Cuenta una anécdota que Voltaire se tropezó
con una procesión religiosa que iba con un crucifijo enorme al frente. Se quitó
el sombrero y saludó al paso del oficio. Un amigo que le acompañaba le preguntó
extrañado por el saludo pues Voltaire no era creyente. “Y no lo
soy”-dijo-“Jesucristo y yo nos saludamos, pero no nos hablamos”.
Quizás la siempre fina ironía de Voltaire nos
ayude a analizar la situación que se ha producido en Venezuela con los diálogos
gobierno y sus contrarios.
Al principio lucían como un mecanismo
civilizado de aliviar las muchas tensiones políticas, económicas y sociales,
pero alguna inexplicable “línea dura” del gobierno lo llevó a afirmar que el
diálogo no significaba negociación ni concesión alguna. Bajo esa luz las
reuniones pasaban a ser una tertulia sabatina para hablar de caballos, jugar
dominó y tomar cervezas mientras alguien ratificaba “prohibido hablar de
trabajo”.
Era como una invitación jugar una caimanera
de beisbol con uniformes y todos los equipos necesarios, pero sin pelota y
alguien diciendo “ aquí podemos jugar pero batear no”.
Es como una mujer que te dice me quiero casar
contigo pero eso sí, nada de besitos, nada de abrazos, camas separadas y nada de
aquello. La verdad es que así no dan ganas de “dialogar”.
A los negociadores de la MUD se les puede
admirar por su paciencia en tratar de hacer o sentir pena por su aparente
candidez. Pero es pronto para juzgar o sacar alguna conclusión sobre algo en desarrollo.
El talante “negociador” de Maduro lo demostró hace poco en una
reunión de alcaldes y gobernadores para hablar sobre inseguridad y planes para
combatirla. A un alcalde se le ocurrió terminar su intervención pidiendo la
libertad de los estudiantes y otros presos políticos. Maduro encendió en
cólera, lo llamó politiquero y hasta le dijo que se fuera de la sala. Por su
gran parecido físico, la imagen del profesor Girafales nos vino a la mente sin
esfuerzo. El Chavo le sacó la piedra mostrándolo desnudo en su falta de modales
e intolerancia.
El otro flanco de “no nos hablamos” es el de
la MUD y las protestas de calle. Bueno eso no es tan grave. Peleas de hermanos.
Los dos quieren lo mismo, difieren en el método, pero nada de qué preocuparse.
Por lo que se observa, Maduro y su jauría no
parece abandonar la línea de los bravos de la cuadra. Dialogo pero no te paro
bola y a los manifestantes plomo y cárcel. Brutos de oficio y no hay que ser
muy listo para pronosticar que esto hará converger las posiciones de la MUD y
los de la calle para seguir un proceso de protestas cada vez más intenso. El
mejor aliado de la lucha para el cambio de gobierno sigue siendo la economía.
El derrumbe del régimen está cantado.
Ganhdi escribió una frase que pareciera
dedicada a Maduro y su combo “Los hombres que se encuentran ante una
encrucijada tienen que elegir entre la ley de la jungla y la ley de la
humanidad”.
El régimen plantea la ley de la jungla por un
ansia desmedida de mantenerse en el
poder. Poder que ya fracasó.
Eugenio
Montoro
montoroe@yahoo.es
@yugemoto67
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