Cuando observé en la televisión el pasado 5
de marzo, la ceremonia que le rendía el régimen a su desaparecido mentor
político, a un año de su ausencia
física, con un desfile cívico-militar, que de cívico no tuvo sino la
participación de hombres y mujeres, civiles, que actuaron como si de un
carnaval se tratará –bueno, coincidió con la fecha – con pintorescos
espectáculos en medio de bailes y cuanta faramallera ocurrencia estimaron
necesaria para ponerlos dizque a desfilar, se me vino a la cabeza los honores
que aún a dos años de su muerte le rindieron los comunistas de Corea del Norte
a su líder supremo KimJong-il.
Claro está obviamente, que los honores que le
rinden aún al desparecido dictador norcoreano dista mucho, pero mucho, diríamos
abismalmente de los que acá en nuestro terruño le rinden sus acólitos al
difunto Chávez, padre de la revolución socialista, marxista, bolivariana y por
ende comunista, pues los norcoreanos en sus actos de memoria al culto de Kim
Jong-il exhiben todo el poderío de su maquinaria bélica, como para intimidar a
sus vecinos enemigos del sur (Corea), en medio de cánticos alegóricos a su
liderazgo comunista. Su hijo, Kim Jong-un
heredero del gobierno desde el 17 de diciembre de 2011, encabezó la
ceremonia en honor a su fallecido padre. Acá en nuestro país, el heredero de
Chávez, Nicolás Maduro, su hijo como se autodenomina, presidió los actos
conmemorativos en honor a su mentor, con un desfile en el que fueron
fastidiosas las cantaletas en su memoria, las cuales además de repetitivos
llegaron a límites inadmisibles como compararlo con el Libertador, y llamarlo
“gigante, comandante supremo y eterno” .
Claro está que no es comparable la
demostración del poderío militar entre ambos países, es decir, entre Corea del
Norte y Venezuela, pero si el hecho de la similitud de rendirle culto a sus
líderes, progenitores de su socialismo. La razón de esta fortuita
circunstancia, obedece a que ambos países se rigen por un mismo código
enmarcado en los once principios de la propaganda puesta en práctica por el
Ministro de Información de Hitler, Joseph Goebbels, el cual consiste en adoptar
una idea única, un único símbolo e individualizar al adversario en un único
enemigo.
A este principio le sigue el segundo que es el método del contagio, el cual consiste en reunir varios adversarios en una sola categoría o individuo, pues los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
Por su parte, el principio de transposición,
que es el tercero, tiene que ver con cargar sobre el adversario los propios
errores o defectos, respondiendo al ataque con el ataque y sentencia que “si no
puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
La vulgarización es otro de estos once
principios y refiere que “toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel
al menos inteligente de los individuos a quienes va dirigida. Cuanto más grande
sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar.
La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa,
además, tienen gran facilidad para olvidar”
Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave, es otro de los principios de la propaganda goebeliana, en el marco de lo que denominó la exageración y desfiguración.
El principio de orquestación, entre tanto, es
el que se refiere a que “la propaganda debe limitarse a un número pequeño de
ideas y repetirlas incasablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes
perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni
dudas, para cuyo efecto adoptan la frase de que “SI UNA MENTIRA SE REPITE LO
SUFICIENTE, ACABA POR CONVERTIRSE EN VERDAD”.
El principio de renovación en “la necesidad
de emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que,
cuando el adversario responda, el público está ya interesado en otra cosa. Las
respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente
de acusaciones”
Otro principio es el de la verosimilitud, el
cual constituye en “construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través
de los llamados globos de sonda (ensayo) o de informaciones fragmentarias”.
El silenciamiento es otro de los principios
que consiste “en acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y
disimular las noticias que favorecen al adversario, programando con medios de
comunicación afines”
La transfusión, otro de los principios tiene
que cita que” por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un
sustrato preexistente, bien sea por una mitología nacional o un complejo de
odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan
arraigar en actitudes primitivas”
Y por último, el principio de la unanimidad que no es otra cosa que “llegar a convencer a mucha gente de que piensa como todo el mundo, creando una falsa impresión de unanimidad”
Si analizamos cada uno de estos principios,
comprenderemos de que a lo largo de estos 15 años, desde que llegó al
poder Chávez y ahora su heredero Maduro,
el país ha sido manejado bajo la premisa de los principios anteriormente
indicados, razón por la cual cotidianamente en todos y cada uno de los actos
que realiza el régimen: Maduro, Cabello, ministros, presidentes de institutos
autónomos, altos funcionarios y empleados de empresas del estado, entre otros,
mantienen un uniforme discurso, cual caletre escolar que les obliga a repetir
una y otra vez lo mismo. Basta ver en el rostro de quienes asisten
obligatoriamente a los actos oficiales, el fastidio y cansancio que el mismo
les produce.
Pero el régimen seguirá empeñado en repetir
cotidiana y fastidiosamente las “bondades del socialismo del siglo XXI” – por
cierto, fuera de contexto según su mentor Heinz Dieterich, Steffan, distanciado
de Chávez desde antes de su fallecimiento y actualmente acérrimo crítico de
Maduro – y por eso continuaremos escuchando y leyendo acusaciones de todo
cuanto realiza el régimen en contra de sus adversarios de la oposición, como
acciones de estos en su prejuicio. Los 23 muertos, más de 1150 detenidos y 670
heridos, desde que se iniciaron las marchas estudiantiles, ya le han sido
achacadas a la oposición y muchos chavistas lo creerán, porque permitieron que
les introduzcan en el cerebro un pendrive cargado con un virus contagioso, el cual felizmente tiene
reparación.
Miembro
fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
careduagui@yahoo.com
@_toquedediana
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