La
vida es un continuo dilema que en ocasiones nos hace asumir conductas que
definen el futuro y ahora nos encontramos en una de ellas.
El gobierno nacional
pretende continuar con un modelo torcido y por esencia perverso. Desde hace
diez años practica un control omnímodo sobre los poderes públicos que le ha
permitido ejercer un régimen totalitario, eminentemente autocrático revestido
de mantos de dudosa legalidad y de legitimidad. La crisis nacional presenta dos
aspectos vitales para la solución pacífica del conflicto en desarrollo. La
elección de los poderes vencidos y vitales para el funcionamiento del estado
democrático asentado en la Constitución Nacional y la medida de gracia que permita
la liberación de los presos políticos con Iván Simonovis como figura
emblemática y el retorno de los exiliados políticos reales. Estos dos aspectos
y otros -apuntalados por la manifestaciones multitudinarias de protesta
ejercidas por los estudiantes- que giran a su alrededor fue la causa de la
apertura del llamado diálogo emprendido hace más de un mes y ahora en suspenso.
Parece
ser un hecho -así lo han aseverado sus más altos voceros- que el régimen no está dispuesto a dialogar y mucho
menos a encontrar un entendimiento político a través de lo pertinente:
negociación Política, con términos, modos y plazos.
En
la MUD – algunas de sus individualidades y partidos que la conforman
-parecieran estar inclinados a la llamada teoría de no abandonar los espacios
conquistados, que no es otra cosa que sujetarse a los Gobernadores,
Parlamentarios, Alcaldes, Concejales y algunos otros ciudadanos que participan
en diversas parcelas de poder. De esta manera piensan que no importa acudir a
elecciones futuras con todos los poderes del estado al servicio del partido de
gobierno porque, de acuerdo a su razonamiento, de aproximadamente 17 elecciones
efectuadas en una o dos se han obtenido pírricas victorias reconocidas a
regañadientes, sometiendo a "procesos legales" a cuanto opositor
incómodo les haya venido en ganas. Les interesa poco que estos atropellos
provengan del poder ejecutivo, legislativo, judicial y hasta del denominado
poder moral en concomitancia cínica.
Proponemos
"iniciar de inmediato la creación de un ágil mecanismo de organización
para movilizar a todos los hombres y mujeres sin partido o con partido para
pedir una activa participación en la lucha por la liquidación de esta etapa de
humillación nacional". "Debemos actuar con gran amplitud de criterio,
respetando las propias convicciones ideológicas, pero unificándolos para la
recuperación de la soberanía con la consigna que ningún ciudadano demócrata que
milite o no en partido alguno, debe permanecer inactivo en la presente ofensiva
contra la tiranía".
En
esta fase los estudiantes y trabajadores juegan un papel importante pues son
los generadores de la presencia activa de las masas en la calle. Ellos deben
constituir un equipo único de dirección para que en conjunto a los sectores
profesionales, vecinos, ONG y los partidos políticos dispuestos a tal fin
tengan la estrategia y la táctica definida. La estrategia no debería tener
ninguna duda, puesto que el objetivo único es, de acuerdo al 350
constitucional, revertir por esos cauces el imperio pleno de la Carta Magna. La
mente debe estar solamente centrada en ello. Los pensamientos electorales
individuales deben soslayarse hasta la consecución de la plena normalidad.
La
táctica a seguir debe ceñirse estrictamente a un criterio político concertado
con "frialdad de catedrático" donde cada uno de los factores que
conformarán el órgano pueda interactuar coherentemente con un diseño ágil y
eficaz cuyo esbozo debe estar necesariamente alejado de cualquier tipo de
violencia propiciatoria para la continuidad represiva asumida por el gobierno.
El
mes de junio serviría para tejer la urdimbre y establecer el pacto social y
político pautado en reuniones sectoriales. Los estudiantes agrupados por sus
centros estableciendo un órgano de dirección único. Los trabajadores por
intermedio de las centrales obreras constituidas o a constituirse. Los
profesionales mediante sus diferentes estructuras gremiales. Las ONG creando
una novedosa red orgánica para actuar en conjunto. Los habitantes a través de
las asociaciones de vecinos o de barrios. Todos con sus respectivos
representantes. Por supuesto que la participación de los partidos es
fundamental, alejados por ahora de intereses electorales. Un Comité Promotor
Nacional y Regional que coordine hasta la constitución formal que no debería
exceder el mes de julio.
Es
necesario articular la coordinación política eficaz con la capacidad plena de
movilización popular. La una sin la otra hace estéril y dificulta los
resultados. No es hora de vedetismos ni de pescueceo. Es la hora para la acción
concertada.
José
Rafael Avendaño Timaury
cheye@cantv.net
@cheyejr
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