen en ellos una base para formular
juicios morales acerca de si mismos y de cuanto les rodea... (García Morente,
“Lecciones preliminares de filosofía, EDT Losada, As 1996).
El constructivismo ético reúne dos corrientes
principales: las que focalizan la atención en las funciones sociales de la
moral, como Hobbes, y los que como Kant enfocan el análisis hacia los
presupuestos formales del razonamiento moral. O tal vez si pensamos en Fuller
relacionemos a la moral con el derecho y dentro de el, la moral del deber y la
moral de la aspiración y como estos muchos intelectuales. En todas las épocas y
en todas las corrientes de pensamiento este ha sido una temática ineludible.
No pretendemos aquí alcanzar un progreso
filosófico, que de respuestas a todas las cuestiones ni mucho menos; nuestro
objetivo es mas humilde persigue trazar interrogantes que nos motiven a la
reflexión en esta hora menguada del país. Que por nuestra propia convicción a
nuestras diversas expresiones sociales nos permita alcanzar un entendimiento
mínimo de como puede mejorarse el rol que juega la moral en el ejercicio de la
función publica, el sustrato del derecho que se aplica no corresponde al que
esta consagrado. Se han dado muchas definiciones para aprehender el concepto de
ética. Nos parece apropiado introducirnos al tema con la definición de Gómez
Robledo: "La ética es la filosofía practica, pero no es practica porque
contenga una serie de preceptos concretos sobre la conducta humana, no porque
sea una casuística sobre que es hoy mas o menos lo que entendemos por moral
sino porque siendo tan especulativa como la primera su especulación tiene por
objeto la actividad del hombre enderezada a la realización de valores morales o
dicho de otro modo a la consecución del bien específicamente
humano".(Ética Nicomaquea, Política de Aristóteles). Etimológicamente
ética deriva del vocablo griego ethos, que significa costumbre. Moral a su vez
viene del termino latino more que significaba también costumbre, de allí las
confusiones que se presentan en el uso de los vocablos. Se dice que la ética
nace en Grecia. Los presocráticos ya desarrollaron algunos aspectos éticos, por
ejemplo Democrito. Aunque para muchos el verdadero fundador de la ética fue
Sócrates seguido por su discípulo Platón, siendo valorizada y difundida a
partir de la obra de Aristóteles. Históricamente su función fue adjetiva no
sustantiva. Es a partir del periodo helénico que se instauro como una doctrina
de las costumbres. Los interpretes filosóficos investigaron a partir de ese
momento, el obrar de la conducta humana. Un breve vuelo nos permite ver su
evolución sintetizando algunos pensamientos sobre ella. Sócrates por oposición
al escepticismo considero el problema ético como inserto en la necesidad de
perfección del hombre fundado en un conocimiento verdadero del bien. Aristóteles
por su parte, fue quien ordeno y sistematizo a la ética como verdadera
disciplina. Para el la virtud era el determinado modo de ser de una cosa.
Desarrolla la idea de virtud como una cualidad propia e intransferible del ser
humano, decía que es el poder que caracteriza de modo específico al hombre. La
virtud es un habito, una cualidad que depende de nuestra voluntad consistente
en este medio que hace en relación a nosotros y que esta codificado por la
razón en la forma en que lo regularía un verdadero sabio. La virtud es un medio
entre dos vicios. Aristóteles distingue entre las virtudes éticas y las
virtudes dianoeticas, las primeras relacionadas al hombre en su vida practica
persiguiendo un fin constructivo social, los atributos mas estimables del hombre
tales como el bien común la justicia, el valor la amistad, y demás; las
segundas, en cambio, son mas de la actividad teórica, como la sabiduría que es
una virtud de la inteligencia y el a saber. El desarrolla toda una teoría del
causar humano y agrega la política normativa de dichas costumbres en su
proyección social estatal. La dimensión amplia de Aristóteles se restringió al
cambio de la moral a través de la escolástica. Pero siempre comprensivo del
Derecho. Sostiene Aristóteles que el hombre tiene un carácter teleológico, no
es arbitrario, persigue un fin que es el bien soberano: la felicidad. ¿Y que es
la felicidad? No es otra cosa la actividad del alma de conformidad con la
virtud. El hombre posee razón, voluntad y libertad, trípode en el que se apoya
la ética. Al ser inteligente y libre es forzosamente moral y aún si atendemos a
su constitución veremos que es ético social. Así aparece Santo Tomas de Aquino
quien distingue la moral individual de la moral social. La primera regula la
conducta de cada individuo a cuya perfección espiritual tiende, en cambio la
segunda ordena el comportamiento colectivo y en particular el que relaciona con
la familia y el Estado. Habla de moral política y moral domestica ya que el
entiende que familia y Estado no son meras sumas de individuos sino grupos
dotados de vida propia. Aquí prevalece la idea del bien supremo. Para el
materialismo en cambio, el bien moral es el bien ontologico, es el imperativo
ético, es la voz del ser manifestada a través de la razón. La naturaleza humana
siempre supone una minima y elemental conciencia moral esa conciencia que la
escolástica llamo sindéresis. Santo Tomas nos dice que todos los actos
virtuosos pertenecen a la ley de la naturaleza. El derecho natural es una parte
que vincula las situaciones co-existenciales del hombre desde el punto de vista
de la justicia, es una parte de la ley natural. Ya en el S. XVIII Kant entiende
que el contenido de la ética es algo inmaterial la libertad esencial del
hombre, un poder ser, una perenne facultad del hombre para determinarse a si
mismo. Distingue libertad cosmológica y libertad practica, que es formal frente
a lo material. Sostiene que el imperativo categórico es valido a priori
irrumpiendo solo como un postulado de la razón practica, no como algo
trascendente. Por supuesto que hay teorías que niegan a la ética, como el
positivismo lógico, que comprende a la filosofía analítica (ver Hume y
Wittgenstein). En estas posiciones todo queda reducido a una teoría y lógica de
la ciencia pura. Entienden que los juicios de valor y moral son productos
irracionales. Wittgenstein niega que en el mundo haya valor alguno. Alf Ross al
desarrollar los principios del positivismo lógico al campo jurídico, entiende
que de las ramas tradicionales de la filosofía del derecho solo queda la
analítica. Pero con mucho respeto no compartimos estas posiciones. Giorgio Del
Vecchio nos recuerda que el principio
ético se traduce en un doble orden de valoraciones, porque los actos que se
tratan de juzgar pueden considerarse bajos dos aspectos. En relación al sujeto
mismo que el principio ético se transforma en una coordinación objetiva del
realizar y entramos al campo del Derecho. Sin perjuicio de reconocer el valor
de la obra de Nietzsche, Scheller y Hartmann con su contribucion a la ética
naturalista fundada en los valores vitales o de la ética material o axiológica.
El entendimiento de la moral por la objetividad del valor, oponiendo el
apriorismo racional Kantiano el apriorismo intuitivo de tipo emocional, pero
eliminando el aspecto subjetivo No vamos a detenernos, pues no es el objeto de
estas escuetas notas el estudio histórico del pensamiento filosófico, sino el
de repasar brevemente la trascendencia que dieron a su tratamiento los grandes
pensadores. En una síntesis comprensiva Olgiatti, citado por Vigo, afirma que
"el problema de la ética en la filosofía del ser es el siguiente: Omnia
Per rationem rectificare, es decir actuar de tal modo que toda la actividad
humana se desenvuelva de acuerdo con la racionalidad y las leyes del ser.
Inserta la ética dentro del conocimiento de las conductas humanas, en un primer
momento se la integro como una materia de tratamiento obligatorio, como un
elemento esencial para el ejercicio de cualquier ciencia, entre ellas el
derecho, situación que con el transcurrir del tiempo se fue transformado hasta
llegar a su supresión en muchas carreras y planes de estudios, (por ello y con
razón muchos abogan por que se la incluya, sobre todo en los Programas de
Estudios formales en escuelas de liceos y universidades, así como en las
comunidades, centros de trabajo y demás.
La ética se ha convertido en una imagen
ansiada. En nuestra maltratada República el Veedor encargado del custodiar para
que se cumplan los llamados valores o virtudes morales, esta dormitando, tal
vez cansado o sino narcotizado con los somníferos del ideologismo, la
complicidad, o de la corrupción. Ahora bien ¿que camino podemos tomar para
alcanzar la verdad moral? Algunos autores nos dicen que hay dos grandes
enfoques, por un lado Rawls en su "Teoría de la Justicia" que se
apoya en presupuesto formales del razonamiento practico individual para la
caracterización de la verdad moral y por el otro a Habermas que parece sostener
la tesis de que la verdad en materia moral esta constituida por el consenso que
efectivamente se obtiene de una discusión intersubjetiva real constreñida por
la regla de la imparcialidad.
Nota final:
Sí en el país el Fiscal General fuese realmente independiente, autónomo y
estuviese al servicio de los ciudadanos, como lo proyecta la nueva Constitución
al variar la forma de elegirlo, entonces los ciudadanos tendríamos en él a
nuestro más decidido aliado frente a esta hidra de mil cabezas que amenaza con
desintegrar al país. “La corrupción con todas sus derivaciones”, frente a la
mirada cómplice de los demagogos de turno, de todo pelaje ideológico.
Tenemos
para “fatalidad” en el país un Fiscal que aparte de no entender los términos
técnicos jurídicos, acuñados por los códigos y leyes penales y que no alude a
otros procesos de diferentes dinámicas-físicas, orgánicas, anímicas que no
pueden servir de modelo para la comprensión de semejante desvarío, pero por
aquello de que lo sutil esta en lo crítico, necesitamos más que un fiscal, un
analista profundo, libre de prejuicios, un sentidor, un explorador de cosas y
de conciencias, un alquimista de la sensibilidad y a veces un fantasma que se
introduzca por los poros de la naturaleza, hasta el fondo esencial y hasta la
causa primera, descubriendo el gesto, la intención, el pensamiento esquivo de
cada parte y del todo, es decir de la belleza, la verdad, la poesía y la
justicia. La grande y la intima que
duerme como la Diosa Neith en el regazo de la forma ideal.
Pedro
R. Garcia M.
pgpgarcia5@gmail.com
@pgpgarcia5
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