El oficialismo se desploma. Una de las encuestadoras más prestigiosa (DATOS) refleja que solo 27,1% apoya algo o mucho al gobierno, el deslave es evidente incluso en los sectores D-E. Agregue usted que el 72% evalúa la situación como negativa, la inmensa mayoría responsabiliza a Maduro de los problemas del país, el 87% cree que debe rectificar sus políticas, solo 41,9% lo reconoce como “líder del oficialismo” y apenas 36,6% piensa que es él quien manda.
El cuadro es
dramático y explica tanto las conspiraciones palaciegas en el entorno
presidencial como el entusiasmo inusitado que ha despertado una salida
inmediata del presunto Presidente y su banda. Tal precariedad ha estimulado en
sectores radicales –de lado y lado- la idea de que la violencia es la única
salida posible, tanto en los extremistas que quieren “cambio ya” como en sus
colegas que quieren “profundizar la revolución”. Por supuesto, el resultado de
esa ecuación nos puede conducir a una Guerra Civil u otra situación espantosa de
extrema violencia, tal como en algún momento se vivió en Centro América o
Colombia.
¿Estaremos
condenados a la tragedia? La “verdad” es lo mas democrático del mundo, cada
quien tiene la suya. Por fortuna, es muy reducido el segmento que afirma
erróneamente que “dictadura no sale con votos” ergo sale con balas. En efecto,
esas encuestas que sepultan al régimen son las mismas que indican que el 70,8%
de la población piensa que el gobierno puede ser sustituido por vía electoral y
apenas un 22,1% piensa lo contrario, porcentaje que se distribuye entre
oficialismo y oposición, llevando los primeros la mayor parte.
Ahora bien,
existe un liderazgo que con valentía le habló al país sobre “la salida” de este
régimen cuanto antes –lo cual compartimos- lo que no dijeron es que “todos los
caminos conducen a Roma”. Es decir, una salida constitucional o no, deriva
siempre en un acto electoral. En el caso de un Revocatorio o una Constituyente
es más que obvio. Incluso si el Presidente renunciara sería sustituido temporalmente
por el Vicepresidente (en su defecto por el Presidente de la AN) pero debería
convocarse a elecciones en 30 días. Hasta si se produjera un Golpe de Estado o
Autogolpe, iríamos a elecciones en un tiempo perentorio -en el mejor de los
escenarios- si es que no se consolida el militarismo.
Así
las cosas, para construir una salida pacífica y democrática, esta crisis
política es la oportunidad para exigir –entre otras cosas- la sustitución de
los Magistrados del TSJ y los rectores del CNE, a menos que se quiera asistir a
los comicios con la actual “institucionalidad”.
Lo otro indispensable es la Unidad: descalificar o subestimar a cualquier líder opositor es francamente una estupidez. Además, hay que dar un profundo contenido social a la protesta y asumir la calle como su escenario natural pero -sin temor alguno- hay que decirle a los venezolanos que debemos prepararnos para una lucha muy dura y trabajar para una salida electoral, no necesariamente en el 2019, quizás sea mucho antes pero con votos y no con balas. Capriles ha tenido el coraje de decirlo...
Richard Casanova
richcasanova@gmail.com
@richcasanova
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