Todos
los sectores de la sociedad venezolana desde hace años están reclamando
acciones punitivas contra los delincuentes sin que las autoridades les hubieran
prestado la menor atención, hasta que lamentablemente tuvo que producirse un
homicidio de relieve internacional para que el presidente Nicolás Maduro
reconociera lo grave de la situación y convocara a una reunión en la que propuso
una lucha conjunta contra el crimen, más la ejecución de un plan de
pacificación.
El
presidente Maduro y el ministro del Interior, Miguel Rodríguez, declararon que
la inseguridad era también responsabilidad de todos los ciudadanos, un decir
que sirve para socializar la culpa y
diluye el compromiso del gobierno en una actividad de su incumbencia, por eso
estuvo muy acertado Gonzalo Himiob del Foro Penal Venezolano, cuando dijo “La
seguridad es una competencia exclusiva y excluyente del Poder".
Durante
todos sus gobiernos el desaparecido presidente Hugo Chávez, de quien Maduro fue
el más estrecho colaborador, restó
importancia a la espiral de violencia criminal que vivía el país, y hasta se
podría decir que la incentivaba cuando dijo en varias ocasiones que las
diferencias sociales eran la causa de la delincuencia, una afirmación que estimula
la lucha de clases y genera resentimiento, en el mejor de los casos, entre los
sectores más desposeídos y los pudientes.
Estas
declaraciones de Chávez fueron reiteradas recientemente por Elvis Amoroso,
presidente de la Comisión de Política Interior de la Asamblea legislativa de
Venezuela, cuando afirmó que la delincuencia fue originada por el sistema
capitalista que atropelló y destrozó a
los jóvenes desde el punto de vista social, y agregó que si se busca la causa
fundamental de la delincuencia esta se encuentra en el pasado.
La
violencia, tanto bajo Chávez como de Maduro, al igual que las prebendas o
favores del oficialismo tanto a partidarios como funcionarios
gubernamentales, han sido herramientas
útiles para generar en el país una situación de caos e inestabilidad que puede
conducir a un sector de la sociedad, a
una desesperanza de futuro que solo beneficia a los que detentan el poder.
Varios
son los factores que inciden directamente en el incremento de la criminalidad,
que las autoridades han permitido crecer y fortalecer aparentemente con fines
de facilitar el control político, en estos últimos quince anos.
Uno
de ellos es el abuso de palabra, la descalificación moral, la intimidación y
las agresiones físicas a quienes
disienten del gobierno. Exhortar al saqueo de los bienes de quienes no son
leales al gobierno, es incitar a la violación de los derechos de los otros y
crear condiciones para actos de mayor violencia.
También
la impunidad ha sido un incentivo para los delincuentes. Hay informes que
mientras en el país aumentan los homicidios disminuyen las detenciones, y de
los pocos criminales que son capturados, el 91 por ciento es puesto en
libertad, según la ONG, El Observador Venezolano de Violencia.
Provea,
otra organización no gubernamental pero orientada a la educación y a los
derechos humanos expuso en un informe, “la impunidad es una de las mayores
fallas del sistema de administración de justicia en el país, ya que la no
investigación y sanción a los responsables de violaciones a los derechos
humanos favorece la persistencia de las violaciones” y agrega, persisten las
ejecuciones, torturas, desapariciones forzadas, y violencia en las cárceles.
Otro
factor, tal vez el más importante, es la fragilidad del estado de derecho. Las
autoridades actúan al margen de sus propias leyes y decretan otras que violan
derechos naturales como el de la propiedad, lo que sirve de ejemplo para
aquellos que consideran que el control de la violencia es fuente de derechos.
En
consecuencias no se puede descartar que el incremento excesivo de la
criminalidad en Venezuela haya sido una estrategia de gobierno.
En
las actuales condiciones que enfrenta el país, una ofensiva contra la criminalidad
demandara medidas severas para llevar el orden a la sociedad, lo que
evidentemente repercutirá en la restricción de los derechos ciudadanos, con la
particularidad que como régimen
despótico, cuando lo considere conveniente situara fuera de la ley a la
oposición política.
Regímenes
como el venezolano que gustan presentarse al mundo como gobiernos legítimos
tienen que amparar sus acciones
represivas como si fuesen reclamos de la población contra quienes representan
una amenaza, por lo que se les hace
necesario convencer a los ciudadanos de que sus vidas y bienes están
amenazados y así conducirlos a requerir del Gobierno, medidas restrictivas que
en el momento adecuado pueden ser utilizadas para cercenar sus derechos.
Pedro
Corzo
pedroc1943@msn.com
EL ENVÍO A NUESTROS CORREOS AUTORIZA PUBLICACIÓN, ACTUALIDAD, VENEZUELA, OPINIÓN, NOTICIA, REPUBLICANO LIBERAL, DEMOCRACIA, LIBERAL, LIBERALISMO, LIBERTARIO, POLÍTICA, INTERNACIONAL, ELECCIONES,UNIDAD, ALTERNATIVA DEMOCRÁTICA,CONTENIDO NOTICIOSO,
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentario: Firmar con su correo electrónico debajo del texto de su comentario para mantener contacto con usted. Los anónimos no serán aceptados. Serán borrados los comentarios que escondan publicidad spam. Los comentarios que no firmen autoría serán borrados.