jueves, 22 de mayo de 2014

FROILÁN BARRIOS, EL DILEMA SINDICAL ANTE LA REIVINDICACIÓN, EL MODELO ECONÓMICO Y LA DEMOCRACIA

En la historia de los siglos XX y XXI, numerosos han sido los episodios en los que los trabajadores y sus organizaciones, han participado en la resolución de crisis estructurales que conllevaron a naciones enteras a la ruina, y luego a retomar su reconstrucción por los senderos de la democracia y la libertad. Desde aquella Europa denominada prisión de pueblos hoy reconocida en la Zona Euro, o en la América Latina que superó las republiquitas bananeras y del concierto de sables que asoló al continente.

En nuestra historia republicana la participación obrera se hizo sentir desde los años 30 del siglo pasado, organizando los primeros sindicatos y la gran huelga petrolera, y al mismo tiempo el derecho de elegir gobernantes y la conquista de una vida digna. Para aquella generación sindical la lucha económica, la libertad y la democracia iban de la mano con los proyectos políticos de la camada juvenil de 1928.

Aún cuando los partidos políticos constituidos a lo largo del siglo XX fueron las vedette y los que lideraban los cambios de gestión gubernamental, en el seno del movimiento sindical venezolano se desarrollaron debates importantes sobre la participación de los trabajadores en la gestión de las empresas y el destino del modelo de sustitución de importaciones, eje de la economía nacional en el siglo pasado. Que era por cierto más endógeno que la descarada economía de puertos actual.

Con la llegada de la actual gestión en 1999 y la ofensiva desatada desde el Estado chavista contra las conquistas laborales, ha determinado que la acción sindical autónoma se haya ceñido sólo a los principios de libertad sindical, contratación colectiva, diálogo social, discriminación política entre otros y así retomar la esencia perdida en la crisis política de 2002-2003.

Esta confrontación ha determinado la movilización de una agenda en pro del trabajo digno y bien remunerado, cuya beligerancia e irritación laboral se manifiesta en miles de conflictos sociales en todo el país, los cuales empujan al sindicalismo venezolano a asumir un giro fundamental y emplazar radicalmente al Ejecutivo Nacional en torno al modelo económico estatista como el culpable directo de la precariedad laboral generalizada.

De qué le sirve hoy aprobar un contrato colectivo, aumento de salarios, si éste será devaluado en semanas con inflación de 56,3% en 2013 y se proyecta para 2014 en 70%, agravada la situación con el desabastecimiento y la escasez en 30%, similar a una economía de guerra. Esto hace inalcanzable la cesta alimentaria y básica para la vida decente.

Al cuestionamiento del modelo económico se asocia igualmente el surgimiento de un Estado policial que militariza las relaciones de trabajo y criminaliza la protesta laboral y estudiantil con miles de perseguidos. Esto determina que es el momento del sindicalismo venezolano de ampliar el espectro, manteniendo la lucha por la agenda laboral, por una economía promotora del trabajo digno, diálogo social y de democracia plena sobre la base de la unidad de acción.

Froilan Barrios Nieves
fbarriosnieves@gmail.com
@froilanbarrios

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