martes, 11 de febrero de 2014

LEONARDO MORALES P., ATENDER LAS PROTESTAS Y RÁPIDO

Los expertos en criminología y demás asuntos inherentes a actos delictivos recomiendan a la ciudadanía que en caso de verse envuelto en esta desagradable circunstancia, por demás común en estos tiempos de revolución, lo mejor es no llevar la contraria al o los delincuentes. Insisten en que lo mejor, para salvaguardar la vida, es no resistirse al atraco. Supone esta recomendación que en ese instante el delincuente puede estar bajo los efectos de la droga, el alcohol o simplemente extremadamente nervioso por lo que cualquier resistencia de parte del afectado puede conducir a males mayores.



En esas mismas circunstancias, cambiando lo que tengamos que cambiar, anda el gobierno de Maduro; muy nervioso y profundamente susceptible. Se jugó todo para no salir demasiado magullado en el pasado proceso comicial. Y lo logró. Jugó a una política cortoplacista, dejando que las distorsiones económicas se agravarán, en fin, aplicando el ”ya veremos cómo le entramos eso”.
Llegó el momento de “entrarle a eso” justo cuando la crisis del país se agravó, no  solo la económica sino también la social. No hay como repetir un Dakaso porque los anaqueles quedaron vacíos y no hay reposición. Cosa parecida ocurre con los supermercados, redoblada escasez e incremento reiterado en los precios.
La revolución ha convertido a Venezuela en un cuero seco. Cuando se pisa por una esquina se levanta otra anunciando insatisfacción por las largas colas para la adquisición de alimentos. Si pisa por la otra, reclamos por falta de vehículos y repuestos. En aquella otra esquina, y salta el anuncio de la Toyota y la General Motors sobre su eventual paralización y ni se diga de la torta del Sherlock Holmes venezolano en materia de seguridad y orden público. Por donde se pise se levanta incomodidad y anuncios nada halagüeños. Pero dirá Maduro autoconsolándose: pero ganamos la Alcaldía de Libertador con Jorgito.
Al gobierno como los delincuentes al intentar un atraco está nervioso y cualquier protesta será reprimida con saña por las fuerzas policiales y militares. Los últimos acontecimientos así lo revelan. De la misma manera como actuaron en el pasado lo harán ahora. Maduro recuerda en una entrevista en el Viejo Topo en septiembre de 2013 algunos episodios en los que participaron estudiantes universitarios en la Universidad Central de Venezuela: “en Venezuela esa renovación que pretendieron los estudiantes universitarios en los años 69, 70 fue ahogada en sangre”.
Nadie quiere ni aspira a que las protestas por la ineficiencia gubernamental terminen en un baño de sangre. Las protestas son un derecho legítimo de los ciudadanos al cual no deben renunciar ni el gobierno ahogar a fuerza plomo. Las protestas son un llamado de atención al gobierno sobre insatisfacciones colectivas que debe atender. Atenderlas y rápido.
Los líderes opositores que promueven las protestas deben ponerse al frente de ellas y no de las cámaras para que no deriven en hechos lamentables, mientras tanto, el Presidente debería convocar, sin dilación ni complejos, a un amplio diálogo (ya antes lo había escrito) para hacerle frente a la gravísima crisis del país.
@leomoralesP

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