En
la cacareada “década ganada”, que ni es década (ya son casi 11 años), ni es
ganada (más bien mal desperdiciada), hay días en que todo el conjunto de
hechos, consecuencia de la política gubernamental, son demasiado.
La
inseguridad, es demasiada. Entre inexplicables asesinatos a manos de asesinos
que tienen el cerebro destruido por el
paco; arrebatos, entraderas, salideras, asaltos, robos, secuestros expres y de
los otros, es demasiado.
El
viernes 14, en 18 hs, seis asaltos y 4 muertos. La policía o no está porque es
zona liberada, o no está porque los efectivos no alcanzan, o porque no tienen
autos o combustible, o simplemente porque no reciben la orden de actuar. Y si
actúan sin órdenes, son juzgados y echados. Es demasiado.
Y
las violaciones y los femicidios que
aumentan estadísticamente de manera exponencial. Y las desapariciones de
jóvenes que se sabe responden a la trata de personas, delito redituable y
monstruoso que se multiplica en todo el país, sin que le encuentren solución.
Si es que la buscan. Es demasiado.
Y
son desapariciones, delito muy perseguido por el gobierno K, si éstas sucedieron en los setenta. Pero las
desapariciones de este tiempo, las que les competen al gobierno K, con estas,
no hacen nada. Es demasiado.
Y
la droga que se instaló en el país sin tener inconvenientes. Primero fuimos
país de paso, lo que implica que teníamos fronteras permeables y salidas
fáciles. Cuando el Plan Colombia en tiempos de Uribe presidente, con ayuda de
EEUU, hace un barrido exitoso de los cárteles de la droga, estos eligen “el
país de paso” para instalarse.
Estaba
preparado para que esto sucediera. Nadie cuida las fronteras, y las que tenemos
con Bolivia y Paraguay son muy extensas. Están libres de todo control. La ruta
34 es un paseo para los narcos. Empieza en Salvador Mazza, Jujuy, también
llamada la “la Juárez Argentina”, y termina en Rosario, hoy, capital de la
droga. Es demasiado.
Los
puertos están a mano, sin demasiada vigilancia. Argentina es en tiempos K, el
3° puerto de salida de la droga a nivel mundial, gracias a la “década ganada”.
Los aeródromos clandestinos, bien conocidos por las fuerzas de seguridad,
siguen siendo “clandestinos”, a pesar de tenerlos identificados. Importamos,
producimos, consumimos y exportamos drogas. Es demasiado.
El
tema sólo merece de parte del gobierno una ridícula discusión entre el ministro
de defensa Rossi, que dice que producimos y el subsecretario de seguridad Berni, avalado por el jefe de gabinete de
ministros Capitanich, que sostienen que no producimos. Y ahí se queda el
problema. Es demasiado.
Y
la inflación, que reconocida o no, nos come la vida y el bolsillo. Los
productos “cuidados”, de tan cuidados no salen a las góndolas y son casi
imposibles de encontrar. Todo aumenta. Y devaluaron, algo que se debía hacer,
pero se niega. Es más, Capitanich en el senado se negó a responderle a Sanz
(UCR), aduciendo que no tenía por qué responder si habían o no devaluado. Devaluaron un 20% y si, tiene obligación
constitucional de responder las preguntas del senado. Todo el
conjunto es demasiado.
Y
los millones de chicos sin clases desde hace 15 días, en un país que
involuciona todos los años en materia de educación, según las evaluaciones
mundiales. Y los espacios público ocupados, y los piquetes, y los problemas de
tránsito, y los cortes de luz y de agua cuando hay calor y el temor a la falta de gas en
invierno. Y la corrupción en todos los niveles del gobierno. Es demasiado.
Y
el juez Oyarbide que confiesa en cámara que frenó un allanamiento a una cueva
financiera, porque lo llamaron desde el despacho de Zannini. El poder judicial
sometido al ejecutivo. ¡Muy republicano! Y las lágrimas de Zannini en el
congreso, emocionado por la estatización de YPF, ¿o por los problemas con la
financiera? Pregunta sin respuesta: ¿los funcionarios de este gobierno, habrán
vertido lágrimas con las muertes de la mina de Río Turbio, de Cromañon, de la
tragedia del Once, todas muertes evitables? Es demasiado.
Y
soportando todos estos demasiados, está la gente. La gente que mantiene al
estado con sus impuestos. La gente que es robada, violada, desaparecida,
asesinada, que se queda atrapada por un piquete y no puede moverse en un
tránsito enloquecido. O que se queda sin colectivos de 12 a 24 hs en un día de
lluvia, porque asesinaron a un colectivero más. La gente expoliada por los
impuestos que se malgastan en propaganda oficial. La gente a la que no le
alcanza la plata. La gente harta de corrupción. LA GENTE. Nosotros.
En
serio, hay días, demasiados días, en que la realidad da ganas de vomitar. Y no
digo que dan “asco” para no parecerme a Fito Páez. Porque mientras a nosotros
nos pasan cosas horribles contra las que no tenemos defensa, la presidente
baila chamamé en una villa recordando a Chávez y el vicepresidente, desde su
sitial del senado, durante la interpelación al jefe de gabinete de ministros,
juega al Sudoku. Es demasiado. ¿Les importamos?
No.
Sólo importamos a la hora de votar. Ese es el momento de terminar con los
demasiados. De nosotros depende recuperar libertad, respeto por los derechos
individuales y acabar para siempre con la impunidad. Se puede y se debe.
Malú Kikuchi
@malukikuchi
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