jueves, 2 de enero de 2014

EMILIO J. CÁRDENAS, RUSIA REAPARECE EN EL ESCENARIO GEOPOLITICO LATINOAMERICANO

La noticia parece originada en algún viejo capítulo de la "Guerra Fría". No es así. Es actual. Dos enormes bombarderos supersónicos rusos, de última generación (los Tupolev 160) surcaron el cielo colombiano, sin autorización.
                  

Capaces de llevar una docena de bombas nucleares, esos aviones -de perfiles elegantes- se conocen en Rusia como los “Cisnes Blancos”. Los técnicos de la OTAN los llaman, en cambio, los “Black Jack”.

Las violaciones del espacio aéreo colombiano se produjeron primero en un viaje de esos aviones entre Caracas y Managua el 28 de octubre pasado y se reiteraron el 1° de noviembre, en su viaje de regreso a Caracas.

Durante el retorno, los aviones fueron interceptados por los radares colombianos y aparentemente hicieron un desvío. Después de detectados, dos cazas colombianos acompañaron a los incursores rusos hasta que éstos finalmente salieron del espacio aéreo colombiano.

El episodio es inédito, desde que ocurre por vez primera en Colombia. Los aviones rusos protagonizan con alguna frecuencia este mismo tipo de problemas en el espacio. Recientemente, en Noruega y en Japón. Los Tupolev 160 -para peor- apagaron sus “transponders”, utilizando la misma técnica que los narcotraficantes cuando éstos procuran no ser detectados. Increíble.

Desde el punto de vista geopolítico, Rusia pareciera estar “de regreso” en América Latina, región que de alguna manera había abandonado desde 1991, cuando el colapso de la Unión Soviética.

Una razón de lo sucedido puede ser el aumento de las importantes ventas militares rusas a la región, donde Venezuela ha gastado billones de dólares en adquirir armas rusas. Nicaragua, por su parte, acaba de comprar dos lanchas lanza-misiles a Rusia, así como cuatro patrulleras.

Para otros, la repentina aparición militar rusa tiene que ver con la tirantez existente entre Colombia y Nicaragua tras el fallo de la Corte Internacional de Justicia referido a la jurisdicción marítima entre Colombia y Nicaragua en el Mar Caribe, en el que Nicaragua parece haber llevado la mejor parte.

En ese fallo, la Corte reconoció la soberanía colombiana sobre el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Pero estableció nuevos límites marítimos. Colombia se negó a aplicarlo hasta que se negocie -y firme- un tratado binacional entre ambos países.

En ese escenario, Rusia se ha posicionado cerca de sus aliados estratégicos: Venezuela y Nicaragua. Quizás precisamente por esto, además del incidente aludido, un Almirante ruso, Vladimir Ruban, se animó a declarar públicamente que “si es necesario vamos a apoyar a Nicaragua y existe decesión política en ese sentido”. Los rusos, de esta manera, devuelven el apoyo político recibido con anterioridad de Venezuela y Nicaragua, países que han reconocido la independencia de dos “enclaves” rusos, Abjazia y Osetia del Sur. En soledad, sin embargo.

El incidente es también una suerte de señal de cómo Rusia interpreta la nueva distribución del poder en el mundo. Hace 20 años, Rusia se retiraba de América Latina, donde en rigor tenía un solo amigo: Cuba. Hoy sabe que tiene a todos los países “bolivarianos” dispuestos a ser sus aliados estratégicos.

Las academias militares rusas han vuelto a abrirse para los oficiales nicaragüenses, incluyendo la instalación de un centro regional de entrenamiento para la lucha anti-drogas, en Nicaragua, en curso de construcción. También la suscripción, entre ambos países, de un acuerdo militar de cooperación, en el plano de la seguridad.

Una tercera hipótesis sugiere que, en rigor, estamos ante una repentina “declaración de interés” rusa en Nicaragua, que tiene que ver con la decisión de Daniel Ortega de construir en su país un canal alternativo al Canal de Panamá, que se transformaría en una segunda opción del comercio inter-oceánico. Rusia estaría ofreciendo su capacidad tecnológica y de construcción respecto de ese proyecto. Hablamos de una iniciativa que Daniel Ortega entregó “a dedo” a un joven empresario chino. De un proyecto gigantesco, de más de 40 billones de dólares. Pero si los rusos miran lo que sucede en Venezuela, seguramente dudarán. Económicamente, el país es un caos. Y Nicaragua -en otra escala- no es muy diferente. Más chico, pero igual de equivocado y discrecional.

Cualquiera sea la motivación rusa, la doble invasión del espacio aéreo colombiano es -desde luego- condenable y supone una ingerencia tan provocativa, como inaceptable. Por esto las protestas, de tono prudente, que Colombia está formulando a Rusia.

Sería una pena que nuestra región se convierta de pronto en uno de los escenarios del nuevo forcejeo por el poder entre los Estados Unidos y Rusia. La ingerencia rusa no ayuda. Complica.

Emilio J. Cárdenas
Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.

http://www.eldiarioexterior.com/rusia-reaparece-en-el-escenario-43168.htm

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