jueves, 17 de abril de 2014

CARLOS E. AGUILERA A., EL DIÁLOGO DESNUDÓ AL RÉGIMEN

Controversiales comentarios han surgido en torno a la reunión celebrada en Miraflores entre Nicolás Maduro, miembros de su gabinete y representantes de la oposición. Para unos, los menos, la misma no arrojó el resultado deseable pues no pasó de un simple escarceo entre los contrincantes políticos. Para otros, los más, el llamado diálogo permitió a la oposición desnudar las falencias y políticas del régimen, circunstancia a la que le sacaron provecho Henriquez (Copei), Ramos Allup (AD), Henri Falcón, gobernador de Lara y Aveledo, secretario general de la MUD, entre otros.

Pero la verdad verdadera es que  este hecho permitió que la opinión pública nacional a lo largo de casi 5 horas y media que alcanzaron hasta la madruga, conociera entre otras cosas que las protestas obedece al mayor fracaso económico que experimenta nuestro país en 15 años, en los que quienes detentan el poder han despilfarrado un trillón (millón de millones y medio) de dólares provenientes de los ingresos petroleros y que cualquier medida de equidad ha originado la destrucción del aparato productivo y en consecuencia el empobrecimiento de todos los venezolanos, a excepción obviamente de quienes le han sacado provecho y han constituido una nueva clase social denominada los boliburgueses. Un régimen responsable de la pérdida de la soberanía política, alimentaria y de salud y que ha configurado un gobierno corrupto y disfuncional, que admite muy pocas comparaciones.

Un régimen que para hacer frente a los problemas de inflación y carestía adoptó un nuevo sistema cambiario y el control de precios, en tanto que la inseguridad ha situado a Venezuela en el segundo lugar de los países más violentos del mundo. De allí que los jóvenes estudiantes  apoyados por la sociedad civil se esté pronunciando desde casi hace dos meses en calles y avenidas de todas las ciudades del país.

Nadie puede negar que los venezolanos estamos definitivamente divididos en dos sectores  y que la crisis es tan grave que hasta el momento arroja un nefasto saldo 41 víctimas, daños materiales y una secuela de consecuencias impredecibles en muchos hogares venezolanos, por la pérdida de sus seres queridos en una lucha desigual de la paz contra la violencia, la primera encarnada por los jóvenes estudiantes y la segunda por quienes dicen defender a ultranza a un régimen que se proclama socialista, bolivariano, revolucionario, marxista y como lo afirmara en cierta ocasión Fidel Castro, comunista.

Cuando una país se encuentra en una situación como la nuestra, no se puede responsabilizar de todo cuanto ocurra a quienes se les considera sus adversarios políticos, cuando el ”mea culpa”  debería ser de quienes gobiernan. Por eso, el reclamo popular que es de más de la mitad de los venezolanos, que votaron por otra alternativa política diferente a la que hoy día se pretende a troche y moche imponer, rechaza rotundamente.

El diálogo que presenció el país nacional había creado una real expectativa como es natural en todos los sectores del país, ansioso de que se encuentren soluciones como la de una transición democrática que conlleve al irrestricto respeto de los Derechos Humanos, y no la pretensión de desmovilizar las protestas que ha servido de pretexto al régimen para recrudecer la represión, negarse a otorgar la amnistía a los presos políticos, desmantelar a los grupos paramilitares que el gobierno niega sean sus afectos, cosa que es palpable en la actuación de los llamados colectivos, establecer una Comisión Nacional de la Verdad, totalmente independiente y renovar los poderes públicos.

Los resultados de una reciente encuesta son reveladores: más de la mitad de la población (55%) se considera de oposición, y  menos de un tercio (32%) es adepto al chavismo-madurismo. Culpan de la crisis a Maduro y expresan que debe salir por “algún mecanismo constitucional”.  El 70% de los consultados está descontento con su gestión, 60% rechaza su liderazgo, 55% reconoce vivir en una dictadura, y cerca de la mitad del país respaldaría la convocatoria de una Asamblea Constituyente o la solicitud de su renuncia y masivamente rechazan la intromisión de los cubanos, al mismo tiempo que reconocen que los protagonistas políticos del momento actual son los estudiantes (57%).

Una cosa es cierta, después de que Diosdado Cabello destituyera a la diputada María Corina Machado, se enviara a la cárcel a dos alcaldes sin que mediara consulta revocatoria alguna y prometer prisión a otros cuatro concejales de la oposición en Caracas, Maduro logro la hazaña de crear un enemigo común que reflotó la unidad de los partidos disidentes, al menos de manera circunstancial y los dirigentes de la Mesa de la Unidad (MUD) afrontan, por su parte, el reto de superar las mezquindades internas para que el amplio y diversos electorado opositor los reconozca como representantes legítimos de sus demandas frente al gobierno.

El ex presidente brasileño Luiz Ignacio Da Silva  advirtió a Maduro de que “debe dedicarse por completo a gobernar” con un gabinete de coalición que dirija al país durante los cinco años de gestión que le quedan por delante, advertencia que obviamente hizo caso omiso. En tanto que otros lideres regionales como Dilma Rousseff, Michelle Bachelet o José Mujica que lucharon contra dictaduras cuando eran adolescentes, su silencio respalda los abusos de la represión ordenada por Maduro, por circunstancias de solidaridad particular y afectos al llamado socialismo latinoamericano.

Son las protestas y la resistencia sostenida y organizada de los jóvenes las que empujaron a Maduro y a la MUD a sentarse en esa mesa, a pesar de las contradicciones internas. De lo contrario, surgirá una nueva clase de excluidos que más temprano que tarde reivindicará su derecho de ejercer el poder en clave de venganza, como lo hizo Chávez primero por la vía armada y luego por la electoral.

Es necesario recordar lo que la historia nos enseña, y que el empleo de la fuerza no ha servido para solucionar los problemas de un país. Más bien, lo que siempre ha sucedido es que quienes emplean la fuerza tienen que rendir cuentas a la justicia.

El ecuatoriano Juan Montalvo, escritor, periodista e intelectual de talla, autor de varias obras como “Los capítulos que se le olvidaron a Cervantes” Las Catilinarias” y otras, escribió en cierta ocasión: 

"El malestar de las repúblicas sudamericanas consiste, no tanto en sus malas leyes, cuanto en que las buenas no son obedecidas, y en que el poder ejecutivo tiene por ellas mismas facultades exorbitantes, y cuando no las tiene, se las arroga de mano poderosa. La violación de una ley es un paso a la tiranía; y yo no la sufriría sino cuando el primer magistrado pudiese hacer este juramento: Juro que he salvado la patria. Pero entendámonos; salvar la patria, es salvarla verdaderamente; cosa que la comprenderemos bien, si sabemos lo que es patria. En estas nacioncillas de partidos cada cual llama patria a su poder y su provecho; patria es el mando, patria el sueldo, patria las bayonetas, patria el partido".

¡Cuánto tiene Montalvo de profeta! Su pensamiento sigue vivo, sus lecciones de libertad son una manifiesta y permanente enseñanza.

Carlos E. Aguilera A.
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)

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