viernes, 25 de abril de 2014

PACIANO J. PADRÓN V. OTRO PAÍS NO, OTRA VENEZUELA SI

En Semana Santa compartí con los muchachos que, desde hace ya largos días, protestan en la avenida Francisco de Miranda, instalados en carpas frente a las oficinas de Naciones Unidas en Caracas. Una de las jóvenes universitarias que allí están manifestando su descontento e indignación con Maduro y su régimen de violencia me dijo, en medio del diálogo, “yo no quiero otro país, lo que quiero es otra Venezuela”. No quiere irse a patria ajena y cambiar de país, quiere que Venezuela cambie sin dejar de ser Venezuela, y que en mucho siga siendo como siempre había sido hasta ahora, tierra donde cabemos todos, nos reconocemos y respetamos, donde priva la vida. Otro país no, otra Venezuela sí.

         Lo más perverso de este gobierno irrespetuoso y demoledor de instituciones y tradiciones, es habernos robado la Venezuela de nuestros padres, para tornarla en un país de violencia, de enfrentamiento constante y confrontación permanente, donde en vez de compatriotas y vecinos tenemos compañeros de identidad política, o enemigos a los que se nos llevan a rechazar y odiar. 

Al salir de esta pesadilla -lo que ha de ocurrir más pronto que lo que muchos piensan- la reconciliación será una prioridad que pasará por el reconocimiento y la tolerancia. La otra Venezuela, la que vamos a reconstruir, será de respeto y, por supuesto, de vigencia plena de los derechos humanos.

         En la otra Venezuela nadie será empujado a irse del país, como siempre había sido. Nunca los venezolanos -salvo casos aislados- habían dejado su patria por razones políticas; tampoco argumentos económicos, sociales, raciales o religiosos empujaban masivamente a los nuestros a buscar otra patria. Hoy se estima en dos millones los venezolanos que se trasladaron a más allá de nuestras fronteras. De ser receptores de inmigrantes nos hemos convertido en emigrantes nosotros mismos. Los jóvenes, y particularmente los jóvenes profesionales, son los que más se están yendo, desangrando el país por donde más nos afecta, por el cerebro, por la gente capacitada para producir y generar riqueza, de lo que se están aprovechando los países receptores, al recibir fuerza productiva que no tuvieron que preparar, ni invertir en su capacitación. Según el Departamento de Seguridad Interior de EE.UU., el otorgamiento de asilo en los últimos once años se ha incrementado en 1.156 %. No queremos ser más un país de emigrantes y asilados.

         La otra Venezuela no se construye con un gobierno de fracaso, ineficiente, corrupto y atropellante de los DD.HH. Suena bien la consigna “Un presidente obrero”, pero cuando se sabe que ese obrero es un reposero y no constructor de riqueza, cuando se sabe que ese obrero es rico, multimillonario, que diariamente (entiéndase cada día) gasta 400 mil bolívares del erario público para su bienestar personal, desde pagar agencias de festejos hasta viajes al exterior con todo cubierto, produce un inmenso malestar, porque el pueblo está sin comida ni papel tualé.

         La otra Venezuela no puede seguir siendo la del “No hay”, frase convertida en la más repetida en abastos o farmacias, en tiendas o ventas de no importa qué mercancía. El desabastecimiento ya pasó la barrera del 40 % de los productos que solemos consumir.

            El pasado Domingo de Resurrección fui a una conocida arepera en Las Mercedes, Caracas, para desayunar con un ahijado llegado de Chile para compartir con la familia los días santos; es uno de los jóvenes profesionales que tuvo que salir de Venezuela en búsqueda de futuro y posibilidades, empujado por la ineficiencia, la corrupción y el atropello. Quiso mi ahijado comerse una “reina pepiada”, pero no la pudo degustar porque no había aguacate; tomamos café negro, porque no había leche, y yo me tuve que comer una arepa sin mantequilla, porque mantequilla tampoco había, a pesar de que arepa sin mantequilla sabe a beso’ e vieja. Estamos acercándonos al mar de la felicidad de Cuba, país al que no queremos parecernos. Estamos a tiempo para cambiar el rumbo y no llegar allá. La calle nos demanda más calle y que la calle no calle, de forma que no haya otro país para nosotros, sino otra Venezuela para todos.

Paciano José Padrón Valladares
pacianopadron@gmail.com
@padronpaciano

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1 comentario:

  1. Salduos Paciano, en realidad otra venezuela es posible y a un referendum de distancia, he conversado con Juan de Dios, Carlos Padilla y otros pero el partido no toma decisión de arriesgarse a indicar el camino de esa otra venezuela.

    La muchacha tiene razón en lo que dice, pero no sabe como se hace, yo y muchos antes de mi y con migo han escrito, pero nadie hace politica y definitivamente hay que ASUMIR RIESGO, para implementar la solución.

    Yo defini el problema y este se fundamenta en el monopolio de la republica (poderes separados) sobre la gran ingesta petrolera que su dominio nos subyuga, dependiendo del REY que este en miraflores y hasta que eso no cambie no habra otra venezuela.

    Te dejo 2 articulos de opinión escrito en este mismo blog en otros tiempos, para tu conocimiento.

    http://carlosyepez.blogspot.com/2013/01/los-politicos-buscan-votos-y-cargos.html

    http://carlosyepez.blogspot.com/2014/04/us-23000000000-y-mas-ciudadanos-libres.html

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