lunes, 24 de febrero de 2014

JORGE IVAN RODRIGUEZ MANZANO, DIALOGO RECONCILIACIÓN Y PAZ

Nadie en  Venezuela se atreve a negar que estemos sumergidos en una profunda crisis que abarca todos los ámbitos  y sentidos de la vida nacional. Es evidente que es en el seno de las familias más pobres de la patria donde se siente con más dolor la crisis sociopolítica que nos afecta a todos.
Son las  familias pobres las  más vulnerables, las que ante un sistema de violencia generalmente aportan los muertos, padecen hambre y son víctimas de manipulación de sus emociones producto de la debilidad formativa y por el control de los medios de información, por  parte  de agentes interesados en mantener un conflicto de poder y de intereses.
Las contradicciones han llegado a tal extremo que todos los factores de poder ven como única salida la violencia, se han venido preparando para el enfrentamiento decisivo y final, para el jaque mate  sin importarle las consecuencias, han pretendido meter a todas las familias venezolanas en el espiral de la violencia, ya los discursos de ambos bandos en nada se diferencian, la acritud, la soberbia  y la ira  no la pueden esconder, el radicalismo ha llegado a un extremo que está presente en cada una de las acciones y actitudes. Es urgente que se levantemos la voz, pidamos un alto al fuego. Hago un llamado de angustia y desesperación a la sensatez, a la concordia y a la paz, la violencia es mala consejera.
Los educadores, la iglesia, los grupos culturales, los gremios,  los estudiantes,tienen que pronunciarse por la necesidad de un dialogo, franco y sincero, todos tenemos la obligación  de luchar ahora por la reconciliación y la paz, si no lo hacemos estaremos comprometiendo el futuro de las nuevas generaciones. Estamos a tiempo de evitar la guerra, el enfrentamiento y la violencia que nos pueden llevar a convertir nuestra tierra en un campo de batalla, no se sabe por cuánto tiempo, muy cerca tenemos el ejemplo colombiano, un país sumergido en la guerrilla por casi 60 años.
Todos sabemos que la violencia no es el camino, pero da la impresión que no hacemos nada para apartarnos. El resultado  es impresionante, muertos, heridos, mutilados, daños físicos y morales, quién   responde por eso?  Quién los paga? , el ciudadano común vedado a cumplir con sus tareas cotidianas sin explicación alguna. Ante un gobierno insensato y una oposición insensata debe levantarse la fuerza de los ciudadanos con civismo, con respeto, con el propósito de imponer la paz. Debemos  cuestionar esos métodos de quemar la basura, de dañar los bienes públicos y oponernos a la siembra del odio, la intolerancia, la violencia y la muerte.
Martín Luther King decía  que la violencia crea más problemas sociales que los que resuelve y, por tanto, no conduce nunca a la paz permanente. La gran mayoría de la gente se exime  a participar en las marchas y concentraciones por la inexistencia de objetivos claros, de rumbos definidos y por la carencia de garantías de paz. Ningún  gobierno soportaría la fuerza organizada  de los ciudadanos, familias enteras en las  puertas de sus casas en paz, vigilias de miles y miles de ciudadanos reclamando cambio, justicia, equidad y paz. Pero mientras que nos muevan intereses subalternos, oscuros y escondidos, la gran masa no dará un paso al frente. Este liderazgo actual lamentablemente siempre busca los atajos y termina negociando a espaldas del pueblo. Es un problema de confianza.
Cuando  hablamos de fuerzas colectivas y de liderazgos colectivos se burlan, dicen que es una  utopía, claro a ellos les cuesta verse fuera del juego, siempre se han creído el ombligo del mundo.
En esta misma columna  semanas atrás dije varias veces lo que se venía, el apresuramiento de Leopoldo, sus errores y sus egos llevaron a las fuerzas del cambio a cometer un error táctico que puede costar más violencia y puede hacer más difícil el camino de la paz. Es urgente retomar el rumbo, el trabajo social, ganarse a los densos sectores del chavismo que quieren dar el paso, tenemos la obligación de presentarle una alternativa, de reconciliación, de gobernabilidad y de esperanzas, construyamos una mayoría que aislé a los violentos de lado y lado, que son bastantes y están ubicados en sitios privilegiados de liderazgo y de comando. Para ello se necesita mucho dialogo, inteligencia y razón. No podemos tararear la misma canción de la izquierda trasnochada “que un sistema de violencia con Violencia se  derriba”.  Jamás la violencia ha garantizado paz definitiva.
 En lo que a nuestro estado Aragua compete hago un llamado firme, moral y revolucionario a todos los que hace años nos montamos en un sueño por cambiar el país, para mejorar, los que nos revelamos hace más de 20 años buscando inclusión, democracia y paz a que demos un paso al frente y con ese mismo ímpetu luchemos por la reconciliación y la paz. Al gobernador Tareck no lo conozco personalmente a pesar de yo  haber sido fundador del MBR-200. Del MVR y del PSUV, pero le pido que administre bien el concepto del poder, de la justicia y de la equidad, que se eleve por encima de la confrontación y responda de verdad por la seguridad de todos los aragüeños, que nos garantice la vida y junto a las instituciones vele por el cumplimento de todos los derechos para todos los ciudadanos. Él es el gobernador del Estado y no de un grupo o factor, representa a todos absolutamente a todos los aragüeños. Si no lo hace la historia, las circunstancias y las fuerzas democráticas le podrán pasar la factura. Él conoce al movimiento estudiantil, viene de allí, que entable un dialogo directo con los estudiantes de Aragua, escuche sus motivaciones , angustias y propuestas y las lleve al alto gobierno en procura de una rectificación y de la reconciliación.
Jorge Ivan Rodriguez Manzano
jorgeeticarodriguez@hotmail.com
@jorgeeticarodri 

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