Sin diálogo es extremadamente difícil que los problemas que
atraviesa cualquier país en el mundo puedan ser resueltos.
Sin dialogo no hay cambio social posible.
Sin dialogo no hay paz.
Sin diálogo la violencia encuentra terreno fértil para la
división, el odio y la oscuridad espiritual.
El diálogo es encuentro. El dialogo debe darse reconociendo
al contrario, con respeto a las ideas y con el convencimiento que es posible
ver la luz donde otros viven en tinieblas ideológicas.
El diálogo genera inteligencia, respuestas compartidas y
conduce a llevar bien común.
El diálogo es libertad de expresión.
El diálogo es necesario para la sana convivencia de todos
los seres humanos.
El diálogo abre espacios a la posibilidad de que las
guerrillas colombianas (FARC) se inserten en el mundo democrático.
El diálogo resuelve
controversias. El diálogo es el camino para que Venezuela pueda
enrumbarse a mejores derroteros.
Con diálogo es factible que la situación económica del país
mejore, donde los sectores productivos, del campo, agrario, ganadero, textil,
calzado, pesca y otros puedan sentarse por el bien de todos los que vivimos en
esta tierra que hizo libre Simón
Bolívar.
Pero el dialogo requiere amplitud, romper con esquemas
predeterminados y frustraciones mentales y sociales.
El diálogo debe darse con fe y esperanza para que el sendero
sea provisor de alegrías.
El diálogo es paz dice el PAPA Francisco I y agrega:
"el diálogo es muy importante para la propia madurez, porque en el
confrontarse con la otra persona, con las otras culturas, también en la
confrontación sana con las otras religiones uno crece y madura. Es cierto,
existe un riesgo: que si en el diálogo uno se cierra y se molesta, se puede
pelear y ese es el peligro. Y eso no está bien, porque nosotros dialogamos para
encontrarnos, no para pelear".
El poder del diálogo trae sonrisas y bienestar colectivo.
Jesús fue un hombre de diálogo y dejo un
legado de amor en la humanidad. Gandhi y
Mandela fueron líderes del
diálogo, resultado: se rompe las cadenas del
colonialismo Ingles en la India y terminó la segregación racial en
Sudáfrica respectivamente.
El diálogo fue la vía de la unidad Chilena para derrotar a
Pinochet.
El poder del diálogo y el reconocimiento del contrario
sembraron la democracia en España.
En Venezuela es imperativo el diálogo. Las diferencias
políticas no pueden seguir contaminando a la sociedad venezolana y
fortaleciendo el virus del fanatismo, el odio y el rencor. La sed de venganza y
los afanes de dañar al contrario, solo trae mayores inconvenientes y problemas,
alejando la posibilidad de encuentros entre hermanos venezolanos.
Es la hora de la sensatez y la prudencia. Ya basta de tanta
impunidad y ejercer el gobierno para intimidar al contrario, buscar acorralarlo
mediante órdenes judiciales que solo
satisfacen ego de poder.
La violencia solo deja ruinas humanas. Venezuela no merece
tanta imprudencia de sectores violentos, que los hay en la oposición y en el
oficialismo. Hay que hablar y respetar los derechos humanos.
Sr Presidente, el diálogo no es con el espejo. El dialogo es
con la gente.
Adalberto Orta
orta.adalberto@gmail.com
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