Llegó
el momento tanto tiempo temido. Mi propio pueblo me asquea, me hace sentir
apocado y ha hecho desaparecer el orgullo que sentía por sentirme venezolano.
Se ven las estadísticas, se pasa la página y -¡listo!-. pasan los números a ser
historia…
Mi
cerebro se niega a concebir que, en un país donde ha habido más de 200.000
muertos en los últimos quince años (lo que equivale a un número parecido de
dolientes) no exista ni familia ni amigos ni conocidos que han debido organizar
la demostración más contundente y más visible de la historia. ¿200.000 muertos
y ni UN doliente? No quiero ni pensar que padres, cónyuges, hermanos, hijos se
han convertido en cómplices a cambio de un plasma, una nevera, un carro iraní o
chino o que han cambiado al fallecido por una noche de juerga con cervezas y/o
anís gratis o, peor aún, que convivan en sus respectivos barrios con los
delincuentes sin siquiera una amenaza… ¿Y a esto pretenden llamarlo “bravo
pueblo”?
¿Cómo
es posible para un padre cambiar el cadáver de un hijo por rocalla y abalorios,
aunque se llamen “plasma”, “vehículo”, “nevera”, o un hijo cambiar el del
padre? Ya ni siquiera hablamos de moral; hablamos de los más elementales
sentimientos que deberían acompañar a un ser humano, de aquellos que vemos
hasta en meros y elementales
mamíferos- Además, ¿una “sociedad” de y para el pueblo que niega a ese mismo pueblo las medicinas que necesita para las enfermedades más graves y serias? ¿Una dirigencia puesta allí, pareciera, para perjudicar y mostrar un resentimiento inexplicable para con sus pares? ¿Una “dirigencia” más marginal aún que el lumpenproletariat de donde se jacta de ubicar su origen?
mamíferos- Además, ¿una “sociedad” de y para el pueblo que niega a ese mismo pueblo las medicinas que necesita para las enfermedades más graves y serias? ¿Una dirigencia puesta allí, pareciera, para perjudicar y mostrar un resentimiento inexplicable para con sus pares? ¿Una “dirigencia” más marginal aún que el lumpenproletariat de donde se jacta de ubicar su origen?
Un
pueblo que, lejos de exigir el cumplimiento de tanta promesa hecha, se satisface
con cualquier mendrugo o limosna que escape de la férrea mano de alguno de los
hambreadores del pueblo. ¿O es que se les puede llamar de otra manera a quienes
–a fuero de vencedor o patente de corso- han hecho caída y mesa limpia con los
bienes del estado? Allí está la lista, tanto de corruptos como de latrocinios.
Y nos olvidamos –con esos muertos y las agresiones de la Guardia Nazional y la
Policía Nazional- la justificación de Chávez cuando, a raíz del 11 de abril,
señalaba que el pueblo había disparado desde Llaguno en “defensa personal ante
la agresión de la Policía”
Bastante
lo señalamos algunos “escribidores” y nos convertimos en motivo de risas e
insultos. Cuéntennos ahora, lamentablemente, ¿quién ríe de último? ¿Dónde está
la “defensa” de Capriles a su triunfo? ¿A Aveledo le ha llevado 15 años darse
cuenta que el régimen “boycottea” el diálogo? ¿Qué se ha hecho la mayoría de
los electos? Ya obtuvieron lo que buscaban, el resto que se fuña… ¿Dónde están
los “furibundos denunciantes” de la campaña?
Y
es todo inútil: por parte del gobierno, después de confirmar como una tragedia
el asesinato de nuestra ex Miss Venezuela y su marido, de mil juramentos de
medidas apropiadas, una semana después, a menos de un metro de distancia,
disparan a un ex campeón mundial de boxeo, dejándolo por muerto. Por parte del
público: ya nada de esto alarma ni causa el más mínimo asombro; nos hemos
acostumbrado a ello y a las renovadas promesas del gobierno cada vez que ocurre
algo parecido
Como
si fuera poco, ni los militares –en un gobierno totalmente mllitarizado- tienen
una solución ni la preparación necesaria: 27 miembros de una banda delictiva
(secuestradores y asesinos, donde el jefe es miembro de una Misión Paz del
gobierno -¡increíble pero cierto!-) mantienen a raya a la Fuerza Armada, o un
grupo de motorizados paran un sector grande de la ciudad de Caracas.
Mientras
tanto, el principal vocero de la oposición y la Mesa de la Unidad callan,
esperando que la corta memoria tropical vaya arrojando niebla sobre los hechos
y así esperar las próximas elecciones, único leit-motiv de su existencia…
No
creo que apaciguando ni con demostraciones de “caballeros” ante quienes nunca
podrán serlo podamos quitarnos la bota que nos pisa. A quienes alegan que “otra
vía trae violencia y sangre”, les recordaría que, si hubiera pensado así
Bolívar, aún seríamos colonia española (no hay revolución sin muertos) y a
quien dice que “hay que poner la otra mejilla”, les diría que por eso estamos
como estamos; por ceder en todo, y no recuerdan que antes de ello también hubo
un “ayúdate que yo te ayudaré”. Muy caro pagó el Reino Unido el apaciguamiento
de Neville Chamberlain; tan caro que debió aparecer un Winston Churchill a
ofrecer “sangre, sudor y lágrimas”
Alberto
Lossada
arlossadas@gmail.com
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