sábado, 15 de febrero de 2014

ADALBERTO ORTA. DIÁLOGO CON EL ESPEJO, GOTAS DE ALBORADA

                                                                                                                  
Sin diálogo es extremadamente difícil que los problemas que atraviesa cualquier país en el mundo puedan ser resueltos.

Sin dialogo no hay cambio social posible.

Sin dialogo no hay paz.

Sin diálogo la violencia encuentra terreno fértil para la división, el odio y la oscuridad espiritual.

El diálogo es encuentro. El dialogo debe darse reconociendo al contrario, con respeto a las ideas y con el convencimiento que es posible ver la luz donde otros viven en tinieblas ideológicas.

El diálogo genera inteligencia, respuestas compartidas y conduce a llevar bien común.

El diálogo es libertad de expresión. 

El diálogo es necesario para la sana convivencia de todos los seres humanos.

El diálogo abre espacios a la posibilidad de que las guerrillas colombianas (FARC) se inserten en el mundo democrático.

El diálogo resuelve  controversias. El diálogo es el camino para que Venezuela pueda enrumbarse a mejores derroteros.

Con diálogo es factible que la situación económica del país mejore, donde los sectores productivos, del campo, agrario, ganadero, textil, calzado, pesca y otros puedan sentarse por el bien de todos los que vivimos en esta tierra que hizo  libre Simón Bolívar.

Pero el dialogo requiere amplitud, romper con esquemas predeterminados y frustraciones mentales y sociales.

El diálogo debe darse con fe y esperanza para que el sendero sea provisor de alegrías.

El diálogo es paz dice el PAPA Francisco I y agrega: "el diálogo es muy importante para la propia madurez, porque en el confrontarse con la otra persona, con las otras culturas, también en la confrontación sana con las otras religiones uno crece y madura. Es cierto, existe un riesgo: que si en el diálogo uno se cierra y se molesta, se puede pelear y ese es el peligro. Y eso no está bien, porque nosotros dialogamos para encontrarnos, no para pelear".

El poder del diálogo trae sonrisas y bienestar colectivo. Jesús  fue un hombre de diálogo y dejo un legado de amor en la humanidad. Gandhi y  Mandela  fueron líderes del diálogo, resultado: se rompe las cadenas del  colonialismo Ingles en la India y terminó la segregación racial en Sudáfrica respectivamente.

El diálogo fue la vía de la unidad Chilena para derrotar a Pinochet.

El poder del diálogo y el reconocimiento del contrario sembraron la democracia en España. 

En Venezuela es imperativo el diálogo. Las diferencias políticas no pueden seguir contaminando a la sociedad venezolana y fortaleciendo el virus del fanatismo, el odio y el rencor. La sed de venganza y los afanes de dañar al contrario, solo trae mayores inconvenientes y problemas, alejando la posibilidad de encuentros entre hermanos venezolanos.

Es la hora de la sensatez y la prudencia. Ya basta de tanta impunidad y ejercer el gobierno para intimidar al contrario, buscar acorralarlo mediante órdenes judiciales  que solo satisfacen ego de poder.

La violencia solo deja ruinas humanas. Venezuela no merece tanta imprudencia de sectores violentos, que los hay en la oposición y en el oficialismo. Hay que hablar y respetar los derechos humanos.

Sr Presidente, el diálogo no es con el espejo. El dialogo es con la gente.

Adalberto Orta 
orta.adalberto@gmail.com

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