martes, 21 de enero de 2014

GOLFREDO DÁVILA, DEGRADACIÓN DE LA POLÍTICA

Para quienes participamos de la política con ética, con decencia y honestidad, para quienes pregonamos el bien común y hacemos votos por una sociedad más justa y solidaria, nos causa ruido el escuchar en cualquier espacio de la vida, las siguientes palabras: la política es sucia y por tanto no sirve, todos los políticos son corruptos, las mafias organizadas controlan el poder. Pero esa es la realidad que nos carcome.

Hoy no podemos eludir ese diagnóstico diciendo que ello forma parte de un concepto desvirtuado de la política, o descalificar los señalamientos del pueblo, atribuyéndole poca capacidad de análisis o que tiene una percepción superficial de lo público. Asumirlo así, sería como colocarnos una venda en los ojos y obviar el grado extremo en que se ha degradado la política en nuestro país.

Son vox pópuli los siguientes comentarios y noticias: el gobernador es un ladrón, el alcalde pertenece a tal o cual mafia; jerarcas militares contrabandean gasolina, bachaquean productos alimenticios, trafican drogas; ministros cómplices de hechos de corrupción; diputados se venden y saltan la talanquera; a un mal gobierno ahora se le llama guerra económica; decenas de Partidos Políticos de maletín que se venden al mejor postor, cosa que evidencia el deterioro institucional del país. 

Y si hablamos de las fuerzas sociales, lo común es oír que tales o cuales consejos comunales se roban el dinero de las viviendas aprobadas; que el sicariato acabó con la vida de un sindicalista; que los dirigentes sindicales o estudiantiles cobran vacuna; el ¿Cuánto hay pa' eso? es costumbre; gobernantes que vociferan que hay decenas de miles de empresas de maletín que estafan a la nación; la descomposición social es tal que los anti valores superan a los valores.

No sabemos que es peor, ver como los pramnes gobiernan las cárceles del país y la crueldad, sin precedentes, con que asesinan personas por estas calles, o los crímenes contra el erario público que se cometen desde las esferas del poder. Son decenas de miles de abusos y hechos de corrupción que quedan impunes, por nombrar sólo algunos; los 800 mil dólares, caso Antonini Wilson; denuncias del narcotraficante Walid Makled, de los ex Magistrados Aponte Aponte y Velásquez Alvaray, las de Mario Silva, las de PUDREVAL y cantidad de violaciones a los derechos humanos y crímenes como el cometido contra los hermanos Faddoul, que corroboran la putrefacción del Estado-gobierno.

Motivos de frustración de la Venezuela decente, que hace crecer la de los indiferentes; cantidad de líderes sociales y políticos honestos cuelgan los guantes, porque no vislumbran alternativas. Pero rendirse frente a la corrupción y la barbarie, es seguir cediendo espacios a quienes mancillan los puestos de lucha y los cargos de representación popular.

Frente a la impotencia y el desencanto, hay que atreverse a soñar una mejor Venezuela; frente a la degradación de la política hay que revalorizarla construyendo nuevas formas de hacer la política.

Golfredo Davila
golfredodavila@gmail.com

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