martes, 20 de mayo de 2014

ENRIQUE G. AVOGADRO, CON EL SOL DE LA PERSECUCIÓN A LA ESPALDA, DESDE ARGENTINA

“Cuando ya ni un perro pasa por la calle vos seguís pendiente de cualquier detalle, y vagás buscando restos de ternura como los cirujas, entre la basura...” Chico Novarro
Tal como muchos preveíamos, el nefando aroma que emerge de la Casa Rosada ha hecho que, finalmente, los habitantes de Comodoro Py empiecen a fruncir la nariz con asco. En menos de una semana, varias de las tortugas que pueblan el edificio de Retiro han comenzado a flexionar sus músculos adormecidos y, lentamente aún, a entrar en las gateras para la gran carrera con la que pretenden conmemorar el fin de una época y, a la vez, reciclarse.

Ya el juicio oral en curso a personajes de la laya de Avioncito Jaime y Schiavi señalaron un nuevo e inquietante movimiento pero, el martes último, Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal anuló un dictamen fiscal que pretendía desactivar la causa iniciada por la firma del contrato entre YPF y Chevron relacionado con Vaca Muerta y, como consecuencia, ordenó continuar investigando el caso, que involucra a la Presidente. Al menos, esa tarea permitirá que los argentinos conozcamos los términos de ese acuerdo, hasta ahora mantenido en secreto incluso frente a la Legislatura provincial que lo convalidó.

La Corte, contra la cual tanto he dicho, parece haberse dado cuenta que el presidencial aviso –“vamos por todo”- ya no estaba tan dirigido a Clarín, en esa loca batalla que terminó en derrota el 7 de diciembre, sino a las sillas curules del cuarto piso de Tucumán 550. Con la muerte de la Dra. Argibay, rápidamente cerró filas –incluyendo al propio Zaffaroni- para levantar un muro infranqueable frente al prometido avasallamiento. A partir del jueves, cuando los ministros ratificaron la vigencia de la ley que lleva la firma original de doña Cristina, entonces Senadora, y que redujo su número a cinco jueces, y claramente explicó que mientras no se produzcan dos nuevas vacantes el kirchnerismo no puede soñar, siquiera, con proponer un candidato; aún así, para lograrlo entonces, doña Cristina debería contar, por convicción o por “banelco”, con el voto de dos tercios de la cámara alta, un número que hoy no tiene y que, dado el mismo olor fétido ya mencionado, será muy difícil de adquirir.

Esto significa, además, llevar tranquilidad a la ciudadanía en general, que hubiera debido preocuparse –y ocuparse- mucho más de lo que ha hecho por la intención del oficialismo de designar doscientos cuarenta y cinco conjueces para llenar igual cantidad de las vacantes, que ha generado con su buscada paralización de los procesos de selección en el Consejo de la Magistratura. Pese a que llevará al Congreso esa iniciativa, que pretende aprobar sin reunir la mayoría legal, los fallos que esos sospechados neo-magistrados puedan dictar serán revisados por la propia Corte que, además, puede fulminar anticipadamente todo el proceso declarando su inconstitucionalidad.

La misma Cámara Federal, al fin, hizo precisamente eso con el inexplicable mamarracho del memorándum que el ex Twitterman firmó con Irán, que ya había quedado totalmente deshilachado por la resistencia de los ayatollahs a aprobarlo. Ante tamaño deserción de los jueces que hasta hoy –hay que recordar que anularon el valor probatorio de los miles y miles de mails encontrados en la computadora de un testaferro de Avioncito Jaime- consideraba propia tropa, el Gobierno ya interpuso recurso de casación, una instancia que tampoco ya parece serle muy favorable.

La mayor prueba la dio la Sala IV de la Cámara Nacional de Casación Federal, al rechazar, muy duramente por cierto, los argumentos utilizados por la defensa de Guita-rrita y por el propio Fiscal de Cámara (el inefable De Luca, integrante de la agrupación kirchnerista “Justicia Legítima”, que encabeza la Procuradora Giles Carbó) para intentar desincriminarlo en un juicio penal, en el que está imputado de realizar negociaciones incompatibles con la función pública cuando era Ministro de Economía, con la intención de robar para sus mandates la imprenta de billetes que, entonces, se llamaba Ciccone. Seguramente, esa resolución de Casación será apelada a la Corte Suprema pero, como ésta ha dicho hasta el cansancio que sólo estudia sentencias definitivas, estoy convencido que ese recurso extraordinario será rechazado.

Eso pone, a Guita-rrita, al borde del procesamiento, y el Juez Lijo, y el Fiscal Di Lello, que ya ha pedido que se lo llame a prestar declaración indagatoria, avanzarán en ese sentido. La cuestión, entonces, pasará por cuánta fidelidad o temor harán que Boudou calle y se convierta en chivo expiatorio o incrimine a sus mandantes, la misma pregunta que me formulo respecto a Báez, Fariña, Eláskar y el resto de los socios y testaferros de los Kirchner que han sido expuestos por el periodismo a la luz pública. Nadie, en toda la Argentina, puede creer que el actual Vicepresidente haya imaginado armar, con la fábrica de papel moneda y pasaportes, una quintita propia en un gobierno en el que sus funcionarios, antes de responder a un simple ‘buenos días’, piden permiso.

El otro tema que está avanzando es la denuncia de Prat-Gay por el indebido –a la luz del presunto “sinceramiento” de las estadísticas del INDEC- pago de nada menos de dos mil millones de dólares a los tenedores de los cupones de bonos atados al crecimiento del PBI en 2009. Lamentablemente, resultará imposible recuperar ese pago de quienes lo cobraron pero, al menos, nos quedará el consuelo de meter presos a los funcionarios que declararon poseerlos en sus declaraciones juradas y que disponían información privilegiada (“inside information”) para adquirirlos, como sucede en Europa y los Estados Unidos. Pienso que también habría que investigar a quienes vendieron esos cupones cuando se enteraron, con varios días de anticipación, que doña Cristina no los pagaría en 2014.

Con ese pseudo “sinceramiento” (el IPC-UN, reciente invento de Kiciloff, ya está ocultando doce puntos porcentuales en la inflación anual), que aún falta en las estadísticas de pobreza e indigencia que el INDEC se rehusa a publicar, gran parte de lo poco que quedaba en pie del “relato” también se desflecó; ahora resulta que también las tasas de crecimiento, como los fantásticos préstamos imaginados y el ‘tren bala’, fueron verdaderos cuentos chinos.

Cualquier ser normal –y la Presidente, pese a la opinión generalizada, no escapa a esa categoría- se angustia cuando siente en la nuca el hálito de una persecución en la nuca que que ésta, cada día, ha comenzado a comerle un peón; resta sólo saber si optará por entregar a quienes la rodean y enmascaran a los leones, confiando en que la omertá de los mafiosos los hará callar o, por el contrario, por continuar abroquelándose frente al “relatado” ataque, cuya autoría adjudica a los medios concentrados y a las grandes corporaciones.

El martes pasado, lamentablemente, las máquinas que están transformando a la calle Suipacha en peatonal, cortaron por accidente el cable de suministro eléctrico a toda la cuadra y, por ello, no pude concretar el programa de televisión previsto, para hablar de impuestos y de la matriz recaudatoria, presente y futura, para devolver el federalismo a la nación, con los doctores Eduardo Conesa y Guillermo Sandler; espero poder salir al aire esta semana, en el horario habitual de “Un País Distinto”.

Enrique Guillermo Avogadro
ega1avogadro@gmail.com
@egavogadro

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