viernes, 11 de abril de 2014

PEDRO PAÚL BELLO, EL TEMA DEL DIALOGO

El tema del diálogo, como lo expresaría un verdadero Presidente de un verdadero parlamento, una vez que tanto se ha hablado del asunto pero sin entrar en las profundidades de la crisis que vivimos, en lo político, económico y social, valga decir, en todo, "está suficientemente debatido."

Lo grave de ese debate, tan indefinido que parece inconcluso, es que no se centra en los problemas centrales de la crisis general que padece la Nación. En efecto, es que las características que parecen ser la razón del fulano diálogo, nada tienen que ver con esa tremenda y peligrosa crisis. Algunas personas, muy sensatas, han apuntado sobre varios elementos que son indispensables si es que, en verdad  --cualidad extraña para todo comunismo--  de lo que se trataría en un diálogo para enfrentar la terrible crisis mencionada, sería, además de las acertadas observaciones ya realizadas con acierto, hay temas de fondo que no han sido tomados en cuenta hasta donde quien esto escribe está informado. Veamos cuales son:

Primero:  inmediata salida del territorio nacional de todos los actores cubanos que dirigen funciones militares, de supuestas asistencias sociales (las  que en verdad existen son sumamente precarias y atrasadas) y de manejo de instituciones que no tienen por qué estar en manos de extranjeros, en este caso de cubanos. Tengo la convicción de que no hay verdadero venezolano que no rechace el ver nuestro país, como dijo Cipriano Castro (quien pese a su condición de tirano era venezolano 100 por ciento) que "la planta insolente del extranjero ha osado ollar el sagrado suelo de la Patria."

Segundo: inmediata suspensión de los atropellos, prisiones y torturas a las que han sido sometidos, en su mayor parte, los jóvenes venezolanos, independientemente de su pensamiento político.

Tercero:  renovar de manera total los órganos de poderes públicos que están en manos de quien ejerce la jefatura del Estado, para sustituir a los incondicionales del régimen por ciudadanos calificados y reconocidos por su honestidad y por su saber de las materias que esos órganos manejan.

Cuarto:  convocar de manera lo más inmediata posible, a elecciones para que un venezolano confiable y honesto ocupe la Presidencia de la República y escoja Ministros honestos y venezolanos quienes, sin sombras de dudas, ejerzan sus funciones con conocimiento, acierto y honestidad.

Quinto: que ese Presidente, reorganice las FFAA venezolanas para que cumplan sus funciones miliates y, así, recuperen la confianza y el prestigio que, lamentablemente, han sido perdidos.

Sexto: liberar, de manera inmediata, todos los presos políticos que hay en el país.

Séptimo:  recoger todas las armas que se encuentran en manos de personas que no deben tenerlas para propósitos algunos.

Estas siete condiciones deben ser las bases resultantes de cualquier diálogo que conduzca a nuestro país todo, el disfrute de la paz y la seguridad de una Nación que lo único que quiere es vivir en democracia.

Pedro Paúl Bello
ppaulbello@gmail.com
@PedroPaulBello

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