martes, 18 de marzo de 2014

MALÚ KIKUCHI DEMASIADO (“IS TOO MUCH”, DIRÍA CRISTINA), DESDE ARGENTINA

En la cacareada “década ganada”, que ni es década (ya son casi 11 años), ni es ganada (más bien mal desperdiciada), hay días en que todo el conjunto de hechos, consecuencia de la política gubernamental, son demasiado.

La inseguridad, es demasiada. Entre inexplicables asesinatos a manos de asesinos que tienen el cerebro destruido  por el paco; arrebatos, entraderas, salideras, asaltos, robos, secuestros expres y de los otros, es demasiado.

El viernes 14, en 18 hs, seis asaltos y 4 muertos. La policía o no está porque es zona liberada, o no está porque los efectivos no alcanzan, o porque no tienen autos o combustible, o simplemente porque no reciben la orden de actuar. Y si actúan sin órdenes, son juzgados y echados. Es demasiado.

Y las violaciones y los femicidios  que aumentan estadísticamente de manera exponencial. Y las desapariciones de jóvenes que se sabe responden a la trata de personas, delito redituable y monstruoso que se multiplica en todo el país, sin que le encuentren solución. Si es que la buscan. Es demasiado.

Y son desapariciones, delito muy perseguido por el gobierno K, si éstas  sucedieron en los setenta. Pero las desapariciones de este tiempo, las que les competen al gobierno K, con estas, no hacen nada. Es demasiado.

Y la droga que se instaló en el país sin tener inconvenientes. Primero fuimos país de paso, lo que implica que teníamos fronteras permeables y salidas fáciles. Cuando el Plan Colombia en tiempos de Uribe presidente, con ayuda de EEUU, hace un barrido exitoso de los cárteles de la droga, estos eligen “el país de paso” para instalarse.

Estaba preparado para que esto sucediera. Nadie cuida las fronteras, y las que tenemos con Bolivia y Paraguay son muy extensas. Están libres de todo control. La ruta 34 es un paseo para los narcos. Empieza en Salvador Mazza, Jujuy, también llamada la “la Juárez Argentina”, y termina en Rosario, hoy, capital de la droga. Es demasiado.

Los puertos están a mano, sin demasiada vigilancia. Argentina es en tiempos K, el 3° puerto de salida de la droga a nivel mundial, gracias a la “década ganada”. Los aeródromos clandestinos, bien conocidos por las fuerzas de seguridad, siguen siendo “clandestinos”, a pesar de tenerlos identificados. Importamos, producimos, consumimos y exportamos drogas. Es demasiado.
El tema sólo merece de parte del gobierno una ridícula discusión entre el ministro de defensa Rossi, que dice que producimos y el subsecretario de seguridad  Berni, avalado por el jefe de gabinete de ministros Capitanich, que sostienen que no producimos. Y ahí se queda el problema. Es demasiado.

Y la inflación, que reconocida o no, nos come la vida y el bolsillo. Los productos “cuidados”, de tan cuidados no salen a las góndolas y son casi imposibles de encontrar. Todo aumenta. Y devaluaron, algo que se debía hacer, pero se niega. Es más, Capitanich en el senado se negó a responderle a Sanz (UCR), aduciendo que no tenía por qué responder si habían o no devaluado.  Devaluaron un 20% y si, tiene obligación constitucional de responder las preguntas del senado.  Todo  el conjunto es demasiado.

Y los millones de chicos sin clases desde hace 15 días, en un país que involuciona todos los años en materia de educación, según las evaluaciones mundiales. Y los espacios público ocupados, y los piquetes, y los problemas de tránsito, y los cortes de luz y de agua cuando hay  calor y el temor a la falta de gas en invierno. Y la corrupción en todos los niveles del gobierno. Es demasiado.
Y el juez Oyarbide que confiesa en cámara que frenó un allanamiento a una cueva financiera, porque lo llamaron desde el despacho de Zannini. El poder judicial sometido al ejecutivo. ¡Muy republicano! Y las lágrimas de Zannini en el congreso, emocionado por la estatización de YPF, ¿o por los problemas con la financiera? Pregunta sin respuesta: ¿los funcionarios de este gobierno, habrán vertido lágrimas con las muertes de la mina de Río Turbio, de Cromañon, de la tragedia del Once, todas muertes evitables? Es demasiado.

Y soportando todos estos demasiados, está la gente. La gente que mantiene al estado con sus impuestos. La gente que es robada, violada, desaparecida, asesinada, que se queda atrapada por un piquete y no puede moverse en un tránsito enloquecido. O que se queda sin colectivos de 12 a 24 hs en un día de lluvia, porque asesinaron a un colectivero más. La gente expoliada por los impuestos que se malgastan en propaganda oficial. La gente a la que no le alcanza la plata. La gente harta de corrupción. LA GENTE. Nosotros.

En serio, hay días, demasiados días, en que la realidad da ganas de vomitar. Y no digo que dan “asco” para no parecerme a Fito Páez. Porque mientras a nosotros nos pasan cosas horribles contra las que no tenemos defensa, la presidente baila chamamé en una villa recordando a Chávez y el vicepresidente, desde su sitial del senado, durante la interpelación al jefe de gabinete de ministros, juega al Sudoku. Es demasiado. ¿Les importamos?

No. Sólo importamos a la hora de votar. Ese es el momento de terminar con los demasiados. De nosotros depende recuperar libertad, respeto por los derechos individuales y acabar para siempre con la impunidad. Se puede y se debe.

Malú Kikuchi
@malukikuchi

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