Con
dos acciones los burócratas de la esquina de El Chorro esperan contener el
descalabro que la investigación ha tenido durante los últimos años en el país.
Como primera, el Programa de Estímulo a la Investigación entregará por cuenta
del impuesto LOCTI unos 300 mil bolívares como financiamiento por proyectos de
investigación y, como segunda, la ciencia, tecnología e innovación pasaron a
ocupar un lugar en la lista oficial de los que pueden optar por divisas
baratas; ¡quedaron de últimos!
El
CenCoEx es un clon de CADIVI + SICAD (y bendecido por el RUSICAD) al cual se
tendrá que acudir, con carpeticas foliadas y separadores en tonos rosa, para
pedir dolaritos que permitan comprar el libro que se necesita para mantener los
conocimientos al día, o cubrir los gastos de asistencia al evento académico que
ya no se puede organizar aquí.
En
cuanto a lo de internet, lo asignado (las 300 lechugas, cien verdines menos que
el año pasado) a duras penas alcanzan para comprar el programita de computación
que impide que se inunde la viejita portátil o pagar la subscripción de
Netflix, ese guardaespaldas, nuestro protector televisivo de malandros y
secuestradores dueños de la nocturnidad..
Sobre lo asignado por subvención, vale la pena recordar que en el año
1984 el costo promedio de una publicación científica en Venezuela fue de US$
77.300 que, reexpresado a valor actual, monta a US$ 173.000. Siendo la
publicación la concreción de un proyecto de investigación, esa cantidad puede
ser tomada como el costo en el país de un buen proyecto de investigación.
Ahora,
convertido ese monto a simones (a la tasa oficial) resulta que los bolívares
otorgados como subvención apenas son una fracción de lo que realmente cuesta
una investigación en el país.
Aparte de que son notoriamente insuficientes los recursos asignados por
subvención y que lo de dólares baratos es una entelequia, existe otro escollo
para quienes desde aquí dedican su vida a la investigación; nuestras
universidades autónomas están siendo sometidas a un irracional acoso y a un
salvaje asedio, que las tiene en el suelo y al borde del colapso. Y es
precisamente desde esas casas de estudio donde la mayor parte de nuestros
científicos y tecnólogos más del 80% de todos han llevado a cabo la
investigación que solía hacerse en el país.
requena.j@gmail.com
@jaimerequena
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