¿Recuerda
que en los 70 el terrorismo excusaba crímenes inexcusables, con una frase que
decía: *”la violencia de arriba engendra la violencia de abajo”? Si Usted tiene
una cierta edad es difícil que lo haya olvidado. Tampoco puede haber olvidado
lo que siguió. Los fantasmas todavía están entre nosotros.
Hoy,
ahora, estamos rodeados, sitiados, arrasados por la violencia. Y ya no hablo de
la enorme violencia de la corrupción, ni de la injusta violencia de la impunidad, ni de la violencia de la
inflación que hace que la plata no alcance; ni siquiera hablo de la violencia
humillante de la pobreza (27,5%), de la vilencia de la pésima educación
pública, ni de la violencia insoportable y permanente de la mentira del relato.
Hablo
de la violencia. De la violencia del robo, del arrebato, del secuestro, de la
violación, del asesinato. Hablo de despojo, armas, terror, sangre, muerte.
Porque todo eso es la violencia. Y hoy, perdón por reiterar, nos gobierna la
violencia. En cualquier lugar, a cualquier hora, de cualquier forma, la
violencia está. Activa.
Asesinan
una adolescente de 17 años, buena chica, pegándole al salir del colegio
nocturno. Llega a su casa en condiciones terribles, hasta le faltan dientes y
la madre pregunta ¿vamos al hospital?, la chica contesta no, tomo una aspirina
y me duermo. Recién al día siguiente, cuando no despierta, los padres la llevan
al hospital. Es tarde. Quizás a tiempo se hubiese salvado.
Fracasó
la familia.
En
la escuela, le pegan a una niñita de 7, chicos de su edad y de 8 años. La
familia actúa a tiempo. La chiquita tiene hematomas en el estómago, el cráneo y
otras “menudencias”. Los maestros habían reportado un dedo lastimado. La
víctima no conoce el porqué del ataque. La escuela le mintió a los padres.
Fracasó
la escuela.
Un
choque descomunal en San Pedro, 2 autos, una moto, 9 muertos. Jóvenes. Alguno
de los autos con alcohol y droga. Otro choque fatal: toda una familia muerta en
Salta en un choque con un camión. ¿Exceso de velocidad? ¿Una curva mal señalizada?
Resultado, 4 muertos.
Fracasó
la sociedad.
Y
los asesinatos diarios, los femicidios, la violencia aparentemente gratuita ya
que la víctima, – porque a pesar de Zaffaroni y sus seguidores, las víctimas
son las que sufren los agravios -, entregan todo con tal de seguir viviendo y
eso no se les permite. Lo explicamos con la droga. Con la inverosímil
permisividad de las fronteras, con la indiscutible connivencia de policías,
gendarmes y funcionarios, algunos, no todos, pero con eso basta.
Y
la intolerancia que se nos ha instalado hasta en las casas, en las familias,
con los amigos. Todo nos saca de quicio. Todo pasa a ser imperdonable.
Empezando por los medios, ya que la sangre chorrea desde las pantallas de los
televisores, hasta el constante sonido de los celulares, sin los que
aparentemente no se podría vivir, pero es difícil no tirarlos a la basura con
tal de no oírlos. Todo nos saca. La violencia nos asfixia y la reflejamos.
Fracasó
la familia. Fracasó la escuela. Fracasó la sociedad. Si sumamos todas las
partes, ¿cuál es el resultado? Fracasó el gobierno. Un gobierno que no fue
impuesto por la CIA, ni infiltrado por al Quaeda, ni dirigido por Cuba (bueno,
acá puede haber alguna duda al respecto), de todas formas es un gobierno
argentino, compuesto por argentinos y elegido por argentinos.
Y
si aceptamos el relato y decidimos creer que como en los 70, ¡tan extrañados
por los K, “la violencia de arriba engendra la violencia de abajo”, ¿quién es
el responsable de toda esta enloquecida violencia que nos tiene acorralados por
incontables victimarios que la ley termina protegiendo?
El
gobierno. Y si queremos ser impiadosos y justos, podemos pensar que el gobierno
es el resultado visible de una seria patología social. O sea que como el perro
que se muerde la cola, volvemos al principio: somos responsables de lo que nos
sucede. Por lo tanto, somos los únicos que podemos resolver el problema.
Si
admitimos ser responsables, debemos dar respuesta, ya que eso es lo que implica
la palabra. La respuesta es simple, está en una boleta electoral. Una boleta en
la que hayamos pensado mucho. Los candidatos deben ser capaces de contestar
todas nuestras preguntas. Tenemos que conocerlos, a ellos, a sus ideas, sus propuestas y soluciones, no
sólo los diagnósticos, que esos los hacemos nosotros todos los días.
Necesitamos
conocer el currículum vitae de todos y cada uno de los candidatos. Nunca más, y
uso la expresión a propósito, ya que tiene muchos propósitos, candidatos al
tuntún. Que ningún candidato elegido por nosotros nos sorprenda.
Los que debemos sorprender al actual gobierno y su demencial, permitida e incitada violencia, somos nosotros, votando masivamente por un cambio moral, fundamental y fundacional para la Patria.
Malu
Kikuchi
maluki@fibertel.com.ar
@malukikuchi
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