La
oratoria en tiempos de populismo, no es otra cosa que mero engaño. Cae en la
categoría de la alocución “orillera” pues escasamente funciona para rellenar
espacios mediáticos fútiles.
Quien
domina el lenguaje, tiene ganada buena parte de una confrontación. En política,
tan significativo hecho, termina por dominar el pensamiento de un colectivo. O
de amoldar las ideas de una persona. Es cuando la manipulación se convierte en
recurso de proselitismo. O en condición para desvirtuar razones por cuyos
efectos pueden generarse cambios capaces de voltear o trastocar cualquier
realidad. Por mayúscula que sea. Sin embargo, no hay duda de que existen tantos
lenguajes como oficios o ámbitos facultativos puedan haber. Y el ejercicio de
la política, no escapa de tan inexorables exigencias. Sólo que en medio de su
praxis, se plantean confusas combinaciones semánticas y dialécticas que someten
el lenguaje de la política a duros tratamientos que exasperan las propias
realidades. El caso que representa Venezuela, es ciertamente patético. Sobre
todo, porque sus realidades políticas se hunden en el marasmo y la
desesperación. Fue acá donde se incitó el recrudecimiento de una crisis de
Estado que azotó no sólo su ya precaria economía. También, sus esquemas de
gestión política y de estructuración social. Tanto, que el país cayó a niveles
de repulsiva oscuridad.
El país se extravió entre situaciones que incitaron a
que su sociedad perdiera la idea de civilización, el sentido de ciudadanía y la
imagen de país democrático que, con esfuerzos, había logrado consolidarse.
Dado
el tamaño de esos problemas, el país devino en caos. Fue de tal naturaleza el
efecto de dichos problemas, que la democracia se vio cercenada. Además,
secuestrada por un grupo de politiqueros y militares disfrazados con atuendos
de presunta moralidad y civismo quienes
han pretendido ignorar y borrar no sólo la institucionalidad democrática
construida, sino además a quienes se atreven a adversarios. Y precisamente, en
medio disquisiciones como estas, los personajes de marras han querido encubrir
los embrollos que sus vapuleos han incitado. Para ello, se han valido de la
mediación del lenguaje. Pero de un lenguaje enredador y sedicioso a través del
cual estos gobernantes criollos abusan de la labia con la única intención de
desfigurar el deber de los asuntos públicos gubernamentales.
En
estos escenarios de grotesca prosopopeya, estos politiqueros son habilidosos
para no decir nada con el máximo de palabras empleadas a través de toda declaración
ante los medios de comunicación o ante las masas. No sólo abusan con
equivocados significados que terminan desquiciando el lenguaje. También,
desnaturalizando conceptos para acabar con el sentido de las realidades en que
se circunscriben los problemas en cuestión.
Estos
politiqueros de mal agüero, en poco o nada se compadecen de las conflictos que
gravitan sobre el devenir de la nación. Por lo contrario, se ufanan de servirse
de prédicas que, sencillamente, tienden a malograr el desempeño de todo cuanto
debe definir la funcionalidad del país. La oratoria en tiempos de populismo, no
es otra cosa que mero engaño. Cae en la categoría de la alocución “orillera”
pues escasamente funciona para rellenar espacios mediáticos que, de quedar
vacíos, fomentarían más consternación de la que normalmente incita la
“ambientación socialista”.
Por
ejemplo, las declaraciones emitidas por el Ministro-Presidente de PDVSA, luego
corroboradas por el presidente de la República, en torno a la recurrente
suspensión de vuelos desde y hacia Venezuela, son absolutamente absurdas. Sin
reconocer que el problema se debe al desastre económico que la gestión del
régimen ha causado, por culpa del desorden administrativo y la corrupción
asentida, gracias a la impunidad e inmoralidad revolucionaria, estos personajes
pretenden difundir la especie de que ello fue por “la desviación de rutas
producto de la Copa de Brasil que se disputará el próximo mes. De manera que no
obedece a la deuda con las aerolíneas” la cual asciende a más de 4 mil millones
de US$. Ante tan chapuceras expresiones, ¿cómo quedan quienes han creído en la
reivindicación de la democracia desde instancias y promesas del poder político
gubernamental? ¿Será que sus proclamas son para estúpidos? ¿Cómo han de
sentirse quienes han hecho esfuerzos personales para disfrutar de viajes por
cualquier razón hacia el exterior y ahora ven asfixiados sus derechos? No hay
duda. Estos actores de la demagogia
populista se valen de actitudes mojigatas para pronunciar sus disparates en
cada discurso torpe para tontos útiles.
VENTANA
DE PAPEL
¿HECHO
EN SOCIALISMO?
Con
el cuento de que en socialismo la calidad de vida es superable, muchos
venezolanos comenzaron a ver reducidas las posibilidades reales de ver mejorada
sus expectativas de desarrollo personal y de respeto a su dignidad. El
ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad
en sana paz, la promoción de la prosperidad y bienestar de la familia, tal como
lo aduce la misma Constitución cuando refiere los deberes del Estado
venezolano, dejaron de servir de referencias a las políticas públicas pautadas
por el propio gobierno.
Según
lo revelan las cifras aportadas por el Instituto Nacional de Estadística, el
número de hogares que viven en situación de pobreza en el país aumentó de 21,2%
a 27,3% en un año. Solamente, en el segundo semestre de 2012, un total de
1.483.264 hogares se encontraban en situación de pobreza, mientras que para el
mismo período de 2013 esta cifra había aumentado a 1.899.590, según la
metodología de medición de la pobreza basada en el nivel de ingresos de cada hogar.
Y del año en curso, todavía no se ha dicho nada aunque cualquier análisis
econométrico aseguraría que la situación va de mal en peor. En el sector de
panaderías, las realidades dejan ver que hacen falta 250 mil sacos de harina lo
que genera un retraso en la cadena de producción que afecta el insumo de tan
preciado alimento en la comida de la familia venezolana. El consumo de panes
aumentó.
Antes
se gastaba 1 millón 200 mil sacos mensuales de materia prima. Ahora es de 1
millón 500 mil lo cual destaca la emergencia del problema que incide en el
trabajo de unas 8.400 panaderías situadas en todo país. Asimismo, los productos
de higiene personal y de limpieza del hogar, pasaron casi que a ser artículos
de colección pues su adquisición se ha complicado debido a la escasez que
castiga a la población. Y de conseguirse algunos, sus precios dejan en ridículo
los preceptos de la recién sancionada Ley de Costos y Precios Justo. La brecha
entre los precios controlados y los que impone el mercado, es de 343,1% lo que
refleja una crisis de asoladoras consecuencias.
¿Y
que decir de los rubros agrícolas zarandeados por la grosera inflación, o de la
falta de repuestos automotrices o para la flota aérea nacional? A pesar de todo
esto, el gasto interno del régimen, para mantener sus comodidades, subió 65%
respecto de 2013. Y encima de todo, mientras ofenden a cuanto quieran, el
régimen tiene la desfachatez de creer que lo hace de maravilla. Por eso, se van
de bruces, como si nada, cuando se vanaglorian diciendo lo que dicen. Será que
lo que presumen hacer es ¿hecho en socialismo?
LO
QUE ES IGUAL NO ES TRAMPA
Así
reza un aforismo desde el cual se afianza un valor político tan importante como
es la Tolerancia. Si algo se vale para unos, igualmente debe valerse para
todos, de lo contrario, no es válido para ninguno.
Esta
consideración es a propósito la denuncia que el Canciller venezolano hace ante
la UNASUR con motivo de algunas declaraciones de funcionarios estadounidenses
respecto de presuntos juicios de valor sobre la atención que el régimen
socialista ha dado a las acciones vividas durante estos últimos meses. Pero
también, por causa de un pliego de sanciones aprobado por el Senado
norteamericano a los fines de limitar el bandidaje de quienes abusan de
posiciones de poder en Venezuela.
Sin
embargo, la situación ha servido para que desde el Ejecutivo Nacional, se acuse
a EE.UU de “injerencia” en los asuntos internos revolucionarios. Aunque para
ello, olvidan la pretensiones hegemónicas que el régimen se ha trazado con la
intención de entrometerse en transacciones políticas de países latinoamericanos
buscando que en ellos se arraigue la semilla del socialismo lo cual ha devenido
en serios conflictos extraterritoriales y geopolíticos. Entonces, ¿por qué
aducir razones que se caen por su propio peso cuando en el fondo la injerencia
venezolana es igualmente advertida? Olvidan que lo que es igual, no es trampa.
“El populismo se vale de frases sin sentido para confundir. Y cuando lo tienen, las utiliza con el perverso propósito de sembrar la demagogia sobre la cual se afianzan las patrañas a emprender” AJMonagas
Antonio
José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
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