La mayoría de las encuestas realizadas hace
pocos días revelan el desastre que las amas de casa constatan en el mercado, de
la administración de Nicolás Maduro. Algunas nunca habían oído hablar de la
inflación, pero cuando les dijeron que se reflejaba en el alto costo de la
vida, comprendieron por qué no les alcanza el salario o el sueldo para cubrir
los gastos de alimentación de sus familias.
¿Y
qué han hecho con los miles de millones que produce PDVSA? Los han gastado en
ayudas a unos y regalos a los gobiernos que apoyan a Maduro en cualquier evento
internacional o interamericano. Los pobres de nuestro país se comieron y se
comen las ayudas que todavía les pueden
dar. Si hubieran invertido la renta petrolera en apoyo a la industria, la
agricultura y la cría, en infraestructura, educación y salud, los desempleados
de hoy tendrían trabajo fijo, cobrarían quince y último, tendrían prestaciones
sociales y no serían los mendigos en que los ha convertido el gobierno para
obligarlos a votar por sus candidatos.
Y
si a esos factores negativos le agregamos la inseguridad de las personas y de
los bienes, el hampa desbordada e incontrolada, los altos funcionarios
gubernamentales son los únicos que pueden comer
completo y transitar por la
calles de las principales ciudades en carros blindados y con guardaespaldas,
para su seguridad personal. Por eso las encuestas reflejan que la mayoría de
los venezolanos considera que el gobierno es el culpable de este desastre y más
del 60% rechaza la política económica del régimen, la represión a los
estudiantes y a la sociedad civil que protestan contra la inflación, el
desabastecimiento y la inseguridad.
La
responsabilidad es del gobierno de Maduro, no sólo porque ha repetido las
políticas fracasadas de la Unión Soviética y los países del Este de Europa, que
se derrumbaron sin mayor resistencia, sino
también por conformar un gabinete de incapaces, que en vez de asesorarlo
para que tenga éxito, se desviven para aplaudirle todos los disparates que se
le ocurren o que les ordenan los
comandantes cubanos.
La
expropiación o compra de medios de comunicación social, para lograr una
hegemonía en ese ramo, no les han servido para
controlar la opinión pública, porque la audiencia de todos sus
centenares de medios no pasa del 11% de lectores, radioescuchas o televidentes.
Para lo único que les ha valido es para atropellar editores, perseguir y dejar
sin trabajo a centenares de periodistas, por la única razón de transmitir la verdad de lo que sucede en el país.
De
allí la repercusión nacional e internacional que ha tenido la protesta
encabezada por los estudiantes, con respaldo de Leopoldo López, Antonio Ledezma
y María Corina Machado, y en especial de gran parte de la sociedad civil, que
han llegado a la conclusión de que necesario producir un cambio en la
conducción del país, en el marco de la Constitucional vigente. Y aunque el
gobierno convocó a un diálogo nacional con la presencia de varios cancilleres
de Unasur y el representante de su Santidad del Papa Francisco, para
supuestamente buscarle solución a los problemas a los que hemos hecho
referencia, no sólo no se ha avanzado satisfatoriamente, sino que ha aumentado
la represión contra los estudiantes, quienes resisten con el heroísmo de los
que creen luchar por su futuro.
Juan
Paez Avila
jpaezavila@gmail.com
@jpaezavila
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