martes, 20 de mayo de 2014

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, ¿MESA DE FORCEJEO?, PIDO LA PALABRA, VENTANA DE PAPEL,

Mientras que los radicales se plantean asumir una ofensiva sin importar lo que puedan llevarse por delante, los reservados o socarrones guardan bajo  la manga “una carta tapada”.
 ¿MESA DE FORCEJEO?

Una cosa es lo que sucede puertas adentro del partido político asociado al régimen venezolano. Y otra muy distinta, es lo que deja colarse entre los intersticios y grietas de la aludida revolución. De ahí la razón del régimen para sostener la horda de medios de comunicación toda vez que sus emisiones suelen ser meras propuestas propagandísticas mediante las cuales buscan proyectar lo que mejor puede depararse de una imagen gubernamental burdamente acicalada por la mentira propia de la demagogia populista .

La tentadora idea de dialogar, azuzada por altos funcionarios, quizás animada por oscuras intenciones, aunque solapada por efecto de los apremios que configuraron las difíciles coyunturas que caracterizaron los meses de Febrero y Marzo, no alcanzaron los objetivos trazados. Al menos, los que en principio se adujeron. Intenciones éstas, posiblemente elaboradas con el propósito de disfrazar el grado de desgobierno que ha ganado terreno en medio de una situación de ingobernabilidad acompasada por la impunidad, la corrupción, el desabastecimiento, la inflación y la inseguridad: las cinco cicatrices que expone el presente cataclismo político venezolano.

Los antagonismos que están marcando la vida política al interior del partido de gobierno, son claras demostraciones de las perversidades que ocupan la agenda de actividades y compromisos pautados por sus dirigentes quienes, además, son los menos indicados para revertir el desespero que radica en buena parte de sus miembros. Sobre todo, en aquella facción radical cuyo pensamiento pretende instigar en el alto gobierno criterios anómalos que desvirtúen el sentido de la política. Para ello, pretende provocar un choque de posturas que revuelva cualquier promesa de gestión, por minúscula que sea, sólo para posicionarse en cargos de responsabilidad ejecutiva nacional. Y en consecuencia, tomar las riendas del país sin escrúpulo alguno de manera de avanzar en el desmoronamiento final de lo poco que queda de institucionalidad democrática para lo cual han de valerse del “Plan de la Patria”.

En lo que a ello respecta, este cuadro de realidades pone de relieve el riesgo que supone caer en lo profundo del desastre que pudiera armarse de tan patético cruce de violentas decisiones. Mientras que los radicales se plantean asumir una ofensiva sin importar lo que puedan llevarse por delante, los reservados o socarrones guardan bajo la manga “una carta tapada”. Es decir, se valen de una estrategia encubierta invocando postulados democráticos, para distraer mientras se preparan para un zarpazo que igualmente está cargado de intolerancia, injusticia y opresión.

En fin, lo que puede inferirse de tan nebulosa situación, no puede alentar a nadie. De hecho, la susodicha mesa de diálogo, no ha servido a lo que su significación compromete. Por lo contrario, ha sido excusa para enrocar posturas que subrepticiamente venían corriéndose a discrecionalidad de los intereses del régimen. O mejor dicho, de sus dirigentes.

El diálogo, como mecanismo de concertación y conciliación, no ha servido en el caso venezolano para distender una polarización que ha devenido en desgracias económicas, sociales, políticas y hasta familiares. El régimen, empeñado en mantenerse en el poder a costa de lo que sea, haciendo uso del abuso y de la coacción, ha demostrado su obstinación. Por tan deprimente y antidemocrática razón, se arroga una autoridad desmedida y viciada, para arremeter contra valores y principios que cimientan libertades, derechos y garantías. De ahí que estos gobernantes y usurpadores de la democracia, siguen urdiendo todo lo posible contra el bienestar de la sociedad venezolana. Razón suficiente para voltear las verdades. Por eso viven un mundo al revés. Así que para desacreditar la política y mancillar la moralidad, ridiculizan la intención de formalizar todo acuerdo justo y necesario vulgarizándola al llamarla: Mesa de Forcejeo.

VENTANA DE PAPEL

MUCHA GENTE ADENTRO

Las realidades se han vuelto tan absurdas en un país con tantas capacidades reunidas y potencialidades distribuidas, que todo pareciera una burda contradicción. Pero no lo es. Ahora, por causa de las arbitrariedades de este régimen casi absolutista, el país se volvió una piadosa verdad que cabe dentro de una triste  y gran mentira sostenida a punta de represión. Ya no luce a engaño lo que el régimen quiere lograr toda vez que no es difícil darse cuenta que la economía está sucumbiendo. Que la política está retrocediendo. Y que la sociedad está conteniendo sus fuerzas. Cada amenaza declarada por personajes del régimen, tiene un efecto mordaza que se siente en el aire que transpira cada venezolano que vive sentimientos democráticos.

El país ya no es lo que fue, sino todo lo contrario. Ahora es lo que nunca quiso llegar a ser pues ese horizonte incierto no se parecía a lo que estaba construyéndose. A pesar de las escaramuzas que algún radical u obstinado procuraba en nombre de una izquierda revolucionaria. Aunque fue siempre de papel. La necesidad de socializar con fines de consolidar el sentido de familia o el valor amistad, se hizo añicos. El tiempo ya no transcurre entre momentos de solaz al calor de un gratificante pretexto para mantener una conversación en un café. Cualquier oportunidad es propia de todo delincuente para sorprender a quien pueda ser su siguiente o próxima víctima. La seguridad dejó de ser criterio policial para ser motivo de burla entre quienes advierten con pesimismo la presencia de oficiales de policía patrullando solamente en avenidas iluminadas o centros de comercio concurridos. Más allá, no hay nadie que se compadezca de la inseguridad que las calles imponen.

La ciudad cerró sus puertas al espacio público en el que se legitima todo proceso de construcción de ciudadanía. Ya no se escuchan exclamaciones de alborozo por quienes celebran sus júbilos. Ahora los gritos son de indignación ante la impotencia que se tiene para resarcir las bondades de un país que vivió libertades en cada rincón de su geografía. Hoy son protestas que se alzan a manera de reclamo vivo. Ya no son personas con gritos propios que identifican sus emociones al vociferarlas. El dolor de lo que vive el país, no escatima horario ni fechas. Eso se refleja en la piel de cada venezolano con dignidad en su espíritu. Nunca se había oído tantos gritos. Sobre todo, cuando se exige libertad pues son gritos de sentimiento. Y cuando es así, hasta el cielo sucumbe por un clamor traducido en queja nacional. Y es también, un grito que tiene a mucha gente adentro.

DE CÓMO LA INTOLERANCIA BARRE LA HISTORIA

 La crisis educativa que vive Venezuela está montada sobre un polvorín a punto de explotar. A juicio de Luís Manuel Cuevas Quintero, historiador venezolano residenciado en México, “se nos ha querido vender un modelo socialista como panacea para la implantación del modelo comunal y su geometría del poder mal entendida”. Cabe recordar que la educación es materia de interés nacional y en consecuencia, cualquier decisión enmascarada por supuestas encuestas electrónicas o físicas manipuladas por los receptores y custodios de la data obtenida, es peligrosa.

Cuevas Quintero explica que “conviene pensar en el papel que las universidades deben asumir creando espacios para el debate. Si la sociedad civil toma el viejo ejemplo de la movilización que llevó a la solicitud del referéndum revocatorio a Chávez, podría tenerse posibilidades de éxito. Esta salida cuyos efectos emotivos estarían a nuestro favor, busca poner en la calle  y movilizar a toda la sociedad, pues en su conjunto, el ataque es contra todo un sistema educativo”. La idea de Luís Manuel plantea una estrategia de difusión de comentarios tomados de los académicos, de los representantes y estudiantes respecto del destino final de nuestro sistema educativo. Así, “se desmontaría el discurso fundamentado en una supuesta opinión publica de dudosa formación, y se desarticularía el espacio de muchedumbres con el cual se quiere ahogar la voz de los expertos. Lo que nos jugamos es la  confrontación de la doxa con la episteme”.

Esto lleva al diseño de un proyecto alternativo de educación que apueste a una genuina y moderna reforma o cambio educativo articulando lo global con lo nacional , regional y local”. Lo que el régimen ha edificado, es un modelo educativo que no ofrece calidad y confisca la autonomía de pensamiento. Es un ejemplo más de cómo en tiranía se busca deprimir instituciones para saquearle su talante democrático. O sea, de cómo la intolerancia barre la historia.

“En política, la hipocresía sirve de excusa al politiquero cuando en medio de sus mentiras, busca quedar bien con Dios, con la patria y la revolución”. AJMonagas

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas

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