lunes, 28 de abril de 2014

LUIS MANUEL CUEVAS QUINTERO, EL ASALTO DE LA HISTORIA, UN ASALTO A LA RAZÓN. DESDE MEXICO

“Nunca nos cansaremos de criticar a quienes deforman el pasado, lo reescriben, lo falsifican, exageran la importancia de un acontecimiento o callan otro; estas críticas están justificadas (no pueden no estarlo), pero carecen de importancia si no van precedidas de una crítica más elemental: la crítica de la memoria humana como tal.” Milán Kundera, La ignorancia

ERA de esperarse esta nueva estrategia del Estado ahora dirigida a construir una nueva historia modelada como un traje a la medida de la obsesión por el poder. Socializada como un valor absoluto en los textos escolares la puesta en marcha de un nuevo modelado de la conciencia aparece como una nueva fuerza centrípeta del autoritarismo.
Mientras  la intelectualidad de oposición sigue creyendo que estos creyentes no creen en serio, los intelectuales afectos al gobierno se organizan para asaltar la historia en nombre de artificios tales como el del amamantamiento de Simón Bolívar, ya intentaron en otra ocasión poner su cuna en Capaya y africanizarlo discutiendo las relaciones íntimas de su padre, ya su pretendido rostro "real" muestra un desdibujamiento tras el que se esconde una modelización mestiza amparada en una pretendida reconstrucción de antropología física, también quisieron mostrar que su muerte era el producto de una conspiración imperialista que había recurrido al veneno como recurso para vencer a un emancipador, también los actos de nombrar los lugares implican un desmontaje de la tradición que es sustituida por una nueva invención de la  realidad que se refugia en el acto simbólico de rebautizar como hicieron con el cerro el Ávila para sustituirlo por un nombre indígena de dudosa procedencia, lo mismo se ha intentado hacer en otras zonas del país. Todo se despliega como si con esos hechos forjados estuviesen develando verdades herméticas que justifican ese imaginario del resentimiento que se puso a andar en distintos estratos de la sociedad venezolana y recuerdan el llamado a reflexionar de Mariano Picón Salas sobre la distinción entre el igualitarismo y la libertad que gravitan pendularmente en nuestra historia.
Lo sucedido con esta manipulación del pasado, confronta dos posiciones intelectuales, ambas operan con ideas y tienen en la palabra y el control de la comunicación sus armas principales. De este modo, la noción de intelectual confronta al menos dos tipos, una está extendida a una cierta tipología social que mediante una formación académica muy débil pero si eficaz en cuanto a las posiciones alcanzadas para convertirse en arcontes, recurren al oficio de la palabra sin una mayor distinción de la verdad, junto a ella hay una más restringida que se opone sin ligadura partidista y apelando a la autonomía de la razón remite su oficio a una condición ética de la operación de escritura que debe manifestarse frente a este nuevo uso y abuso de la historia.
Este asalto a la historia, es como sabemos, también un asalto a la razón. La exigencia de argumentaciones es sustituida por la ideología y el dogma que no requieren de un mayor ejercicio argumentativo, pues se sostienen ambas sobre la creencia de dos relaciones temporales: la del pasado al que recurren para coger impulso en medio de una nostalgia de megalomanía geopolítica y de un revestimiento moralista que falsifica nuevas voces de la historia, y la del futuro, al cual postergan todo esfuerzo de cambio y esperanza a las clases populares. De fondo en este cuadro de pseudo historicismo, la demolición de la secularización en Venezuela y la puesta en marcha, lenta pero eficaz, de un imaginario instituyente que si bien aún no se ha cristalizado, posee un fuerte capital social de adeptos.
Me pregunto, ¿Estamos dispuestos a enfrentar este asalto a la razón?, seguiremos menospreciando al adversario y sus creencias que poco estudiamos y conocemos en su operación comunicativa en los individuos y en las masas postergando la responsabilidad ética y el ejercicio de la crítica ante esta nueva arremetida de manipulación del pasado. Resulta sospechoso que todo aparece en medio de un contexto de irritabilidad social, de una crisis económica y de valores y en presencia de un diálogo que cada vez se parece a una escena teatral con convidados que se niegan a ir porque saben que detrás del juego de exhibición "civilizada" para la comunidad internacional se esconde un proceso acelerado de control social cuyo nudo gordiano se resiste a dialogar en serio.
 Recuerden, los únicos reductos que no han logrado conquistar los partidarios de este tejido complejo de despotismo tropical y centralismo, son las universidades autónomas y la Iglesia. Alfredo Armas Alfonzo tiene un cuento ambientado en los tiempos del caudillaje y de las montoneras rurales que asolaban los llanos venezolanos, su nombre no lo recuerdo, pero al final se desprende una frase que mezcla pavor y humor, como una nota de ironía en el instante en que un pueblo es mancillado y con una soldadesca muerta de hambre, el jefe de la montonera mirando a una mujer de amplio y voluptuoso pecho  dice, “en donde mama uno maman todos”.
Luis Manuel Cuevas Quintero
luimanc@yahoo.com

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