domingo, 20 de abril de 2014

OSCAR BASTIDAS DELGADO, JOSÉ ELÍAS THIELEN Y TACUATO. COOPERATIVISMO,

 “En resumen nuestro movimiento crecerá en la medida que usemos métodos de educación de masas, desarrollo del ser humano”. José Elías Thielen. Entrevista, 16 de marzo de 2003.

Variadas son las expresiones de solidaridad y de cooperativismo que pueden ser conseguidas en Venezuela, pudieran ir desde las conocidas experiencias de autoayuda desarrolladas por comunidades indígenas y campesinas como la cayapa y la mano vuelta, pasando por las de cajas de ahorro constituidas en Caracas, Valencia, La Guaira, Puerto Cabello, Maracaibo, y Mérida entre los años 1842 y los finales del Siglo XIX hasta las cooperativas propiamente tales, con el formalismo legal básico para su funcionamiento y los principios y valores que deberían caracterizarlas. Las cooperativas como fórmula para enfrentar problemas comunes con esfuerzos propios han existido en Venezuela desde finales del S. XVIII pero se viene construyendo de manera sostenida desde la caída del dictador Pérez Jiménez ya que las genuinas cooperativas necesitan de democracia para desarrollarse.

Las referencias históricas acerca de la primera cooperativa apuntan a cuatro opciones, todas entre finales del siglo pasado y principios del pasado pero solo una plenamente certificada. De demostrarse, la opción mas antigua se remontaría a una constituida en el estado Falcón durante la Guerra Federal, cuyo “estatuto a medio quemar” fue encontrado por el historiador Federico Brito Figueroa en una investigación sobre el General Ezequiel Zamora, como dato curioso el historiador le confiaría a Humberto Rojas Danglade, ex-presidente del Consejo de Administración de Ceconave que ese estatuto se encontraba junto a un estatuto cooperativo inglés de donde podía suponer  que también fuese una simple traducción (Entrevista del autor a Humberto Rojas  del 31/08/1998).

La segunda sería la señalada en un documento de la Central Cooperativa y de Servicio del Zulia (Cecosezul), referida a una cooperativa de ahorros constituida por 59 ciudadanos en Valencia el 28 de abril de 1884 durante el Gobierno de Guzmán Blanco; se afirma que para constituirla  los fundadores escogieron el “modelo de la isla canaria de Tenerife”; en esa época había cierta efervescencia por el cooperativismo, en 1896, durante el gobierno de Joaquín Crespo, se realizó en Caracas el Primer Congreso de Trabajadores de Venezuela que estableció entre los objetivos del sector laboral “estudiar la necesidad de establecer las sociedades cooperativas” .

La tercera opción corroborada por Martínez Terrero, fue la “Sociedad Cooperativa de Ahorros y Construcciones de Porlamar”, fundada en 1903, que fijó su fecha de constitución un 28 de octubre por ser aniversario de la constitución de la Rochdale Society of Equitables Pioneers, ella aún existía en 1941[1]. La última opción está referida a una cooperativa de ahorro y crédito constituida en Chiguará, estado Mérida a principios del Siglo XX, señalada como la primera pero sin fecha precisa, en varios documentos de Ceconave.

Durante algo más de la primera mitad del S. XX el cooperativismo estuvo marcado por los altibajos de gobiernos dictatoriales en un país con concentración del capital en pocas manos, bajos niveles de producción y consumo, y ausencia notoria de vías de comunicación. La inestabilidad jurídica contribuyó a frenar la constitución de cooperativas. Tres leyes cooperativas y un breve paso por la reglamentación del Código de Comercio, rigieron ese período.

Pero no es el caso profundizar en esa historia, fue a partir de 1959, con la caída de la asesina dictadura perezjimenista y el retorno al país de numerosos demócratas, socialistas y comunistas con ideas renovadoras acerca de la planificación, la reforma del Estado, y la importancia de ciertas organizaciones como las cooperativas cuando esta opción tomó forma. En ese entonces José Elías Thielen Hernández, humilde sacerdote, hombre lleno de bondad, a quien el autor de estas líneas tuvo el honor de tenerlo como amigo, compañero de equipo en un taller, y ser su facilitador en otro, se fue al instituto Coady de la St. Francis Xavier University en Antigonish, Nueva Escocia, Canadá a participar en un programa de desarrollo comunitario que combinaba principios y prácticas de una educación crítica de adultos con preceptos cooperativos.

José Elías fue enviado a Coady por el Monseñor Francisco José Iturriza, nacido en Valencia, Edo. Carabobo, quien en una visita a Coro, al observar escandalosos procesos de usura  y los maltratos de humildes artesanos por proveedores y comerciantes, intentó fallidamente constituir una cooperativa de carpinteros; fuentes anónimas señalan que “le fue mejor con los tejedores de sombreros de palma, y con los fabricantes de hamacas y alpargatas, quienes se veían obligados a comprar muy cara la materia prima y a vender sus productos a precios deprimidos”. Fue Monseñor Iturriza, quien conociendo la existencia en Nueva Escocia de una cooperativa de pescadores fundada por un sacerdote jesuita, envió a los sacerdotes Elías Thielen y Vicente Fuentes a estudiar en Coady. Allí estudió con estudiantes de Malasia, África, Pakistan y España desde Agosto 58 a julio 59, y calibró sus ideas acerca del cooperativismo necesario para nuestro país, regresó y actuó en consecuencia.

El Instituto Coady nació como departamento de extensión bajo el liderazgo del sacerdote Moses Coady en 1928. El método de Antigonish se basaba en el desarrollo humano, la educación y la cooperación"; los impactos de sus egresados en el continente fueron de importancia, basta destacar que egresados de ella impulsaron importantes programas de ahorro y crédito en San Gil, pueblo de reconocidos impactos cooperativos en Colombia; en Puerto Rico, donde el cooperativismo de ahorro y crédito juega papel fundamental en la economía; y Venezuela.

Sobre los rasgos que adquiere el cooperativismo venezolano por la influencia de Antigonish, Martínez Terrero afirma: “Así pues, el movimiento venezolano tiene una cierta orientación europea debido a su origen, pero con la mística y la filosofía del Movimiento Antigonish. Se diferencia así del cooperativismo actual de Estados Unidos donde predomina cierta actitud eminentemente práctica, menos filosófica y social, y con un énfasis mayor en el aspecto económico”.

Agrega Martínez Terrero que el movimiento venezolano se parece así al de Puerto Rico. Citando a Valko  afirma que “el movimiento de Puerto Rico es mas idealista y espiritual que el de Estados Unidos; ha sido influido poderosamente por el Movimiento Antigonish que se acomoda mejor al temperamento de los de habla española”; concluye: “este predominio de elementos idealistas y sociales en el movimiento cooperativo cuadra bien con la situación económica tan desesperada de tantas áreas venezolanas subdesarrolladas donde el entusiasmo de tipo social será seguido de una preocupación mas realista por obtener ventajas económicas directas”. Sin duda que una investigación acerca de esos impactos sigue pendiente.

Coherente en sus propuestas y acciones, José Elías como párroco concentró sus esfuerzos en la falconiana Comunidad Cardón, entonces Campo Shell, e impulsó la constitución de una cooperativa de Ahorro y Crédito en Tacuato, pueblo fundado en 1774  con cierto flujo de dinero  gracias a las petroleras lo que produjo la aparición de usureros.

Fundada el 10 de abril de 1.960 por Silvio Bracho, los hermanos Dewendt Oberto y Félix Delgado, para un total de 13 asociados, Tacuato fue la primera cooperativa de la era democrática y la primera inscrita en el Ministerio de Fomento, nació con una suscripción inicial de apenas 123 bolívares (unos 28 dólares al cambio de entonces), y se afirma que su primer crédito fue para la compra de un burro. Según palabras de José Elías, “Tacuato se inició como ahorro y crédito por ser la forma mas sencilla de cooperativismo y el dinero es un elemento necesario para todo otro proyecto” (Entrevista a José Elías, 16/03/2003).

Tacuato sería referencia falconiana y nacional de cooperativismo, varias comunidades de ese estado seguirían su ejemplo y constituirían cooperativas: Comunidad Cardón, Consumo Paraguaná, Judibana, Santa Ana, Pueblo Nuevo, Buena Vista, Las Piedras, Punta Cardón, San José Obrero, y Cotraedup. Para el país Tacuato abriría compuertas de un cooperativismo con raíces propias.  Tacuato continúa en marcha, es centro dinámico de la población del mismo nombre y no hay evento social que no pase por su sede. La Península de Paraguaná por su parte es la región del país con mayor penetración demográfica del cooperativismo de ahorro y crédito con un total de 81.897asociados a ellas, el 29,99 % de  los 272.990 habitantes de tres de sus municipios: Carirubana, Falcón y Los Taques.

Con la Constitución Nacional de 1961 que incluye el término cooperativa y economía popular se abrieron cauces a estas fórmulas, lo que facilitó su promoción y fomento por parte del Estado. Las inquietudes individuales de varios sacerdotes continuaron y se hizo mas efectiva en la medida en que ellos mismos con otras personas actuaron de manera organizada gracias a instituciones como el Centro de Educación Cooperativa de Mérida fundado por Thielen en 1963; el Centro Gumilla de Barquisimeto constituido en enero de 1966 por el sacerdote José Luis Echeverría (S. J. fallecido) también egresado de Antigonish, uno de los fundadores del cooperativismo en el país.

La labor de José Elías continuó. A finales de los 60s, 15 cooperativas constituyeron el Centro Nacional de Educación Cooperativa (Ceneco,19/10/1968), coordinado por ciudadanos de experiencia en educación de adultos y cooperativismo como el Dr. Carlos Molina Camacho, el Lic. Ignacio Vázquez Verde, y el mismo Thielen, Ceneco nació buscando una forma de integración de las cooperativas de Caracas con ayuda de la Sunacoop, y posteriormente dio lugar a la Central Cooperativa”.

En la oportunidad en que el Ceneco inicia su programa de extensión cooperativa con apoyo del Centro Gumilla y Fundacomún, institución gubernamental de apoyo a barrios y sectores populares, se impulsa la constitución de numerosas cooperativas de ahorro y crédito en Caracas y el Edo. Miranda con el sacerdote Alberto Dorremochea del Centro Gumilla (Padre Dorre como le gusta que lo llamen) como destacado promotor. Tal fue la influencia de esta pléyade de sacerdotes que aún hoy, en cualquier balance del cooperativismo venezolano, sus valores y acciones poseen peso. Varios de ellos, con o sin hábitos, continúan su labor promotora.

José Elías también jugó papel preponderante en la conformación de organismos de integración como los denominados capítulos, suerte de integración de cooperativas de cualquier tipo a niveles regionales con fines fundamentalmente formativos, de coordinación, y auto-apoyo, que funcionarían de manera parcial y limitada en varias regiones del país destacando el de Paraguaná, en Falcón, a principio de los 60´s, y los de Caracas y Miranda a finales de esa década. José Elías fue ferviente defensor de la integración cooperativa con influencia en la constitución de la Unión de Fomento Cooperativo y la Federación de Cooperativas de Ahorro y Crédito de Venezuela (Fecoacreve).

Siendo el autor directivo del Ciriec – Venezuela, en noviembre de 2001, se le rindió en la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET) un merecido homenaje en vida, de ese homenaje son las fotos que ilustran estas líneas de reconocimiento a quien fuera ejemplo de coherencia entre el pregón y las acciones. A propósito de José Elías su buen amigo Carlos Molina Camacho, cooperativista y ex Superintendente Nacional de Cooperativas, afirmó: “Fue de verdad un gran educador y creía sinceramente en el pueblo, en sus ideas, en sus proyectos, y en que unidos, "poniendo nuestras lochas juntas", como decía, podemos crear una economía auténticamente popular y que haga contrapeso al capitalismo voraz y al estatismo”.

José Elías falleció el 22 de julio de 2008. Una penosa enfermedad lo alejó de su función de promotor de cooperativismo en la UNET, institución que colocó su nombre a un aula, desde la que trabajaba con campesinos tachirenses e impulsaba su gran ilusión educativa: el cooperativismo en los niños. Dejó la cooperativa de vivienda que habitaba en la capital tachirense para morir con sus familiares en Maracaibo, algo más cerca del falconiano pueblo Cumarebo que lo vio nacer.

[1] Ver Martínez Terrero, José. Las Cooperativas en Venezuela. Fondo Editorial Común. Primera edición. Centro Gumilla. Caracas. 1972.

Oscar Bastidas Delgado
oscarbastidasdelgado@gmail.com
@oscarbastidas25

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