miércoles, 26 de marzo de 2014

CARLOS E. AGUILERA A., SE IMPLANTÓ LA RESISTENCIA CIVIL


 “Las motivaciones de los movimientos de resistencia civil se relacionan con la reciprocidad entre ciudadanía-Estados, y con el desarrollo o la falta de libertades y derechos en una sociedad”  Gene Sharp


 El desbordado autoritarismo más militar que cívico, puesto de manifiesto por el régimen  con la feroz represión desatada contra
jóvenes estudiantes y miembros de la sociedad civil, que desde hace un mes copan calles y avenidas de las principales ciudades del país, en señal de protesta por la falta de políticas públicas, inseguridad, desempleo, corrupción, impunidad, atropellos y torturas, copa el límite de tolerancia que un pueblo puede soportar cual estilete sobre su cabeza.


La reacción por demás natural dentro de los límites de una auténtica democracia representativa, es la de  manifestar su descontento  por los desmanes que en su contra cometen quienes detentan el poder y en el presente caso, desde hace quince años. La propia  Constitución Nacional contempla en su artículo  350: “ El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores principios y garantías democráticas o menoscabe los derechos humanos” .

Lo que en un principio se inició como marchas de protesta que el régimen dispersó con ayuda de los llamados colectivos que su lugar común es “bandas de delincuentes”, tomó un cariz alarmante ante el número de víctimas – en su mayoría jóvenes estudiantes que ofrendaron sus vidas – y que al día de hoy suman 32 . La brutal represión que cada día recrudece obligó a los  estudiantes acordar a nivel nacional la resistencia civil, previo anuncio de que no se rendirán hasta tanto no sean puestos en libertad sus compañeros y presos políticos, así como el respeto de los derechos humanos.

Las motivaciones de los movimientos de resistencia civil tienen que ver con la relación entre ciudadanía-Estados, entre ciudadanía y razón de estado, con el desarrollo o la falta de libertades y derechos de una sociedad y la misma se puede interpretar y usarse en un sentido mecanicista, como parte de un juego de poderes y contrapoderes, entre ciudadanía e instituciones carentes de legitimidad democrática, para ampliar o consolidar espacios de libertad  y derechos muy concretos como los derechos humanos.

Un régimen en el que todos sus conmilitones predican la paz cual diario sermòn en sus tediosas intervenciones en los escenarios en los que participan, pero agraden verbalmente a quienes los adversan por no comulgar con su comunismo, no puede sino recibir el reproche de más de la mitad del país que votó en contra del candidato que hoy despacha desde el Palacio de Misia Jacinta. No hay un día en el que Maduro en sus cadenas nacionales por televisión y radio, insulte a más no poder a sus opositores y luego en abierta contradicción proclame que es cultor de la paz y el amor. Por eso, el país nacional no cree en sus palabras e inspira desconfianza su demagógica y populista arenga, la cual tiene un destinatario que al final son sus camaradas rojos rojitos, los que empalagosamente aplauden sus incongruencias.

Estamos en presencia de un régimen en el que se vulneran todos los derechos de los ciudadanos, y que Maduro bajo el pretexto del resguardo de la soberanía y un supuesto atentado contra su persona y golpe de estado, imparte instrucciones que sus sargentos políticos aplican con brutal represión, torturas y un sinnúmero de medidas propias de un régimen de corte netamente fascista, hechos que son del dominio de la opinión pública gracias a los medios de comunicación privados, caso contrario pasarían desapercibidos o mejor dicho ni siquiera hubiesen trascendido. Y ello es lo que más le molesta, por eso su diabólica tarea de asfixiarlos económicamente, con artilugios jurídicos a través del Sicad, que les ha imposibilitado a los editores privados, hasta el presente momento adquirir papel.

Venezuela está padeciendo la más grave crisis económica, social y política que se conozca en la historia desde su independencia y por eso el pueblo se está volcando en las calles y avenidas de todas las más importantes ciudades del país, porque además el régimen del chavismo y ahora madurismo ha vulnerado todos sus derechos. Ignoran Maduro, Cabello y el “alto mando político militar” del régimen, que el Estado de Derecho consiste, según las bases de la jurisprudencia internacional contempladas en las Constituciones de muchas naciones, y obviamente en la nuestra,  en someter a los gobernantes y legisladores a un sistema de reglas que enmarquen su mandato, delimiten sus potestades, jurisdicciones y competencias mediante el equilibrio de sus acciones.

Igualmente ignoran que en los estados de Derecho, la autoridad es siempre transitoria, y está obligada a rendir cuentas y responder ante los ciudadanos de sus actos, sin que estos no sean arbitrarios y por el contrario mas bien previsibles en función de normas preestablecidas, públicas y eficaces, evitando además la concentración de facultades políticas o legislativas en un solo órgano o persona, por cuanto en los estado de Derecho, el eje de la actividad pública no es la voluntad del poder, como lo fue en los regímenes absolutistas y en los modernos totalitarismos.

Ignoran además que en un estado de Derecho la función limitativa del poder se expresa en el “principio de la legalidad”, propio del derecho público, en función del cual solamente se puede hacer lo que está expresamente contemplado en la Constitución Nacional. No hay posibilidad de obrar fuera de la norma y tanto la atribución de potestades como la limitación del poder consta en la propia Carta Magna, vulgarmente denominada “La bicha” por el difunto huésped eterno del Cuartel de la montaña. Y esta última función es una de las finalidades de las cartas políticas que contemplan la mayoría de las naciones.

¿Por qué si en Venezuela se disfruta plenamente de los derechos humanos, como lo afirman cínicamente Maduro y sus voceros, el trapo rojo hizo de las suyas en el seno de la OEA con el voto de 22 seudo demócratas latinoamericanos, que burlonamente acordaron que la sesión fuera privada, en otras palabras, a puerta cerrada para evitar la presencia de los medios de comunicación de Estados Unidos y de otras latitudes, allí presentes, para cubrir la comparecencia de María Corina Machado, quien disertaría sobre la crítica y grave situación que vive nuestro país?

El refranero popular reza sabiamente que “el que la debe la teme”  y esta es la respuesta que es “vox populi” en el sentimiento de los millones de venezolanos.

Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
Carlos E. Aguilera A.
careduagui@yahoo.com 
@_toquedediana

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