domingo, 16 de marzo de 2014

POR RICHARD CASANOVA, UNA OSCURA SOMBRA

Desde el otrora "canal de todos los venezolanos", hoy convertido en patio trasero del PSUV, un vocero oficioso del gobierno informa insólitos movimientos bélicos. 

En efecto, Walter Martínez  anuncia que un descomunal portaviones ruso se desplaza hacia nuestro país pues están muy preocupados -junto a Cuba y Nicaragua- por "la intromisión extranjera en los asuntos de Venezuela", algo que consideran inaceptable. Agrega que, por la misma razón, dos portaviones chinos con todas sus fragatas de combate navegan hacia aguas del Caribe.   

¿Desde cuando somos una colonia rusa o será que los vende-patria que "gobiernan" nos endeudaron tanto que China se siente dueña del país?  

¿Por qué es inaceptable la intromisión de los gringos -que no han movido ni una bicicleta- pero los chinos y rusos tienen derecho a intervenir militarmente? 

Ni hablemos de la obscena presencia cubana en altas esferas del poder venezolano. Sin duda, ante la falta de papel tualé, podemos suponer lo que el régimen ha hecho con nuestra Soberanía Nacional. Gracias a este gobierno irresponsable, cínico e inmoral podemos terminar en el medio de una guerra o como protagonistas de una guerra civil. 

¿Hasta donde piensan llegar en este demencial juego de violencia? 

¿Con que derecho amenazan la paz de Venezuela y el mundo?

La guerra no sólo está en las mentes flatulentas de la chorocracia, hoy está también en la vida cotidiana de los venezolanos. ‎ Para el gobierno, la guerra ha sido como un juego, su retórica alude siempre a la violencia, es un mecanismo para amedrentar a la sociedad democrática, todo es una batalla y hasta la economía es una "Guerra", por cierto muy útil ocultar sus fracasos. La inseguridad es una tragedia pero la guerra contra el hampa no la asume el gobierno, sino la población venezolana. La muerte se hace parte del paisaje, casi olvidamos que en el 2013 tuvimos la pavorosa cifra de 24.763 homicidios.  El saldo es terrible, con el agravante que ahora tenemos a cientos de muertos, heridos y prisioneros, todos víctimas de la violencia y la represión del régimen. Lo más doloroso es que se hace costumbre: un muerto hoy, otro mañana. Venezuela se desangra, los nombres se olvidan y la muerte no es más que un suspiro. Pronto nadie recordará a la primera víctima, quizás ya muchos la olvidaron. 

Otros ni siquiera saben que en la protesta de ayer hubo un muerto, tal vez dos.  A veces preguntan ¿Van 18 o 20? ¿Son 28, cierto?  De verdad ¿hasta dónde vamos a llegar? Esta atroz mortandad es la sombra más oscura de este gobierno indolente e irresponsable. Cada día se hace más evidente –imperiosa- la necesidad de cambio, este gobierno no solo es insostenenible, es insoportable e incapaz de garantizar la paz.

@richcasanova

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