lunes, 24 de febrero de 2014

LEANDRO ÁREA, OLVIDO NUNCA. PERDÓN JAMÁS.

Frente al decidido empuje de los estudiantes, acompañados por la sociedad que los respalda y apoyados por una plural dirección política, una de las estratagemas del imperio militar que hoy sofoca a Venezuela es la de imputar de anárquica la protesta civil que hay en las calles para justificar así las  brutalidades del fingido estado de derecho. 

Y para ello recurre el gobierno al gastado libreto de la culpabilización del enemigo y a la victimización propia con el objetivo de manipular a la opinión pública nacional y extranjera. “Están paralizando al país con sus marchas en conjura con el imperio y sus títeres internacionales”, repiten hasta la saciedad como si no se lo creyeran ni ellos mismos o por consejos goebbelsianos de ultratumba que usan orondos sus asesores castristas.

Bajo ese manto de caga lástimas tiran a la calle a cuanto bicho de uña armado poseen en nómina y cuya taxidermia daría para un buen rato. Comenzando por los militares con cesta tickets, pasando por encapuchados, paramilitares, infiltrados, tupamaros, hampones y demás alimañas, que cobran aparte pero que aspiran también a los beneficios sociales como corresponde a cualquier empleado de la administración pública, que así también se creen. ¡Faltaba más!

Entonces, a punta de esa pandilla es que asesinan, violan, allanan, torturan, gasean, vejan, secuestran, con el artero complot de sus “comunicadores sociales”, repetidores de mentiras o de equilibristas ni-ni basados en la dizque “neutralidad de la información” que ni la vergüenza alcanza para no taparse la nariz. Todo este Frankenstein va recargado de infinitas consignas cuarteleras, chancletas boquiabiertas, que podrían completarse, para que no quede la menor duda de su calaña, con un escalofriante documental sobre la caída de Allende y el ascenso de Pinochet al poder o también, por qué no, sobre el exterminio del pueblo judío, con lo cual se confesaría el macabro talante de este prójimo.

Para colmo, con máscaras de beatitud, reciben de sus compinches internacionales alabanzas y aplausos, mientras que silenciosos unos o cabrones otros, presuntamente democráticos todos, hacen exquisitos y burocratizados llamados al fin de la violencia sin nombre ni apellido, como si no se tratara antes bien y por todo el cañón  de la denuncia de la violación de los derechos humanos de civiles desarmados frente al aparato represivo del todopoderoso Estado petrolero venezolano.

En Venezuela el gobierno entró en barrena. Ya no tiene retroceso ni transición ni nada que decir, hacer, reconstruir o rasgarse las vestiduras. Lo que queda para nosotros los demócratas es que cada quien asuma su responsabilidad frente a lo que ya parece inexorable: que los que gobiernan se tienen que ir, sin chance de impunidad ni transacción alguna. No podemos convertir en omisión tanta aberración. Otorguémosle su nombre a lo indeseable para que no dejemos así de vomitar tanta vergüenza. Olvido nunca, perdón jamás
.
Leandro Area
leandro.area@gmail.com
@leandroarea

EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, ACTUALIDAD INTERNACIONAL, OPINIÓN, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, REPUBLICANISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA,ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.