Lo
que este régimen entiende por paz, lo sabemos desde el 4 de febrero de 1992.
Recientemente “celebraron” los 22 años del sangriento golpe de estado que dejo
decenas de muertos y heridos, pretendiendo convertir esa vergonzosa tragedia en
“día de la dignidad nacional”.
En el aquelarre, recibieron la “condecoración”
orden 4-f, algunos implicados, y el discurso del gobernador de Vargas incluyo
perlas como estas: el 4-f “fue una rebelión popular armada legítima”.
Lo
que más llamaba la atención, (descontando la asistencia de la ecuánime
presidenta del cne), era la convalidación de la felonía que con su presencia en
el acto, otorgaban la presidenta del tribunal supremo de justicia y la señora
fiscal general de la república.
Ellas,
las garantes de la legalidad, las
llamadas a defender la constitución de la república de cualquier tipo de
violación, del estado de derecho, en fin.
Pero
es que para este régimen y para esos funcionarios la única legalidad buena es
la que a ellos les da la gana. Por eso aunque están vivas y claramente
empeoradas las “condiciones” que los golpistas esgrimieron como argumentos para
violar el juramento militar, la constitución y demás leyes de la república, un
golpe de estado hoy, sería un atentado contra la patria blablablabla.
El
escenario además fue el museo histórico militar, sitio donde el gigante se
rindió mientras sus hombres combatían en Miraflores, y sector secuestrado por
paramilitares, portadores de armamentos que ya me dirá usted de donde pueden
salir.
Grupos
que violan las leyes, y son utilizados para atacar manifestaciones pacíficas
con total impunidad. De ser cierto el twiter que circula como firmado por la
“ministra” Varela, según el cual: “los colectivos son el pilar para la defensa
de la patria”, tendremos el cuadro completo.
La
situación del país es lo suficientemente delicada como para que algunas
personas sensatas del régimen (alguna habrá) entiendan que no son precisamente
Cabello o Jagua, quienes pueden asumir el obligado esfuerzo de crear
condiciones para la normalización del país.
La
represión generará más violencia, y una espiral de ambas puede ser catastrófica
para el país. Hay razones para protestar, muchas, y un gobierno que no desee
solamente atornillarse en el poder para refocilarse con sus beneficios
crematísticos, debe comenzar por entender esto.
El
país está cada vez peor, hay que ser muy fanático, muy bruto o muy oportunista
para no verlo claramente.
Este
parece un buen momento para poner por encima de ideologías caducas y
fracasadas, una dosis de sensatez y pragmatismo que haga posible salir de la
crisis y crear condiciones mínimas de estabilidad.
Debe
comenzar el gobierno por desarmar a los paramilitares que llaman colectivos, y
que actúan en distintas ciudades del país amparados incluso por las “fuerzas
del orden” llamados a someterlos. Basta
de muertes, de atropellos, de persecución política, de torturas. Es hora de
cambiar la farsa de una marcha por la paz, por una política para lograrla. Haría
bien Maduro en ver quiénes son sus asesores, algunos de los cuales parecieran
estar empujándolo al vacío.
Freddy
Ignacio Nuñez Martinez
freddynm6311@gmail.com
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