domingo, 28 de abril de 2013

OSWALDO ÁLVAREZ PAZ, GOLPE DE ESTADO EN VENEZUELA, DESDE EL PUENTE

El fraude electoral del pasado 14-A es el último paso del régimen para consolidar el golpe de estado de ejecución progresiva a lo largo de los tres últimos quinquenios. Vendrán otros, para impedir que la verdad se sepa en el mundo y que la situación interna pueda cambiar. Las actuaciones de todas las ramas del poder público, precipitadas y arbitrarias, al margen del ordenamiento jurídico existente, siguen al pie de la letra el manual revolucionario del gobierno castro-comunista cubano que controla a Maduro.
El régimen cuenta como ventaja con la probada vocación democrática, pacifista y, para mi gusto, exageradamente electoralista, de una oposición unida en medio de serias discrepancias, pero firme en defensa de los principios fundamentales. Sabe que aquí no hay golpistas, ni terroristas, ni asalariados de gobiernos u organizaciones extranjeras. Hay compatriotas amantes de la libertad dispuestos a luchar por sus derechos. Pero esta lucha debe ser frenada a como de lugar. Los agentes del castro-comunismo saben que Maduro no podrá mantenerse por las buenas. Como bien dijo Capriles, es un presidente “mientras tanto”. Empiezan por negar la auditoría integral solicitada por la MUD y el Comando Simón Bolívar, anuncian descaradamente que no hay forma de revertir el fraudulento proceso, de cambiar los resultados anunciados o de repetir las elecciones y giran instrucciones para rechazar la cruda verdad contenida en los expedientes consignados y por consignar, ante el Tribunal Supremo de Justicia para agotar los recursos estrictamente procesales del caso. Sabotean, retrasan y desinforman sobre el tema.
Simultáneamente agreden violentamente a estudiantes, amenazan judicialmente a conocidos dirigentes políticos, acosan y detienen a generales activos y retirados que han opinado pública y privadamente, los activos, en contra del fraude o expresado con claridad profundas reservas con relación a la competencia de Maduro. Los cuerpos de seguridad del estado regresan a las manos temibles de unos cuantos sospechosos nacional e internacionalmente de vinculaciones indeseables.
Todos estamos en libertad condicional. El país un desastre en todos los ámbitos y, Maduro otra vez en La Habana, rindiendo cuentas y recibiendo peticiones.
oalvarezpaz@gmail.com 

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TEÓDULO LÓPEZ MELÉNDEZ. PENSAR LA POLÍTICA

Pensar es una actividad intelectual que pretende comprender un  hecho. Pensar la política implica mucho más, pues llega hasta la configuración de un mundo. Hanna Arend señaló que el pensamiento tiene un efecto destructivo dado que socava lo establecido. Cuando pensamos la política, desde ella y desde lo político, es evidente que hay dificultades y es preciso recomenzar. Pensar la política busca la posibilidad de un mundo común.
Cuando se deja de pensar la política y se instaura la mediocridad de la búsqueda del poder y no más, se entra en la barrena de la inestabilidad y la decrepitud. Cuando la política se burla de la consistencia de la complejidad del pensamiento y se reduce a las maniobras y a hacer de ella misma un deterioro las sociedades languidecen en las formalidades y se encuentran incapaces de saltos cualitativos.
Es impresionante ver como la sociedad venezolana no entiende nada, ni a un nuevo gobierno cuya preocupación única parece ser el establecimiento de “una nueva mayoría”, ni a un candidato opositor jugando a huir hacia adelante para lo cual recurre al último argumento de mantenimiento de clientela: habrá nuevas elecciones presidenciales.
Ciertamente uno puede entender la política como lo opuesto a lo estático. Resulta irritante ver a un cuerpo social sembrado en él y cuya supuesta “inocencia” no es justificable y menos perdonable. La única posibilidad que cabe es remitirse a un fracaso educativo y cultural que lo lleva a maniqueísmos como el de negar la existencia misma de quien no esté en alguno de los bandos. Menos logra entender cuando se le habla desde una mirada de país.
La política es una revisión permanente y la democracia una interrogación que nunca termina. El que se mueva en los parámetros agotados es un insuficiente que desconoce totalmente hasta la definición misma del verbo “pensar”. Vivir desde y para la asfixiante coyuntura, gritar de entusiasmo frente a la aparente palabra dura y solazarse en los radicalismos estériles, es propio de una sociedad en sí misma estéril. Nadie puede pretender borrar de un plumazo la angustia del presente. Lo que se pretende es recordar que las realidades son construibles, que hay que modificar el ángulo de los observadores y, sobre todo, que la política se piensa y se piensa alejándose de la linealidad y de la miseria. Hay una crisis política puntual envuelta en otra de igual o mayor gravedad: la absoluta inconsistencia de los políticos.
Esto que vivimos en Venezuela no es la política. No llega ni a rango de antipolítica. La política es hoy una voluntad colectiva y ella no existe porque tenemos a unos actuantes que giran sobre sí mismos embebidos en el odio mutuo y en la incapacidad manifiesta de escaparse de las maniobras de una praxis envenenada. Se olvida la caída de todos los conceptos, hasta del poder mismo. Cuando se piensa la política las estrecheces comienzan a diluirse. Se inventan los caminos y se inventa en el futuro. Los presentes sólo son diluibles cuando se tiene la mirada más allá, en la escritura de un relato a transitar, uno que nos hace pensar el presente desde el futuro.
Hoy ya ni sabemos lo que es la política.  La labor pedagógica pasa por comenzar a decir que en el siglo XXI la política no es lo que fue. Hay que inventar el siglo que sólo será posible si inventamos la política de este siglo, pues nada es construible en cuanto a organización humana que no esté marcada por la nueva concepción de la política. No se trata de la aparición de iluminados. Hoy el líder es un modesto suministrador de insumos que ejerce la más detestada de las actividades: pensar para los demás, porque pensar por lo demás resultaría una simple manifestación totalitaria. Pensar la política es una acción liberadora pues, en primer término, permite entender los atascos de los actores de la no-política y autoriza a vislumbrar sacudírselos. 
Cuando se piensa la política aparecen los acontecimientos que nadie creía posibles y las soluciones van conformándose en una realidad distinta de la realidad real. Entonces habrá aparecido el nuevo concepto de poder, el del común hecho líder, que pasará por encima de quienes encarnan el Estado en lo momentáneo y de quienes lo encarnan desde talismanes, llámese unidad o llámese como se llame,  organizados en el vacuo propósito único de sacar del poder, del viejo poder, a quienes hoy se solazan en él.
@teodulolopezm

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DORIAN GARCÍA, DEVUÉLVANME MI PAÍS, YO SOY VENEZOLANO

Hace poco los venezolanos vimos un inspirador manifiesto de artistas por televisión. Entonces  tuve recuerdos de algo que pareciera tan lejano. Hoy estamos sacudidos por la violencia y los abusos de un Estado corrompido. Yo viví otra historia.
Añoro aquellos días cuando Venezuela toda era una calle donde convivíamos con sencillez, confianza  y seguridad. Éramos un país de celebridades; todos éramos necesarios para forjar una patria moderna y justa. Como sociedad florecíamos sinceros y diáfanos en la búsqueda del camino.
Yo lo viví y tengo ejemplos reales para relatarlos. Vi a Caridad Canelón asumir con libertad decisiones de vida diferentes a ser actriz, a Ilan Chester ser mi compañero de bus en múltiples trayectos Caracas–Maracaibo, al Dr. Uslar Pietri sentarse a mi lado para sostener un encuentro con su genio esparcido en un café.  Éramos “la feria de la alegría” donde la locha se sudaba con orgullo y las oportunidades estaban servidas para todos sin excepción. Si, yo lo viví.
El pueblo venezolano no hubiese declinado jamás a sus libertades, sino bajo el engaño de una enferma ilusión. Y sucedió lo absurdo; comenzó la implantación del odio, la siembra de rencores y división de un país que, hasta entonces, era cartel luminoso de bienvenida a los desarraigados del planeta. Y nos convertimos en esta casa por cárcel que somos como sociedad.
Hoy somos catalogados como “fascistas” por pensar diferente, por no aceptar atropellos de una fuerza de ocupación en nuestro propio suelo, por protestar cuando desde el poder violan nuestros derechos constitucionales, cuando nos despojan con descaro de las oportunidades que esta tierra bendita nos ha otorgado.
Se que la mayoría esta dispuesta a rescatar nuestro gentilicio libertario. Que no permitiremos, por inacción, que nos sigan atropellando. Por que estamos decididos a que “venezolano”, sea un galardón que incluya a hombres y mujeres y haremos sentir nuestra voz en cada ámbito donde la opresión quiera imponerse.
Hoy voy a la calle a vencer cada obstáculo que se presente, cualquier coacción para doblegarme tendrá mi respuesta como ciudadano  decidido a decir ¡basta!... devuélvanme mi país… Yo soy venezolano.
doriangarciag@yahoo.es

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RAFAEL GROOSCORS CABALLERO, NUNCA SEGUNDAS PARTES FUERON BUENAS

            El adagio castizo se cumple, una vez más. Lo más difícil en la vida es “parecerse” a quien no se es. Cuando nuestra voluntad y nuestro pensamiento están circunscriptos a la sombra de un segundo que ya no existe, no sólo estamos en el “limbo”, sino que aún cuando acertemos, nuestras acciones siempre estarán sometidas a un protocolo de comparación riesgosa. Si no somos “auténticos”, estamos perdidos. 
Al “no ser Chávez”, Maduro no podrá jamás triunfar, pese a tener bajo su mando todas las  herramientas del poder, intactas, tal cual como las poseyó quien hizo a Maduro a su imagen y semejanza. Nunca tendrá ideas propias; nunca saltará los muros de la opinión proponiendo su nombre y olvidando su origen. Nunca “madurará”. La historia se lo llevará por delante y los acontecimientos lo arrasarán. Es la maldición del “hijo pródigo”.
            La muerte anticipada de Chávez fue una derrota para la revolución y una estrepitosa e indetenible caída para sus adláteres. Los obligó a mentir. A engañarse a sí mismos para ganar tiempo. El 10 de Enero fue  “un nuevo Trafalgar”, donde y cuando el rumbo del poder tuvo que alterar la bitácora y poner al sur en el lugar del norte. La aventura de la “continuidad administrativa” hizo sucumbir los restos de legitimidad a un régimen que a pesar de todo se empeñó –y lo logró mientras Chávez se mantuvo vivo-- en aparecer ante el mundo como un “totalitarismo democrático” o como un “socialismo capitalista”. Fue la agenda que le diseñó  Fidel Castro a su más aventajado pupilo revolucionario. Pero no estaba previsto que sucedieran los hechos como los vividos, aparatosamente, por los “bolivarianos”, en los meses que van del presente año. Demasiada carga para un solo hombre. Vice-presidente de un gobierno sin dueño; candidato de un partido sin líder; Presidente “electo” por un pueblo ausente, son demasiado para quien ni siquiera pasó por las aulas del “cuartel de la montaña” y nunca lució glamorosas charreteras.
            Maduro perdió las elecciones. El 14 de abril, un pueblo acostumbrado a rebelarse, se rebeló. Ya lo había hecho en sucesivos eventos electorales en los cuales dijo a su “líder” que no le aceptaba sus ideas, aún cuando le respetaba su verbo, su gracia, sus payasadas y sus bondadosas aproximaciones al mundo de la pobreza. Pero en todas estas ocasiones, casi sin excepción, desde el 2004, el pueblo fue engañado, irrespetado y confundido por una falange organizada que ha tomado por asalto la burocracia estatal, bajo la falsa égida de una revolución. Sin embargo, porque nunca hubo quien lo guiara hacia un protesta seria, “el pueblo” aceptó, cada vez,  que le desconocieran su decisión y dejó que las cosas continuaran su marcha  hacia un fin que tampoco preveían catastrófico. La diferencia ahora es que las circunstancias le dieron un sentido de cambio a la desaparición del caudillo, cuyos restos reposan, mientras tanto y no para siempre, en el nuevo museo militar bolivariano. A Chávez no le sucedió Maduro; quien  hace sus veces, ahora, es Capriles. “Nunca segundas partes fueron buenas”.
           
Veremos cómo se van a desarrollar los acontecimientos, encaminados al entierro de una causa, ya perdida. El poder electoral luce descalificado, por decir lo menos. Sus instrumentos operativos ya no van a ser sujeto más nunca, de la confianza popular. Podríamos pronosticar, incluso, que si no cambian “todo”, en Venezuela no habrá más elecciones. Esta vez la estrategia de la oposición y de su nuevo líder, nos lucen correctas y oportunas. El CNE no aceptará ser revisado “por dentro”, por lo cual nunca permitirá la “lectura” de los famosos cuadernos en los cuales nos obligan a estampar la huella y la firma nuestra. Se impugnarán las elecciones, recurriendo a otro de los frentes  capturados para sí por el mismo régimen: el Tribunal Supremo de Justicia, para que a su vez, la revolución gane tiempo y siga viviendo de una ilusión. No hay continuidad garantizada. Pero, ¿cuál será el final de este proceso?
             Venezuela es un país miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), así como de la Organización de los Estados Americanos (OEA). Si algo hoy se cuida, con extremado celo en las múltiples derivaciones de estos organismos mundiales, son los Derechos Humanos y la transparencia del voto, como esencia de la democracia. Las pruebas que no quiere verificar ni auditar el CNE, están en manos de la gente de Capriles  y tanto su existencia como su contundencia pasan de ser una hipotética suposición a una demostración palpable, reflejada en el temor del régimen a ir a un “recuento de los votos”, tal como ha ocurrido en muchos países del continente, en eventos que revelaron una verdad mal escondida. El camino de la impugnación no se quedará tan sólo en las salas Electoral y Constitucional del TSJ. Cuando esta máxima instancia, como lo presume cualquier analista medianamente informado, esquive el bulto de la confrontación jurídico-constitucional y en un “ping-pong” al cual ya estamos acostumbrados, renuncie a pronunciarse en beneficio del respeto a la competencia jurisdiccional del Poder Electoral, Capriles recurrirá a la opinión y a la acción de los organismos internacionales. Allí, hace algunos años, terminó el régimen arbitrario de Alberto Fujimori en el Perú; allí, igualmente, se corrigió el rumbo de la “Revolución Sandinista” en Nicaragua lustros atrás y allí pudo haber recurrido, más recientemente, en México, el derrotado López Obrador, si la instancia electoral del vecino país no hubiese acordado, como se hizo, un inescrupuloso recuento de los votos del pueblo azteca, bajo la supervisión de los citados organismos. Si no hay la suficiente amplitud  en la conducta de nuestros medios institucionales y se resuelve nuestro conflicto, mediante una auditoría que despeje hasta la menor duda y a satisfacción de las partes, Venezuela caerá en la observación internacional y el peso de sus presiones provocará el surgimiento de fenómenos internos que clarificarán nuestro actualmente enturbiado panorama político. Ya estamos siendo objeto de una aguda observación mundial y mucho más allá del importantísimo sentimiento nacional, ese mundo tiene una destacada injerencia en nuestra realidad económico-social, tanto más en cuanto somos la principal reserva de hidrocarburos, materia prima no renovable y ante cuyo efecto sobre el comercio nadie deja de advertir. Hasta los chinos pondrán su grano de arena para que le encontremos una salida a la controversia de hoy y para que le recordemos a los que les competa que “nunca segundas partes fueron buenas”.
grooscors81@gmail.com

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FABIANA CRISCI, COMUNISMO: FRACASO MUNDIAL

Más allá de un concepto teórico o del contexto histórico, se debe explicar que el comunismo es un modelo político-económico que fracasó en sus inicios, ya que fue concebido a partir de un ideal utópico. En 1917 nació la Revolución Rusa, donde se izó por primera vez la bandera del comunismo en la política mundial. 
Unos años más tarde, aparece una nueva forma política en China, con el triunfo de la revolución de Mao Zedong en 1949, conocida como Maoísmo, la cual resaltaba el papel de la clase campesina. El ascenso del comunismo en su práctica, desarrolló una nueva idea revolucionaria de lucha de clases entre el proletariado y la burguesía.
Durante la Guerra Fría, el mundo se sumió en dos modelos políticos y económicos, los comunistas trasladaron sus ideas a Latinoamérica y a varios países de Asia. Por su parte, Estados Unidos se encargó de hacer ver con buenos ojos el modelo capitalista. No fue hasta 1989, que el mundo salió de esta constante incertidumbre bélica. La caída del Muro de Berlín marcó el fin del comunismo en Europa.
Igualmente, en Asia, el fin de este modelo estuvo marcado por la destitución de Mao Zedong del Partido Comunista Chino. A partir de ese momento Deng Xiaoping reestructuró e impulso nuevas formas económicas para el país. De esta forma, países como China y Vietnam, que tenían un modelo económico comunista, cambiaron su sentido hacia una economía capitalista-liberal, dando paso a lo que son actualmente.
La miseria, la escasez, los malos servicios, la opresión y el terror policial son algunos de los aspectos que quizás definen el fracaso del comunismo en el mundo. La humanidad comprobó que el sistema político-económico comunista está destinado a la ruina y que dirige las naciones hacia un completo totalitarismo. El comunismo se extinguió ya que, en palabras simples, limita la libertad individual. Probablemente fueron sus ideas absurdas lo que no permitieron que funcionara como sistema, conduciéndolo hacia el fracaso.
Los países de la URSS y algunos de Asia, adoptaron distintos modelos político-económicos, sin embargo, Cuba y Corea del Norte sufrieron fuertes crisis con la caída del comunismo. Pesa a esto, y sin tomar el ejemplo de otros estados, estos países continúan con este modelo el cual no les permite progresar a gran escala. Sus promesas de liberación de los oprimidos y del desarrollo de las sociedades atrasadas han hecho que estos países permanezcan atrasados en comparación a las políticas del mundo contemporáneo.
En el aspecto financiero, Cuba es un país con pocas señales de crecimiento. La balanza económica es deficitaria, las exportaciones alcanzan los 2.956 millones de dólares mientras que las importaciones ascienden a 9.510 millones de dólares. Así mismo, la fuerza laboral activa está compuesta por 4,82 millones de personas, y el 78% de ésta trabaja para el estado, él cual controla los medios de producción nacional. En el ámbito comunicacional, los medios tienen titularidad pública y están en manos del Estado Central. La radio y la televisión son propiedad del Estado, por lo que sus transmisiones son controladas.
El proceso electoral cubano está regulado en la Ley Electoral. Los candidatos a Delegados de las Asambleas Municipales del Poder Popular no son elegidos por partidos sino mediante asambleas de cada división electoral, donde cualquier ciudadano puede proponer a sus aspirantes, lo que genera presión en el ejercicio del voto al momento de elegir a mano alzada a los candidatos.
En este contexto, la economía de Corea del Norte se rige por un sistema vertical de poder estatal, centrado en el Partido de Trabajo de Corea que tiene sus bases en el comunismo, designado como “economía de planificación centralizada”, donde prácticamente la totalidad de las empresas y sus principales industrias son propiedad del Estado. Sin embargo, la situación precaria en materia de alimentación no ha cesado desde los años noventa.
Por otra parte, Cuba ha crecido en los últimos años en su volumen de comercio gracias a sus aliados, Venezuela y China, a diferencia de Corea del Norte que ha tenido menos éxito luego de enfrentarse con la caída del bloque soviético.
Igualmente, se debe recordar que Cuba buscó afianzar desde el punto de vista político las comunas, eliminando el voto universal, directo y secreto sustituyéndolo por el voto asambleario. Sin duda alguna, esto garantiza la permanencia en el poder de los máximos líderes. Tal vez a modo de reflexión deberíamos analizar, ¿por qué solo quedan dos países en el mundo que mantienen un modelo político-económico fracasado? ¿Por qué insistir en el comunismo cuando ha encaminado a los estados hacia la miseria y la hambruna? Los venezolanos debemos preocuparnos por examinar el camino que podría tomar nuestro país.
@Fabiana_Crisci
http://www.guayoyoenletras.net/index.php/2012-08-06-05-07-46/guayoyocomunal/346-comunismo-fracaso-mundial

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PEDRO CORZO, VENEZUELA: LIBERTAD U OPRESIÓN

Hugo Chávez cometió numerosos errores, pero creó una clase política y económica que sin dudas estaría eternamente agradecida a su memoria sino hubiera seleccionado a Nicolás Maduro como su heredero.
PENDE DE UN CABELLO
Maduro es un desastre en toda la extensión de la palabra. Como presidente encargado incurrió en más pifias que Chávez en sus trece años de desgobierno, que es mucho decir; pero como candidato su conducta fue deplorable. Sus declaraciones, propuestas y conducta, fueron un compendio de payasadas que es de esperar hayan avergonzado a sus propios partidarios.
En consecuencia sus rivales y adversarios en el Estado mayor del chavismo, deben estar haciendo una excelente cosecha de sus errores y preparando estrategias que les posibiliten desplazarlo en cuanto les sea oportuno. Tarea a cumplir cuando la sobrevivencia del incomprensible Socialismo del Siglo XXI no esté en peligro.
Por supuesto, el que presumimos más importante adversario de Maduro, Diosdado Cabello no quedo atrás. El despotismo y abuso de poder del que hizo gala en la Asamblea Nacional, dejó apreciar a los más crédulos que el oficialismo, sin importar tendencias, no respeta para nada los valores democráticos ni las diferencias en las ideas.
Se vislumbra una lucha de extremos. Un populismo exacerbado que motive las pasiones más bajas entre líderes. Ladrar alto, fuerte y morder con furia, son fundamentales para comandar una oligarquía política económica que no quiere perder los privilegios adquiridos a base de engañar y manipular a los que están a favor de una sociedad más justa.
También se pudo valorar, como pocas veces en el pasado, el control que ejerce el Ejecutivo sobre los poderes públicos. La conducta de las presidentas del Consejo Nacional Electoral, como la del Tribunal Supremo de Justicia, fue para favorecer únicamente al oficialismo, pero como la voluntad popular se hizo sentir, las esferas más altas del oficialismo debieron aceptar una auditoría que en principio rechazaron.
Maduro aceptó de mala gana un conteo que de resultar a su favor le otorgará la legitimidad que necesita para gobernar un país profundamente escindido.
Es de suponer que sus aliados extranjeros le forzaron a aceptarla y se aprecia por declaraciones del presidente de Chile, Sebastián Piñera, que un número importante de los gobiernos que integran UNASUR, a pesar de que simpatizan con el chavismo, estuvieron a favor de la auditoría,  pero sin dejar de reconocer en Maduro el nuevo presidente de Venezuela, algo así como estar conscientes de que no habrá revocación.
Una muestra de la doble moral que ejemplifica la decadencia de valores de nuestro continente.
Maduro no ha dejado de ser procaz y agresivo, aún después de aceptar la auditoría, una actitud contraria a los intereses de un proyecto político que pretende imponerse en un país que está dividido como nunca antes en su historia. Sus groserías y vulgaridades es de esperar vayan en aumento. Su plan es imitar a Chávez en todo y considera que para lograrlo, es primordial la procacidad en el trato y el lenguaje.
Por supuesto, la división de la nación no es exclusiva responsabilidad del flamante Presidente. Su predecesor fue un generador de tormentas sociales y un odiador de oficio. Chávez, fue el primer promotor de la intolerancia y sectarismo que sufre Venezuela. Sus discursos fueron agresivos y descalificadores de cualquier persona o institución que se opusiera a sus proyectos y su delfín simplemente actúa en consecuencia.
Fue Hugo Chávez, hay que tener eso presente porque hay quienes pretenden encontrar en el difunto virtudes que le faltan a Maduro, quien con la complicidad de Nicolás, Cabello y otros muchos, incluyendo un amplio sector de las Fuerzas Armadas, condujo al país a niveles de corrupción, crispación social, inseguridad pública y una debacle económica que no tienen precedentes en el país.
Por otra parte, numerosos estudiosos de la situación venezolana opinan que si Nicolás Maduro ocupa en este momento la primera magistratura del país no es exclusivamente por consecuencia del fraude ni de los abusos de poder - porque no hay dudas que cualquier candidato oficialista habría ganado gracias al control que sobre los poderes del Estado ejerce el Ejecutivo- sino porque los Castro lo impusieron, ya que era el único partidario del caudillo muerto que podía garantizar la continuidad de los cuantiosos subsidios de Venezuela a la isla.
El futuro de Venezuela está en juego, pero también el del resto del continente. La democracia es lo único que garantiza libertad y justicia y en consecuencia, progreso económico.
Es necesaria la unidad de la oposición nacional y la solidaridad internacional. Si en el siglo XIX, Simón Bolívar fue el más importante promotor de la soberanía de nuestras naciones, en el XXI se debate en la tierra del Libertador, si el modelo político de Fidel Castro, remozado por Hugo Chávez, puede aplastar nuestros derechos ciudadanos, la soberanía de cada uno de nosotros sobre nuestros actos.
pedroc1943@msn.com

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JOSÉ LUÍS MÉNDEZ LA FUENTE, UNA HISTORIA CONOCIDA

Decía en mi artículo anterior “Conteo Final”, que  la decisión del Consejo Nacional Electoral de efectuar la auditoría de ley a  la mayor parte de las cajas dejadas fuera del muestreo correspondiente  al día de las elecciones, era una muestra de voluntad política, que mejoraría seguramente, la percepción que el venezolano tiene de dicho organismo, no obstante su no imparcialidad, al estar integrado por miembros notoriamente alineados a los intereses del partido de gobierno.

CAMISAS NEGRAS DE MUSSOLINI
 Sin embargo, las declaraciones de las rectoras del CNE en los últimos días, han echado por tierra cualquier apreciación positiva al respecto; pues no solo han servido para contradecir a la Rectora Presidente de dicho ente, quien aseguró la semana pasada que se haría la auditoria a unas cuatrocientas cajas diarias durante un mes, sino que además constituyen una muestra del espíritu burlón que, al parecer, anima la decisión inicial y refleja la peor faceta de un funcionario público, cuando comprometiéndose a algo, con la ciudadanía, da luego indicios de no querer cumplir o lo que sería aún más despreciable, simplemente incumplir. Eso provoca que la cuerda se tense aún más y que los ánimos se caldeen al infinito.
CAMISAS PARDAS DE HITLER
Es de suponer que el señor Capriles ante esa circunstancia de incertidumbre, debe sentirse metido en un callejón sin salida. Atrapado en una situación apremiante que lo condena a quedar como un “tonto” si no hace nada o a tomar una acción más atrevida, casi desesperada. Afirmar como lo hizo, que le robaron las elecciones, marca un antes y un después en el vaivén político que sacude a Venezuela y abre un verdadero conflicto para el nuevo gobierno, que queda ahora irremediablemente señalado como un impostor, tanto nacional como internacionalmente. Ya no se trata de una “duda razonable” dada por la pequeña diferencia de votos anunciada por el CNE y las múltiples denuncias de irregularidades locales o particulares en determinadas mesas o centros de votación, sino de una acusación de fraude electoral hecho a conciencia.
CAMISAS ROJAS DE MADURO 
La pelota está ahora del lado del gobierno. Evadir la auditoria prometida públicamente y extremar aún más la violencia verbal contra los opositores, o lo que sería más grave, criminalizar el enfrentamiento tratando como delincuentes a Capriles y al resto de la dirigencia que lo acompaña, no solo sería un error político de garrafales consecuencias para el régimen y el chavismo en general, sino que signaría de manera indeleble y definitiva ante la comunidad internacional, el nuevo rostro del novel gobierno del señor Maduro, proclamado y juramentado como Presidente a toda prisa, casi de urgencia; precisamente en un país en que la juramentación del también recién electo presidente Chávez, tres meses atrás, fue considerada por el Tribunal Supremo de Justicia, una formalidad no esencial, que  podía esperar el tiempo que hiciese falta. Un nuevo rostro el de este gobierno, que además de la sombra de ilegitimidad que proyecta, ha mostrado su lado más despótico y arbitrario, persiguiendo a los trabajadores de la administración pública en busca de los votos perdidos. Que ha pretendido acallar a través del presidente de la Asamblea Nacional, a los parlamentarios opositores, prohibiéndoles con una rabieta infantil, el derecho de palabra, o que simplemente amenaza a todo aquel que se confiesa oponente del régimen.
Es la nueva cara del fascismo, que ya conocíamos en su anterior y más vieja versión chavista; la de las listas infames de Tascón; la del ministro Ramírez reconociendo que no le temblaría el pulso para volver a despedir a más gente de PDVSA, si no se apegaban a la revolución; la del brazo en alto, pero en nuestro caso golpeando con el puño la otra mano; la de la exaltación de la patria y del Estado que te lo da todo y al que todo le se le debe, como valores supremos; la de la preeminencia de los símbolos y vestimenta militares al más puro estilo “mussolinista” o “hitleriano”; la creación de organizaciones de choque, paralelas al ejército oficial, como las milicias o los círculos bolivarianos con franelas rojas, imitación de las “escuadras de acción” o “camisas negras” de Mussolini y de las “camisas pardas” de la Alemania nazi; así como también, de la sustitución del título de Führer,  Duce o Caudillo, por el de Comandante.
En fin, una historia harto conocida, que se cuenta en los libros de texto; pero en la cual nadie del oficialismo se ha querido reconocer hasta ahora, no obstante el  asombroso parecido.
Xlmlf1@gmail.com

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CARLOS E. AGUILERA A., A 116 AÑOS DEL DIFERENDO CON GUYANA

        El 2 de febrero de 1897,  Venezuela e Inglaterra firmaron el tratado a través del cual se estableció un Tribunal de Arbitraje.
El 4 de abril del pasado año 2011 la Cancillería de Guyana envió un comunicado al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en el que cuestiona la objeción venezolana y solicita ignorarla, por cuanto nuestro país desconocía el reclamo sobre la parte oeste del Río Esequibo, sujeto al Acuerdo de Ginebra. En el documento de cinco páginas Guyana criticó con dureza la posición venezolana, al mismo tiempo que ratificó que no hay “disputada territorial”, pese a que el Laudo Arbitral de 1899 estableció los límites terrestres entre los dos países y que el Acuerdo de Ginebra establece una “controversia” por el contencioso venezolano de que el Laudo es “nulo e írrito”.
Regiones Administrativas
del Territorio Esequibo
La posición guyanesa nos obliga necesariamente a retomar este tema, por cuanto se trata de un vasto territorio ubicado en la zona del Esequibo, que abarca dos tercios de los 215.000 kilómetros cuadrados que conforman el territorio guyanés, rica en minerales y bosques, más aún, luego de la pretensión del gobierno de Guyana de extender de 200 a 350 millas marinas la plataforma continental, una acción que genera muchas suspicacias, por tratarse de una decisión unilateral.
UN  POCO  DE  HISTORIA
En el escenario internacional las circunstancias obligaron a un arbitraje el 2 de febrero de 1897 en la ciudad de Washington, Estados Unidos, acto protocolario en el que Venezuela e Inglaterra firmaron el Tratado a través del cual se estableció un Tribunal de Arbitraje, en cuyas instancias se determinaría la extensión original de los territorio que fueron de Holanda y de España y que ahora reclama nuestro país.
En el inicio de este litigio Venezuela demostró en forma contundente la titularidad de todos los territorios situados en la margen occidental del río Esequibo, mientras que Inglaterra no pudo hacer lo mismo, y por el contrario presentó pruebas forjadas que no resistieron el cotejo con los instrumentos jurídicos y gráficos presentados por Venezuela.
Sin embargo, casi tres años después el 3 de octubre de 1899 se reunió en París el Tribunal Arbitral y burlando lo acordado en el Tratado que tuvo lugar en Nueva York, tomó una decisión que no se corresponde hasta la fecha actual, pues la misma se acordó mediante un fallo írrito y fraudulento, porque se determinó que “la línea de demarcación entre Venezuela y la Gran Bretaña seguía una línea equivalente a los actuales límites del territorio en reclamación”. Con esta decisión inapelable Venezuela fue despojada de 159.500 kilómetros cuadrados, ubicados en la margen occidental del río Esequibo.
Mapa de la Capitanía General
de Venezuela (1777-1810)
Cabe significar que por las condiciones que imponía el reino de Inglaterra, ningún venezolano fue admitido en el Tribunal de Arbitraje que deliberó en París. Por lo que los intereses venezolanos fueron representados por dos juristas norteamericanos: Melville Weston Fuller y Davis Josianh Brewer. El árbitro fue un ruso, Fiódor Martens y los representantes ingleses: Charles Baron Rusell y Sir Richard Hens Collins.
1966
Sesenta y siete años después de este despojo territorial, en el año 1966, durante el gobierno del Presidente Raúl Leoni, se origina una situación que es aprovechada por la diplomacia venezolana, pues las fuerzas políticas que actuaban en aquel momento en la Guayana Inglesa, reclamaban su independencia.
Venezuela, consecuente con su reclamación territorial sostenida durante tantos años, reitera la nulidad de la decisión del llamado Laudo Arbitral de París. Inglaterra condiciona las conversaciones  al reconocimiento, por parte de Venezuela, de la naciente República de Guyana, como a partir de entonces comenzó a denominarse la ex colonia británica.
Venezuela, a su vez, supedita el reconocimiento a la fijación de las conversaciones, lo cual acepta Inglaterra, pero a cargo de la naciente Guyana.
Inglaterra, nación favorecida por el Laudo Arbitral de París, admite la reconsideración del reclamo venezolano y el 17 de febrero de 1966 firma el Acuerdo de Ginebra con Venezuela, conveniencia que garantiza la reanudación de las negociaciones limítrofes, esta vez y a futuro con Guyana.
EL ACUERDO DE GINEBRA
El artículo 1º del Acuerdo de Ginebra reza textualmente: “ Se establece una comisión mixta con el encargo de buscar satisfacciones para el arreglo práctico de la controversia entre Venezuela y el Reino Unido, surgida como consecuencia de la contención venezolana de que el laudo Arbitral de 1899 sobre la frontera entre Venezuela y la Guayana Británica es “nulo e írrito”.
En el Acuerdo de Ginebra se establece como señalamos en párrafo anterior, la constitución de una Comisión Mixta paritaria, con representantes de Venezuela y Guyana, que debía explorar alternativas de negociación y acuerdos. Transcurrieron cuatro años, lapso durante el cual se celebraron 17 reuniones sin resultado alguno, por lo que cesó en sus funciones el 17 de febrero de 1970 durante el ejercicio presidencial del primer gobierno de Rafael Caldera.
PROTOCOLO DE PUERTO ESPAÑA
Ante el fracaso de la Comisión Mixta, el gobierno venezolano propuso la firma de un Protocolo que posteriormente sería conocido como de Puerto España, en el cual quedaron congeladas las conversaciones sobre el diferendo. Dicho protocolo se firmó el 18 de junio de 1970 en la capital de Trinidad y Tobago, entre representantes de Venezuela, Guyana e Inglaterra.
Mediante este instrumento, el gobierno venezolano propuso la suspensión de las conversaciones por espacio de doce años, en busca de una especie de plazo de espera que propiciara nuevas y mejores condiciones para las negociaciones. Esto implicó la suspensión durante ese lapso de la aplicación de los artículos 1 y 4 del Acuerdo de Ginebra y del artículo 33 de la carta de la ONU, que exhorta a las partes en conflicto a buscar una solución por vía de negociaciones.
El plazo de doce años venció en junio de 1982 durante el gobierno de Luis Herrera Campins, quien descartó la prórroga del Protocolo, y acogió la aplicación del Artículo 33 antes referido. Y fue precisamente esta disposición, la que posibilitó la escogencia del mediador, Oliver Jackman, quien falleciera a poco de ser designado. Con su nombramiento como alto comisionado del Secretario General de la ONU, Ban Ki-Moom, se esperaba una definitiva solución del diferendo territorial de nuestro país y Guyana, que alcanza ya los 116 años.
LA CONVENCIÓN DEL MAR
El acuerdo de la Convención del Mar de las Naciones Unidas, señala que las extensiones de la plataforma continental no prejuzgan la cuestión de la delimitación entre Estados con costas adyacentes o situadas frente a frente. Es decir, un Estado no puede alegar dicho asunto para reclamar la titularidad de la zona en reclamación de límites con otro Estado. Además de ello, un documento académico titulado “La soberanía Venezolana en la Fachada Atlántica”, refiere que “los derechos venezolanos, aún estando salvaguardados, también son afectados por la solicitud guyanesa”.
Y aún cuando Venezuela no pertenece a la Comisión de Límites de Plataforma Continental de la ONU, porque no suscribió la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, si puede presentar sus alegatos, como lo hizo en el caso de la solicitud de extensión marítima de Barbados en el año 2008. El entonces canciller Nicolás Maduro había asegurado que el tema estará en manos del buen oficiante de la ONU para resolver la controversia, quien deberá ser aceptado por los dos países y comisionado por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lo cual demuestra palmariamente que la controversia entre Guyana y Venezuela existe, a pesar que la parte guyanesa la desconoció al solicitar primeramente la solidaridad de los gobiernos de Barbados, Surinam y Trinidad y Tobago, y posteriormente la solicitud ante la Comisión  de Límites de Plataforma Continental.
Dolorosamente para nuestro país, la reclamación venezolana sobre el territorio de la Guayana Esequiba permanece en un limbo, cuya suerte se desconoce hasta los actuales momentos, por el poco o ningún interés demostrado por el gobierno que presidió el Teniente Coronel (+) Hugo Chávez y del cual fue Canciller durante siete años, Nicolás Maduro.
La historia juzgará a quienes por indolencia y falta de patriotismo no han reivindicado aún esa rica porción de nuestro territorio de 150.500 km2, hoy invadido por transnacionales que explotan ricos yacimientos de bauxita, manganeso, oro y diamantes.
Carlos Aguilera
careduagui@yahoo.com

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JESÚS ALEXIS GONZÁLEZ, VULNERABILIDAD DE NUESTRA “SOCIOECONOMÍA”/ I

Reflexión inicial: Asumimos que el debate relativo al “modelo rentista petrolero”, a la necesidad de “sembrar el petróleo”, a los problemas vinculados a la diversificación productiva, a la generación de divisas y al financiamiento externo, entre otros, está suficientemente agotado en su diagnóstico e igualmente ausente de un cuerpo teórico en el campo de la “socioeconomía” de donde emanen recomendaciones de políticas y propuestas de acción con su correspondiente cronograma para su ejecución.
Tal reflexión nos permite destacar la necesidad de procurar un diálogo nacional en aras de canalizar una concertación estratégica que culmine en una política de crecimiento económico con equidad social abstraída de cualquier sesgo ideológico que apunte hacia un Estado regulador de la sociedad (capitalismo de Estado) negador a ultranza del mercado (en lugar de su automatismo) y del sector privado, perfilando un totalitarismo impregnado de regulaciones, de populismo caritativo (“mano extendida”) y altamente ineficiente. Se hace obligante la  instrumentación de un modelo de desarrollo que reestructurando el papel del sector público, armonice en interacción con el sector privado, un aumento persistente de la oferta de bienes y servicios apoyándose en el dinamismo del capital humano observado como la elevación de las capacidades del ciudadano (mejoramiento de su condición de vida y productividad); todo ello en el marco de un Estado institucional y democrático que con responsabilidad y visión de trascendencia asuma la validez de la expresión: “no existe mejor política social que una buena política económica”.
La vulnerabilidad macroeconómica hace referencia a la capacidad que tiene un país (a corto y mediano plazo) para hacer frente a hechos económicos inesperados (básicamente externos), que pueden afectar el desempeño del crecimiento y potencial desarrollo económico y consecuencialmente el bienestar de la población. Es de esperar que esa visión de país ha de estar estructuralmente vinculada a la coherencia de un modelo determinado donde se privilegie la seguridad (personal y jurídica) como elemento vital para estimular reinversiones y nuevas inversiones de origen privado (nacional y extranjero), que dadas las expectativas favorables hagan viable la conformación de variadas actividades productivas; teniendo plena conciencia que en la Venezuela actual no estamos preparados para protegernos de los efectos externos, ante la ausencia de políticas públicas relacionadas con nuestra “socioeconomía”.
Es de resaltar, en sintonía con la Comisión Económica Para América Latina (CEPAL), que los más relevantes aspectos de vulnerabilidad macroeconómica se vinculan con la influencia de las reservas monetarias, en el total de producción y su diversificación, en la deuda interna y externa, en el saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos, entre otros; escenario que holísticamente repercute muy especialmente en el comportamiento inflacionario habida cuenta de la ejecución de políticas expansivas de la masa monetaria y del aumento en aquellas importaciones (“economía de puertos”) con marcado efecto multiplicador en los circuitos internos de la economía; con el consecuente impacto sobre la generación de desequilibrios en la renta disponible (elevación del índice de precios) , en los niveles de empleo y  pobreza del país.
Economista. 26/04/2013
observatorio2012@gmail.com

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