martes, 8 de abril de 2014

MALÚ KIKUCHI, “FUENTE OVEJUNA”, CASO ARGENTINA

Fue un hecho histórico. Sucedió realmente en 1476, en Fuente Ovejuna, pueblo cordobés que dependía de la Orden de Calatrava. Eran los tiempos de la unificación de España, ardua tarea de los Reyes Católicos. Pero la parte política es sólo el telón de fondo, no hace al hecho en sí.

Con su genial talento, Lope de Vega escribe una obra teatral en 3 actos, cuyo título es Fuente Ovejuna (1619) y nos retrotrae al secundario, cuando era obligatorio leerla en 4° año. De acuerdo a otro grande, Menéndez y Pelayo, “no hay otra obra más democrática en todo el teatro castellano”.

Como hace tiempo que la leímos, refresquemos la memoria. Fernán Gómez de Guzmán es el comendador que rige Fuente Ovejuna. Abusa del poder, es un tirano. Pretende a Laurencia, la hija del alcalde, que lo rechaza. Trata de obligarla, pero el novio de Laurencia, Frondoso, lo impide.

Laurencia y Frondoso deciden apresurar su casamiento, pero estando en la iglesia, Don Fernán los detiene. El pueblo, harto de robos, violaciones y atropellos de todo tipo, entra en el palacio y asesina al comendador.

Durante el juicio, cada vez que se pregunta quien fue el asesino de Fernán, el pueblo, todos a una, contestan: “Fuente Ovejuna, Señor”. Sin poder averiguar nada más, el pueblo se disculpa, los Reyes Católicos lo perdonan.

No es ficción. Sucedió.

La naturaleza es enemiga del vacío. Si el gobierno no cumple con su indelegable función de proveer a la seguridad de su pueblo, alguien lo hará en su lugar. Lo hará mal, fuera de la ley, castigando sin proporción el delito cometido, y lo hará porque está fuera de sí, harto de todo hartazgo.

Decía Perón “cuando los pueblos se cansan, suele tronar el escarmiento”.  Dejo constancia que esto no es una justificación de hechos que no son, ni pueden ser justificables, es sólo una explicación; porque nada sucede sin una razón previa. Causa y consecuencia. Toda causa tiene su consecuencia.

Zaffaroni, la impunidad, la visible corrupción estatal, el poder judicial vaciado de justicia, y en parte la exclusión y los hijos de la droga, son las causas de los permanentes crímenes, violaciones, robos, arrebatos, secuestros virtuales y de los otros, que sobrevivimos los que tenemos la suerte de hacerlo.

Los linchamientos, que están mal, que no deben ser, pero son, responden a personas cansadas de no recibir respuesta a sus permanentes reclamos de seguridad, por la que pagan altos impuestos y no reciben nada a cambio.

Reconocemos que Cristina tiene razón, que si alguien cree que su vida no vale nada, piensa que la del otro tampoco vale nada. Es cierto, los NI-NI saben que van a morir violentamente y temprano, no les importa matar, ni morir. Pero vamos a recordarle a Cristina que estos hijos de la droga, o los Ni-Ni, jóvenes todos ellos, crecieron los últimos 11 años bajo un gobierno K.

Durante estos 11 años hemos vivido un festival de violaciones a todas las leyes, empezando por el gobierno. Mal ejemplo para la gente. Por un lado, si el juez es sobreseído de todos los cargos que hay en su contra y él a su vez sobresee inimaginables aumentos patrimoniales de miembros del gobierno; ¿por qué el ratero no va a quedarse con un reloj o una cartera?

En cuanto a la droga y su crecimiento de estos 11 años, se supone que son la razón de tanta muerte gratuita, sucedida a pesar que el asaltado entregó dinero, llaves y auto. Muertes porque sí. Nadie hace nada. La gente se cansa. “Tanto va el cántaro a la fuente…” No se puede pretender que la gente siga paralizada ante tanto crimen y no reaccione, ya que los que deben ocuparse de poner orden, no lo hacen.

Llama la atención entre tanta progresía como nos rodea, el horror que causan los linchamientos, que son horrorosos, pero no más que asesinar jubilados a golpes -1 cada 4 días-, o dispararle en la panza a Carolina Píparo que ya había entregado los dólares que había sacado del banco, de manera que Isidro, el bebé, muriera asesinado. Horroroso.

Probablemente la amenaza del nuevo código penal, tan amigable para con los delincuentes y tan olvidado de las víctimas, haya sido uno de los detonantes de los linchamientos. No han sido una conspiración, pero sucedieron en alejados lugares del país, casi al mismo tiempo. Lo que indica que el pueblo tiene un reloj común, y por estas horas marca “¡basta!”

El gobierno tiene que dejar de mirar culebrones o talk shows y poner no sólo atención, sino abocarse a lo que debiera haber hecho desde el comienzo de sus mandatos, el 25/5/2003, y ocuparse de la seguridad de la gente, de la buena gente que trabaja, paga impuestos, manda sus chicos al colegio y vive aterrada, encerrada tras las rejas, con custodios y cámaras de seguridad.  Nada es suficiente.

Quizás, sólo quizás, si los delincuentes supieran con certeza que sus crímenes iban a ser castigados con penas justas, se lo pensarían dos veces antes de cometerlos. Mientras, el fantasma de los linchamientos seguirá asustándonos. ¡Cuidado! El pueblo dijo “hasta acá llegamos”.

Fuente Ovejuna no es sólo una obra de teatro, está basada en un hecho real.

Malu Kikuchi
maluki@fibertel.com.ar
@malukikuchi

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