domingo, 2 de febrero de 2014

OLGA RAMOS, ¡CABALLOS DE HIERRO SITIAN LA CIUDAD!


El año chino del caballo, comienza con una manada de caballos de hierro sitiando la ciudad.

Hoy la ciudad está revuelta, asustada. El país está enredado tratando de procesar el potencial de los motorizados como comunidad, con sus propias reglas, que es capaz de organizarse y protestar.

Motorizados Unidos de Venezuela se llama la organización que se hizo vocera de la protesta de este viernes.

Su vocero dijo cuatro cosas en sus declaraciones (*) que no podemos perder de vista:

1. “Hemos sido punta de lanza de este proceso, muchas veces hemos tenido choque con la oposición en los momentos políticos que se han dado en Venezuela”

2. “Nos ponen como interlocutor a Gerardo Blyde junto con Capriles Radonski, para que tome una decisión en contra de los motorizados bolivarianos”

En estas dos primeras afirmaciones es obvia la distorsión de lo que sucede. Un problema que es de seguridad y que está abordado por las autoridades con competencia para ello, es planteado como un problema partidista, para el que esta organización pretende “escoger” a sus interlocutores.

Las otras dos afirmaciones, tomadas de la misma fuente:

3. “Nosotros en la calle podemos dar buenos resultados,  tenemos planes de seguridad e inteligencia”

4. “Somos los que estamos en la calle, sabemos cómo,  cuándo y hasta quiénes cometen los delutos”

También presentan una distorsión del problema y la institucionalidad asociada. Los cuerpos de seguridad del Estado son los encargados de los planes de seguridad e inteligencia, pero ellos, los motorizados oficialistas, que son los que están en la calle -ambas cosas dichas por su vocero- tienen sus propios planes. ¿Qué significa ésto para la institucionalidad y en qué se traduce para la seguridad ciudadana? ¿Será que alguno piensa que los ciudadanos tendremos que acudir a ellos cuando uno de sus colegas motorizados no ataque, nos robe o golpee nuestro carro, o cuando saqueen una gandola como la del distribuidor de Los Ruices,  con la muerte del conductor incluida?

Pero la última afirmación es la más grave de todas: ellos saben “hasta quienes cometen los delitos” y me pregunto, ¿lo saben y no lo han dicho a las autoridades? ¿su ética revolucionaria permite que contribuyan con la seguridad, señalando a los que cometen los delitos?

Ellos, como atienden a su propia lógica y enfoque del problema, entregaron un documento al INTT, con exigencias sobre la regulación de horarios y seguridad. Ellos escogieron a su interlocutor, para que les garantice incidir en las decisiones.  No respetan los canales institucionales, pero dicen llamar al “diálogo”. En otro medio, se dice que “los motorizados elevan su voz por la pacificación y una mejor patria”. (**)

Habrá que preguntarles qué significa eso para ellos y si no recuerdan el reglamento parcial de la Ley de Transporte y Tránsito Terrestre promulgada por Hugo Chavez en octubre de 2010 (GO 39.771), en la que se regulaban los términos de circulación de motos y se prohibían cosas obvias, como no circular por las aceras o llevar menores de 10 años en moto, que son cosas que vemos a diario, tres años después,  en la ciudad.

También habrá que preguntarles como calza su visión de “pacificación y mejor patria” con la acción de los motorizados en Ocumare del Tuy, el pasado miércoles, que “protestaban” por el “ajusticiamiento” de uno se los promotores del Movimiento por la Paz y la Vida, portando armas, en una acción que los habitantes denominaron como un “toque de queda hamponil”. (***)

Estas protestas, y esta visión distorsionada del problema y su institucionalidad, es producto de las reglas de juego que los motorizados han “construido” con el poder de turno, para garantizar el binomio adhesión- complacencia.

Esas reglas informales son ilegales, en la mayoría de los casos, y algunas, violatorias de la Constitución,  pero son tan reales como cualquier otra y ese es un gran problema a resolver, por la distorsión institucional fraguada esta última década.

Estamos, como país, entrampados  en las consecuencias de un populismo-autoritarismo, que pretende esconderse en la ilusión de “democracia participativa”.

Pero nos toca lidiar con ello y re-construir una visión del problema y de la institucionalidad relacionada, de manera urgente, pero señores motorizados oficialistas, respetando la institucionalidad, sin amenazas y menos frente a sus armas.

(*) Ultimas Noticias
(**) Venezuela al Día
(***) Toma de Ocumare del Tuy

¡CABALLOS DE HIERRO SITIAN LA CIUDAD!
El año chino del caballo, comienza con una manada de caballos de hierro sitiando la ciudad.

Hoy la ciudad está revuelta, asustada. El país está enredado tratando de procesar el potencial de los motorizados como comunidad, con sus propias reglas, que es capaz de organizarse y protestar.

Motorizados Unidos de Venezuela se llama la organización que se hizo vocera de la protesta de este viernes.

Su vocero dijo cuatro cosas en sus declaraciones (*) que no podemos perder de vista:

1. “Hemos sido punta de lanza de este proceso, muchas veces hemos tenido choque con la oposición en los momentos políticos que se han dado en Venezuela”

2. “Nos ponen como interlocutor a Gerardo Blyde junto con Capriles Radonski, para que tome una decisión en contra de los motorizados bolivarianos”

En estas dos primeras afirmaciones es obvia la distorsión de lo que sucede. Un problema que es de seguridad y que está abordado por las autoridades con competencia para ello, es planteado como un problema partidista, para el que esta organización pretende “escoger” a sus interlocutores.

Las otras dos afirmaciones, tomadas de la misma fuente:

3. “Nosotros en la calle podemos dar buenos resultados,  tenemos planes de seguridad e inteligencia”

4. “Somos los que estamos en la calle, sabemos cómo,  cuándo y hasta quiénes cometen los delutos”

También presentan una distorsión del problema y la institucionalidad asociada. Los cuerpos de seguridad del Estado son los encargados de los planes de seguridad e inteligencia, pero ellos, los motorizados oficialistas, que son los que están en la calle -ambas cosas dichas por su vocero- tienen sus propios planes. ¿Qué significa ésto para la institucionalidad y en qué se traduce para la seguridad ciudadana? ¿Será que alguno piensa que los ciudadanos tendremos que acudir a ellos cuando uno de sus colegas motorizados no ataque, nos robe o golpee nuestro carro, o cuando saqueen una gandola como la del distribuidor de Los Ruices,  con la muerte del conductor incluida?

Pero la última afirmación es la más grave de todas: ellos saben “hasta quienes cometen los delitos” y me pregunto, ¿lo saben y no lo han dicho a las autoridades? ¿su ética revolucionaria permite que contribuyan con la seguridad, señalando a los que cometen los delitos?

Ellos, como atienden a su propia lógica y enfoque del problema, entregaron un documento al INTT, con exigencias sobre la regulación de horarios y seguridad. Ellos escogieron a su interlocutor, para que les garantice incidir en las decisiones.  No respetan los canales institucionales, pero dicen llamar al “diálogo”. En otro medio, se dice que “los motorizados elevan su voz por la pacificación y una mejor patria”. (**)

Habrá que preguntarles qué significa eso para ellos y si no recuerdan el reglamento parcial de la Ley de Transporte y Tránsito Terrestre promulgada por Hugo Chavez en octubre de 2010 (GO 39.771), en la que se regulaban los términos de circulación de motos y se prohibían cosas obvias, como no circular por las aceras o llevar menores de 10 años en moto, que son cosas que vemos a diario, tres años después,  en la ciudad.

También habrá que preguntarles como calza su visión de “pacificación y mejor patria” con la acción de los motorizados en Ocumare del Tuy, el pasado miércoles, que “protestaban” por el “ajusticiamiento” de uno se los promotores del Movimiento por la Paz y la Vida, portando armas, en una acción que los habitantes denominaron como un “toque de queda hamponil”. (***)

Estas protestas, y esta visión distorsionada del problema y su institucionalidad, es producto de las reglas de juego que los motorizados han “construido” con el poder de turno, para garantizar el binomio adhesión- complacencia.

Esas reglas informales son ilegales, en la mayoría de los casos, y algunas, violatorias de la Constitución,  pero son tan reales como cualquier otra y ese es un gran problema a resolver, por la distorsión institucional fraguada esta última década.

Estamos, como país, entrampados  en las consecuencias de un populismo-autoritarismo, que pretende esconderse en la ilusión de “democracia participativa”.

Pero nos toca lidiar con ello y re-construir una visión del problema y de la institucionalidad relacionada, de manera urgente, pero señores motorizados oficialistas, respetando la institucionalidad, sin amenazas y menos frente a sus armas.

(*) Ultimas Noticias
(**) Venezuela al Día
(***) Toma de Ocumare del Tuy

Olga Ramos


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