jueves, 20 de febrero de 2014

LORENZO GARCÍA TAMAYO, ¿TRANSIGIR DE NUEVO?

Quien transige, subvierte de alguna manera el orden de las cosas, porque la transigencia lleva implícita una condición de aceptación parcial de lo que se cree injusto. De manera que quien transige,  renuncia a un derecho para facilitar el entendimiento de las partes. Acepta el olvido y se desprende “voluntariamente” de lo que fue su pertenencia.

Ah, pero quien transige lo suele hacer en beneficio colectivo y no para que una parte atropelle y someta a la otra.  De manera que aquí en Venezuela en estos tristes quince años,  no ha habido nunca una acción de diálogo constructivo, que pudiera considerarse como una genuina transigencia.

Por eso, ahora que el gobierno insiste en avasallar y más aplasta y humilla, hay que dejar a un lado la ambigüedad. No se puede a la misma vez, estar bien con Dios y con el Diablo. Claro que tenemos derecho a la protesta. Eso nadie lo pone en duda salvo el gobierno. Pero ojo,  no debe confundirse la protesta pacífica, con renunciar a la vía de la desobediencia civil, las marchas y las concentraciones de calle.  No solamente eso,  sino tampoco renunciar al derecho a la legítima defensa, para poner a cada quien en su justo lugar. Porque aquí todos nos conocemos  y sabemos de dónde venimos y a que aspiramos como País. 

El pacifismo judío no evitó el holocausto. El pacifismo no funcionó ni funcionará en Cuba mientras dure Fidel. Y si bien Gandhi al final tuvo éxito, fue porque el imperio británico siempre defendió sus instituciones. Esa es la oscura realidad que hoy ensombrece a la oposición venezolana. No pocos líderes de los Partidos Políticos, no oficialistas, han venido convalidando esa trágica opereta al fragor de la falta de institucionalidad.

El ominoso comportamiento del gobierno para violar contumaz y sistemáticamente el orden constitucional desde la Presidencia de la República, convirtió al país democrático  en una autocracia de estado.

La Institucionalidad es una entelequia. Todos los Poderes Púbicos,  responden inequívocamente al antojo del gobierno. La estatización de la economía es un hecho reconocido internacionalmente. La ideologización política desde los aparatos gubernamentales se ha entronizado en todos los ámbitos de la sociedad.

El Comandante del ejército de un País que no se encuentra en guerra, que hace un llamado a la paz, declara su beligerancia.  Sobre todo,  si se tiene en cuenta que  el Comandante anterior, impuso como consigna de cierre en todos los actos militares, “Patria Socialista o Muerte”, y afirmó constantemente en clara amenaza contra quien no le fuera incondicional, “Quien no está conmigo, está contra mí”.

El Armisticio no es con el Pueblo. Las cárceles, los colectivos armados, y la guerrilla,  bajo la óptica legal, están bajo el control total y absoluto de las Fueras Armadas.  La paz no puede parcelarse, los cementerios sí.
 
lorenzogarciatamayo@hotmail.com
@lorenzogarciata

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