Coincidían ya algunos teóricos los mas,
venidos de larga militancia en AD, de haberse distanciado de sus compromisos
iniciales de su proyecto nacionalista pero que había abrevado en el marxismo y
apostando en sus políticas por la inclusión por lo que había ocupado de facto el campo que
pretendían las izquierdas radicales, ya se habían expresado las contradicciones
el PCV, y que las acelera la URSS estalinista, (a quienes el PCV, asumía como
paraguas ideológico) al consumar la infamia de aplastar el movimiento que
trataba de encauzar salidas pacificas frente al evidente fracaso de las
políticas que asfixiaban la libertad y producían escasez en los rubros mas
elementales encabezados por Alexander Dubcek. Sobreviene un hecho en la
izquierda que es importante subrayar, la división del Partido Comunista de
Venezuela con los desprendimientos de el MAS encabezado por Teodoro Petkott,
Pompeyo Márquez y Freddy Muñoz y LA CAUSA R, dirigida por Alfredo Maneiro,
Lucas Mateos y Homero Arellano, salidas ambas del congreso fundacional de La
Fuerza Comunista Mayoritaria que se reunió en el Club de Ciegos de Montepiedad.
El primero que advierte las tareas planteadas
en lo inmediato a raíz de la incisión, es el (Movimiento al Socialismo), quien
abrazará formulaciones eurocomunistas; es inevitable reconocer, que en el caso
de este movimiento, se adelantaron importantes propuestas de reflexión, por lo
que en su caso no podría hablarse de calcos.
En síntesis, en sus avances, en sus derrotas,
desencuentros y desvaríos, nuestra izquierda no ha pensado sino en desarrollos
parciales. No ha madurado tampoco una elaboración crítica de su propia historia
como fuerza (al menos en grado suficiente), ni ha desafiado con aptitud sincera
y reflexiva las grandes cuestiones que tiene planteadas a partir de la realidad
que ha imperado históricamente en el país.
Este problema adquiere particular riesgo,
pues de no existir una relación densa y seria entre quienes desean el cambio
revolucionario y la necesidad de dirigirlo determinando su rumbo por medio de
la elaboración teórica, no será posible ninguna estrategia de poder. No será
viable La Venezuela socialista no es viable si no se parte de la aprehensión en
términos ontológicos y suficientemente válidos del contexto y sus tendencias,
integrándola como dato de primera magnitud en cualquier propuesta política que
ambicione regir conductas, trazar caminos, señalar rumbos. El socialismo y por
aquí queremos comenzar cualquier intento de desentrañar el problema debe diferenciarse
de todo tipo de elaboración teorética anterior referida a el y, a las
sociedades humanas, porque se presume científico y admite una determinada
relación con lo real (se arriesga a ello) y con los giros y adelantos que desde
lo real lo acechan, implantándole incesantemente reformulaciones y cambios en
su discurso interno.
El PSUV, como la mayoría las agrupaciones
políticas de el país tiene agrietado el rostro ético…
Si este proceso (neo-autoritario), fuera un
ejercicio de creatividad, como bien lo sugería Simón Rodríguez, se hubiera
organizado y fortalecido el PSUV mediante la incorporación progresiva de los
cuadros y dirigentes de otros grupos políticos que le han venido acompañando,
que en ese nuevo lenguaje propio que su mentor
le impuso a la sociedad venezolana, se hubiesen empinado por sobre los
niveles de lo inédito. Lo prudente era, recordando a Marx, convertir tanto el
amor como el fervor en una mercancía, poniendo el acento en lo patriótico por
la vía del incentivo moral permanente, sostenido, no fiduciario. Congruente con
el camino democrático una revolución, hubiesen construido pacíficamente el
partido y éste sería hoy lo suficientemente sólido.
Esto no parece tenerlo claro la dirección del PSUV, e intentan
desesperadamente avanzar con su proyecto de socialismo del siglo XXI, su alto
mando cree que es posible y percibe que es de vida o muerte, abatir el apetito de la descomposición que esta
derrotando al proceso. ¿podrán hacerlo?
El síndrome de la corrupción esta frustrando
o ya frustro la posibilidad de haber
dotado a los más débiles de una organización política que de verdad velara por
sus preteridos intereses pero creemos que quienes han detentado esa
responsabilidad dieron un salto al vacío. Hay que intentar un análisis partiendo
de la experiencia concreta. El de La URSS, donde los corruptos llegaron a acumular tanto poder
económico que cuando ésta se desplomó formaron La Mafia Rusa, la más poderosa y
temible que haya existido, dejando a la italiana como infantes en pañales. En China
tenemos incesantemente noticias del fusilamiento que es el mecanismo expedito
para mantener a raya este flagelo (que es lo que manda la ley en ese país), a
los corruptos. En Cuba hace aproximadamente unos diez años el 17 de noviembre
de 2005, en La Universidad de La Habana, con motivo del 60 aniversario del
ingreso de Fidel Castro a esa Universidad, en su discurso ante los miembros de
esa casa de estudios, reconoció a 46 años de La Revolución Cubana que en ese
país, en el aspecto ético, existían niveles de corrupción que no se habían
superado en la revolución.
La conclusión de la experiencia internacional
acerca de la relación de ética e ideología, es que la costumbre cotidiana dista
mucho del sueño. En Venezuela hasta el presente no ha sido distinto. Este
flagelo nos viene violentando desde La Independencia en la cual las cúpulas
formadas por los oficiales libertadores se asignaron los recursos públicos como
pago por los servicios prestados a La Patria. Dándole continuidad a la práctica
difundida y cultivada desde La Colonia, “No me den nada pero pónganme donde
hay”. La corrupción administrativa en Venezuela se revelo desde la
colonización, pero hay más. Hay una derivación que se da y que los venezolanos
han aceptado. Lo consienten porque está más o menos inscrito en el orden de las
cosas, mientras vivamos bajo un régimen de impunidad. La práctica reside en que
de alguna manera, determinados personeros guían la política del gobierno y lo
hacen no en el sentido que ésta sea una política en especial la económica para
todos los venezolanos, sino dirigida a facilitarles las cosas a ciertos grupos
poderosos, y nuevas facciones salidas del ejercicio del poder político. Es la corrupción, fuente que originada de las
comisiones, los favores, los contratos y tantas cosas, de las que se niegan
debatir en sus momentos de recreo y ocio los parlamentarios de La Asamblea
Nacional. Que en una paradoja cruel nos permite constatar que los miembros de
la dirección del PSUV, son parlamentarios o Ministros, que un modelo neo-autoritario
los tutela y paraliza toda iniciativa de el obligatorio control, frente al
ejecutivo en todo caso, lo cierto es que si hay políticos venezolanos que
encuadran en un estado general de sospecha, son ellos, porque el nivel de vida,
que sus vecinos conocieron, IN ILLO TEMPORE, ha aumentado colosalmente.
Importantes sectores incluidos los afectos al régimen en el país, comentan con
sorna que en la actual dirección gubernamental pasa al igual que en la Roma,
dónde había una institución que era conocida como el Consulado y que en épocas
determinadas de La República Romana, funcionaba con dos cónsules en una especie
de monarquía dual. Que sin duda Maduro es un polo de ese Señorío pero que a
pesar de las teatralizaciones que escenifica a diario, luce alejado del suelo y
lo que hay que hacer es entenderse con el otro monarca, que se puede
identificar claramente por su marcada influencia en los nombramientos de los
altos jerarcas del Gobierno Revolucionario y en los mandos militares, aunque
con menos control después de el lamentable deceso de el Monarca Mayor. Menuda
la experiencia que tienen destacados grupos económicos nuestros para reconocer
los intersticios del poder.
Ese especie de cónsul, tiene una de las
virtudes que tradicionalmente se le atribuyen a Dios: el don de la ubicuidad,
porque representa, al mismo tiempo las prioridades del proceso “revolucionario
en marcha” y los intereses de las empresas que han “expropiado” y sus propios
alcances internamente del capitalismo financiero nacional e internacional y de
la sombría oligarquía financiera del país. Es el representante de la derecha
militar, de los manejadores de las altas finanzas y de la banca (que se
conciertan con la estructura comunicacional para que solo lo rocen en los
medios que todavía fingen ser independientes) heredero de todo lo negro y
podrido que nos viene desde los criollos principales de La Colonia. Esto es
antagónico con el rol de jefe de un partido revolucionario.
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