domingo, 16 de marzo de 2014

EUGENIO MONTORO, CÓMO HACER EL QUÉ

         Aclaremos el título pues nos parece enredado. Lo que pretende decir es que cuando queremos hacer algo tenemos el “qué” y luego el método para lograrlo es el “cómo”.
        
La historia de la humanidad es la repetición de estas dos palabras que son la clave entre el éxito o fracaso de cualquier proyecto.
         Por ejemplo, Simón Bolívar se empeñó en sacar el dominio español de tierras suramericanas (eso fue el qué) y organizó y lideró una guerra de muchos años para lograrlo (eso fue el cómo). Tuvo un gran éxito y pasó a la historia como libertador.
         Adolfo Hitler se propuso conquistar Europa (el qué) y lideró una guerra tremenda para lograrlo (el cómo). Fue derrotado y pasó a la historia como un sanguinario criminal.
         Los resultados obtenidos al definir el qué y actuar sobre el cómo indicarán lo bueno o malo del asunto.
         Si el hijo se gradúa de ingeniero la madre sugerirá al padre de regalarle un carro nuevecito (el qué). El orgulloso padre se mete en una deuda (el cómo) y sorprenden al retoño con un carro plateado.
         En otra familia ocurre lo mismo pero el padre propone algo bonito pero menos costoso (el cómo) y le compran un buen reloj.
         ¿Quién lo hizo mejor?. La respuesta está en los resultados. Si el carro nuevo es una deuda muy grande y la familia debe cambiar dolorosamente su forma de vida o si deben devolver el vehículo por no poder pagar las cuotas, pues esa fue una mala decisión.
         Al igual que en los hogares sucede en los Países. No es difícil que coincidamos en el “qué”. Combatir la pobreza, generar empleo, precios bajos de los alimentos, buenas carreteras, poca delincuencia, atención médica y educación gratuita y cosas por el estilo. Más diferencias ocurren en el lado del “cómo” realizar las cosas.
         En el caso venezolano el actual régimen gusta del comunismo y promueve las comunas, la centralización y control de la economía, de los medios, la producción y en general de todo. Sus opositores demócratas gustan más de la libertad de empresa, del mercado, de los medios y la descentralización. ¿Qué sería lo mejor?
         Hasta ahora los regímenes socialistas totalitarios han tenido muy malos resultados en lo económico y muy buenos en la restricción de libertad. Su tendencia es activar la emoción de los ciudadanos aún sin tener los recursos para resolver los problemas, así que no es casual que estemos llenos de deudas y tener una moneda que internacionalmente nadie quiere.
         La importancia por los resultados fue bien descrita por Abraham Lincoln. “Yo tomo decisiones usando mi mejor criterio. Si el resultado es bueno habrá sido una buena decisión, pero si es malo aunque bajase una corte de ángeles a demostrar que hice lo correcto nada cambiaría y el resultado seguiría estando mal”.
 Los malos resultados dicen que ya es hora de un nuevo gobierno (el qué) y eso lo va a lograr la mayor y más honesta fuerza de Venezuela: sus extraordinarios jóvenes (el cómo).      
Eugenio Montoro
montoroe@yahoo.es

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